La Comisión Europea se pronunció sobre el despliegue de las redes 5G a principios de este año antes de que la pandemia del Covid-19 llegará con fuerza al continente. Entonces, se establecieron ciertas recomendaciones con el objetivo de garantizar la seguridad y la interoperabilidad en la implantación de las redes de quinta generación.

“Se pensaba que la Comisión Europea iba a hacer lo que Estados Unidos quería, es decir, bloquear y dejar fuera a ciertas empresas, pero al final se optó por dejar que los Estados miembros eligieran procedimientos que garantizaran la seguridad, sin descartar a nadie”, explica a Crónica Global el experto en la tecnología 5G y catedrático de la Universidad Politécnica de Valencia, José Francisco Monserrat.

Miles de millones de euros

Como definió la propia la vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea, Margrethe Vestager, la estrategia europea para las redes 5G pasa por “respetar la naturaleza abierta del mercado interior, la seguridad de los ciudadanos y nuestra soberanía tecnológica”. Y el comisario de Mercado Interior y responsable de Industria y Telecomunicaciones, Thierry Breton, añadió, además, que "no se trata de discriminar, sino simplemente de fijar unas reglas”.

El potencial de las redes 5G, como subraya la Comisión Europea, no se limita únicamente a la provisión de servicios de comunicación móvil entre usuarios finales, sino que Bruselas estima que las redes 5G generarán unos ingresos mundiales de 225.000 millones de euros de aquí a 2025. El estudio Identification and quantification of key socio‐economic data to support strategic planning for the introduction of 5G in Europe calcula que, en diferentes sectores, se obtendrían unos beneficios superiores a los 100.000 millones anuales y una importante creación de empleo.

Las reglas del juego

Las redes 5G son un activo clave para que Europa pueda competir en el mercado global y, por ello, se ha hecho mucho énfasis en un enfoque coordinado entre los Estados miembros para abordar los desafíos de seguridad relacionados con estas tecnologías. “Realmente existe un riesgo en el ámbito de la seguridad y hay que garantizarla como sea”, subraya Monserrat.

La UE cuenta desde hace más de una década con un conjunto de instrumentos normativos europeos para reducir cualquier riesgo, como el Código de Comunicaciones Electrónicas y el Reglamento de Ciberseguridad (Cibersecurity Act). Ahora, además, a estas medidas se les añaden otras más estratégicas y técnicas.

Interoperabilidad

Varios Estados miembros se han mostrado a favor de una interoperabilidad de equipos para reforzar los requisitos de seguridad y aplicar estrategias que garanticen la diversificación de proveedores. Francia ya confirmó el pasado año que no iba a excluir a ninguno de sus proveedores actuales, lo que incluye a compañías asiáticas como Huawei, y en Reino Unido algunas operadoras ya se han quejado del sobrecoste que supondría cambiar los equipos actuales.

“En esta carrera, Huawei ahora mismo es líder y controla todo el ecosistema, desde los chips, hasta los móviles y la infraestructura. Detrás se encontrarían Ericsson, Nokia y Samsung”, concluye Monserrat.