Cataluña tiene unos paisajes increíbles. Desde los Pirineos al Mediterráneo, pasando por sus valles y ríos, uno sólo quiere tener la mejor panorámica de estos espacios. Para ello, nada mejor que acudir a miradores naturales y dejarse llevar.
Para algunos hace falta caminar un poco, a otros se accede en coche y, además, lograr las mejores instantáneas para redes. Y atención, porque no todos están en cimas altísimas.
Mirador de Punta de Porroig
Que hayan puesto unas tablas de madera para que los curiosos no arriesguen su vida, no hace a este espacio menos natural. A las afueras de Salou, una de las ciudades más turísticas de la Costa Dorada, se encuentra este pequeño cabo que no sólo ofrece unas tremendas vistas al Mediterráneo, también al litoral catalán.
Mirador dels Quatre Vents
Este nombre puede ser muy popular, de hecho, existen varios iguales en Cataluña, pero sólo uno de ellos tiene unas vistas espectaculares a una de las montañas más sagradas del territorio, el de Ullastrell. Desde allí se disfruta de una tremenda panorámica. A los pies se ve desde la fábrica Seat de Martorell hasta el pueblo de Rosalía, Sant Esteve Sesrovires. Y sí, la montaña de Montserrat y su monasterio.
Castillo de Verdera
No se asusten los puristas, a pesar de hablar de una construcción humana está en ruinas y en medio de un pico de montaña. Este castillo, queda por encima del monasterio de Sant Pere de Rodes, cuando los Pirineos se acercan a la Costa Brava.
Desde este punto, por el que se sube andando por un camino empedrado, se tiene unas vistas espectaculares del Empordà, los Pirineos y la Costa Brava. Además, las ruinas del castillo, erigido en el año 904, permiten hacer unas fotos espectaculares desde los agujeros de las ventanas que todavía están en pie.
El Morro de l’Abella
No hace falta salir de la provincia de Barcelona para gozar de unas vistas de infarto. Desde lo alto de una de las montañas de Tavertet (un pueblo medieval que bien vale una visita) se puede ver el famoso pantano de Sau y los acantilados que lo rodean. No está intervenido, por eso recomiendan ir con cuidado cuando se va con niños y hay horarios de visita.
Mirador del Ter
Por último, un punto al que se accede por distintas rutas de montaña, aunque el resultado siempre es el mismo: el visitante enmudece y se queda con la boca abierta al ver el trazado y las aguas del río Ter a su paso por esa zona de Osona. Pero hay una sorpresa añadida, entre las aguas, aparece una incursión de tierra donde se encuentra el Monasterio de Sant Pere de Casseres. Sin palabras.
Noticias relacionadas
- El pueblo medieval de Cataluña que enamoró a los romanos y fue asediado por piratas
- Otra desgracia en el mar: dos niñas ingresadas por ahogamiento en Castelló d'Empuries
- El pueblo de la Costa Brava con sus 27.000 metros cuadrados de calas, miradores, terrazas y playas
- Tres calas secretas de Cataluña a las que puedes llegar fácilmente en transporte público (Renfe)
- Esta es la cala de aguas turquesas más impresionante de Girona: arena dorada, refugios de pescadores y calma