Una planta de producción relativamente pequeña en Barcelona se ha convertido en una pieza clave en el suministro de tecnología para la banca a escala internacional. Se trata del Centro de Personalización de Tarjetas Bancarias que tiene en Parets del Vallès la multinacional francesa Thales, proveedor de entidades financieras de todo el mundo.
Esta compañía tecnológica se dedica a producir sistemas electrónicos avanzados para sectores como las telecomunicaciones, defensa y seguridad. Por ejemplo, es uno de los principales proveedores de tarjetas SIM para 450 operadoras telefónicas, participa junto a Indra en proyectos europeos como los satélites Galileo (el GPS europeo) y también tiene una estrecha relación con la banca, tanto para la producción de tarjetas como para la protección a nivel de ciberseguridad con criptografía a prueba de ordenadores cuánticos.
Creadores del "cerebro de la tarjeta"
La compañía gala trabaja con "todos los bancos", entre ellos Santander: tres de cada cuatro tarjetas de débito y crédito de la entidad cántabra en todo el mundo están hechas por la plantilla de Thales en España. "En Barcelona, aquí en Parets, tenemos el centro de personalización y tenemos un equipo grande para la personalización de tarjetas bancarias", explica Eva Rudin, vicepresidenta de Soluciones de Conectividad Móvil de Thales.
Este proceso "significa que una vez que tú fabricas, por ejemplo, una tarjeta de Santander, en la última etapa de la producción de una tarjeta bancaria, se pone el número y el chip, el módulo ese dorado, que es el cerebro de la tarjeta". "Es un semiconductor con el sistema operativo que nosotros hacemos. Y es donde se guardan los secretos. Es allí donde se gestiona toda la transacción de datos", detalla la ejecutiva francesa.
Así funciona el pago 'contactless'
El chip de las tarjetas está protegido "con criptografía, por supuesto, porque si no, se podría interceptar". "La última etapa es poner el número y el nombre de la persona y poner lo mismo dentro del módulo, del chip", señala Rudin.
"Dentro tienes esas informaciones protegidas y es eso lo que luego se comunica cuando haces el pago sin contacto o el pago con contacto", indica la directiva. "La personalización de la tarjeta, con la carta que te llega a tu casa, la hacemos en el último día", añade.
Datos y microchips
"Si yo pierdo mi tarjeta o subo una tarjeta nueva y la voy a tener dentro de tres o cuatro días, nosotros recibimos los datos, el fichero, diciendo que se necesita una tarjeta nueva para Eva, lo recibimos por la noche y el mismo día está hecho", subraya la vicepresidenta de Thales. "La tarjeta la hemos producido nosotros. La tarjeta virgen, digamos, que pone solamente Santander", revela.
"Y, luego, por la noche, va a llegar la instrucción de decir una tarjeta para Eva, otra para Begoña. Y ahí es donde se personaliza, se meten los datos en el chip para leer la impresión de la tarjeta que viene. Y eso lo hacemos en el país en cuestión", concluye. El peso de Taiwán en la cadena global de suministro de microchips es de sobra conocido, pero lo es menos el papel que juega una pequeña localidad barcelonesa en el complejo e internacional proceso tecnológico que garantiza que todo funcione cada vez que pagamos con tarjeta.