Es muy difícil quedarse con tan sólo una cosa de este municipio que enamoró al Hollywood clásico. Por eso, hablar de Tossa de Mar es hacerlo de sus playas, de sus calles, de su castillo y de su gente. Y todo, a 90 minutos en coche de Barcelona.
Para llegar es necesario el vehículo privado o un autobús de línea. Se trata de coger la AP-7, salir a la altura de Maçanet de la Selva y continuar por la C-35 hasta el desvío que aparece hacia el destino.
Historia
Es imposible resumir todo en un artículo y más cuando se conoce que hay asentamientos del paleolítico, que los romanos situaron el puerto de Turissa de las que se pueden ver algunos vestigios. La Villa Ametllers, es un antiguo balneario del siglo I a.C. de los que se conservan los cimientos y los mosaicos de sus suelos.
Más altas son las murallas que se conservan de la época medieval y del famoso castillo del siglo XII que preside una de las bahías más atractivas de la Costa Brava.
Castillo
Arrancar por esta parte de Tossa es de obligación. No queda mucho de él, algunas murallas y la torre de defensa, pero vale la pena subir desde la playa para verlo.
De acceso para todos los públicos, a este enclave que, en su día, sirvió para defenderse de los piratas, se llega por una rampa que nace desde la playa principal.
Playas
La playa Grande es, como ya se dijo, de postal. 370 metros de largo y 80 de ancho con un paseo marítimo al fondo repleto de tiendas y restaurantes para todos los gustos. Claro que Cala Pola le empieza a hacer sombra. Aunque esté a cinco kilómetros, llegar hasta allí por el camí de ronda es enamorarse del litoral catalán.
Luego, uno puede continuar hacia el norte y dar con la Cala Giverola o incluso dar unos pasitos más para dar con el espacio naturista de la cala Futadera o sur hasta la cala del Senyor Ramón, una estrecha lengua de arena en medio de unos elevados acantilados que fascinan. Si se quiere pasear menos, al sur hacia las calas Llevado o Es Codolar, ideal para el snorkel.
Qué ver
Y más allá de ruinas, castillos y playas, las calles de Tossa valen mucho la pena. Para los amantes del shopping y los restaurantes está la calle dels Socors, donde está la iglesia de la virgen homónima. Para los que les gusta el turismo urbano, la vila vella esconde la iglesia de Sant Vicent, el museo municipal o el faro de Tossa.
Y luego, queda descubrir la estatua dedicada a una diva de Hollywood, Ava Gardner, la actriz que se enamoró de esta localidad durante el rodaje de Pandora y el holandés errante. Algunos de sus vecinos recuerdan las fiestas que se montaba y la llegada entonces de Frank Sinatra, Mario Cabré y otros. Claro que un ciudadano ilustre que sigue yendo es Andrés Velencoso, para algunos, el monumento real de Tossa.