Estrella Michelín es igual a restaurante caro. Frase 0,60 que dirían Ojete Calor, pero que algunos chefs se empeñan a desmontar ofreciendo buena comida a un precio asequible.
No son muchos, eso es una realidad. En Cataluña sólo hay tres, pero merecen mucho la pena. Por extraño que resulte, comer en uno de estos establecimientos puede costar menos de 50 euros.
He aquí el listado para los foodies.
Les moles
Una sorpresa nada más empezar. Barcelona no es la única ciudad, ni tan sólo provincia que tiene restaurantes en la famosa guía de restauración. Al sur del territorio, en Ulldecona se esconde Les moles, un restaurante guiado por el chef Jeroni Castell y que ofrecen hasta 30 menús degustación. Una cifra por los 30 años que lleva en marcha.
La variedad también está en los precios. Si bien el más tradicional suele ser de 140 euros. Pero para quien no puede permitirse tanto, que no se preocupe. Por 43,90 euros uno puede degustar el llamado Menú a la Carta compuesto por medias raciones, que no van a dejar a nadie con hambre. Si se va a la noche cuesta seis euros más, y se llama Menú Tradició. Todo con productos de les Terres de l’Ebre.
Xerta
Ya sí en la ciudad condal se encuentran las propuestas de Fran López, quien dirige los fogones de Xerta. También con una estrella Michelin, este restaurante ubicado en pleno Eixample de Barcelona dispone de un menú ejecutivo que cuesta menos de 50 euros.
Con este precio ajustado se puede degustar la cocina del Ebro de martes a viernes sin necesidad de coger el tren. Como si se tratara de un menú tradicional de cualquier bar, los comensales podrán escoger entre una gran variedad de primeros platos, mientras de segundo hay varias opciones entre carne y pescado. Los postres son directamente deliciosos y, obviamente, caseros.
Fogony
Y una vez más, la provincia que muchos turistas olvidan cuando tiene lugares tan increíbles como la cocina de Zaraida Cotonat. Esta gran cocinera abrió este restaurante en Sort y con su experiencia ha logrado una estrella Michelín que la sitúa en el Olimpo de los dioses de la gastronomía. Lo hace con unos platos tan ricos y trabajados como económicos.
Lo más apto para todos los bolsillos es el menú Slow Food. Por 45 euros, uno puede disfrutar de quince elaboraciones propias con productos de proximidad que van desde la ternera del Pirineo, al cordero xisqueta pasando por la trucha de Tavascán. Se considera uno de los menús degustación más completos y baratos de todo el país.