La situación de las viviendas okupadas en España llega a tal extremo que obliga a muchos propietarios a tener que actuar por su cuenta para recuperar su piso.

Uno de estos casos es el de Daniel, un ciudadano de origen rumano que vive en Zaragoza, que vio como en cuestión de pocas semanas sus inquilinos dejaron de pagarle el alquiler pero permanecieron en su vivienda.

Denuncia

El ciudadano fue a denunciar a la policía, pero le dijeron que hasta que no tuvieran una orden judicial no podrían actuar. Un periodo de tiempo que podría tardar entre varios meses y un año, le dijeron.

Ante la impotencia por la situación, Daniel decidió actuar por su cuenta ya que, en su opinión, “la ley no hace nada”. “Si la ley les permite hacer estas cosas, que lo hagan en los pisos que no hay nadie”, no en los pisos que los propietarios ponen en alquiler, sugiere.

"Ley rumana"

Daniel, en cambio, ha optado por otro método. “Si la ley española aquí, aguanta, porque aguanta, yo ya he avisado, yo voy a aplicar la ley rumana, que significa que a mí nadie me toca los cojones”, confiesa ante las cámaras de Aragón Televisión. 

Sus palabras se traducen en que, harto por la situación, ha ido a su propia casa para tirar la puerta abajo y echar a los okupas. Equipado con un martillo, ha aporreado la entrada hasta que ha conseguido entrar. Daniel advirtió antes a la policía, que le recomendó no tomarse la justicia por su mano. En todo caso, el propietario no encontró a los okupas dentro cuando derribó la puerta y pudo recuperar su vivienda.

Práctica común

No es el único al que le ha pasado algo así. En Mataró (Barcelona), un vecino tuvo que aprovechar las vacaciones a Ibiza de sus inquilinos, que llevaban seis años sin pagar, para recuperar su casa. Ahora, el catalán está denunciado por los okupas.

Otra vecina de Vinarós (Castellón), hizo algo parecido. Aprovechó que los delincuentes dejaron la casa vacía una tarde para entrar a su piso y tapiarlo, así ya no pudieron volver a entrar.