Es tiempo de estar en casa y salir lo justo y necesario. Los primeros días tras decretarse el estado de alarma fueron los más duros por ser, también, los más inciertos y desconocidos. Pero han ido pasando las semanas y al final no ha habido más remedio que adaptarse a esta nueva situación.

El cese de la vida social de los españoles ha obligado a los artistas a renovarse. Así, de llenar salas de conciertos y festivales, les ha tocado lanzarse a las terrazas, balcones o grabarse en casa para amenizar y alegrar el día a sus fans o groupies.

El mundo online

Uno de los sectores a los que esta crisis ha golpeado duramente es justamente el de los eventos. Los festivales de todo tipo se han cancelado o retrasado a la espera de ver cómo avanza el coronavirus. Los artistas, a medida que iban pasando los días, subían vídeos a sus redes sociales, ya sea Instagram, YouTube o Facebook, para seguir conectados con sus audiencias.

Los eventos online en plataformas com Eventbrite han crecido más de un 200% en marzo, respecto al mes anterior. “La búsqueda y demanda de artistas se ha multiplicado por 10 y la oferta en internet casi se triplica, por lo que hay una oportunidad muy interesante ahí”, detalla a Crónica Global, Ismael García, director de Eventbrite en Madrid.

Conciertos en las redes sociales

Los eventos que han dado el salto a internet son de lo más diversos. Desde los que están enfocados a la salud y bienestar, hasta congresos y charlas de negocios o de desarrollo personal. Pero también tienen cabida ahí los conciertos online. Sin embargo, muchos todavía siguen quedándose en las redes sociales y no dan el salto a otras plataformas donde puedan monetizarse. Algunos recintos sin embargo sí que ya están buscando la manera para llenar un poco la caja en estos momentos más difíciles. “Esta crisis ha acelerado la virtualización de nuestra vida”, subraya García.

La gratuidad de muchos conciertos online, ya sean en directo o grabados, tiene que ver con la solidaridad que también ha nacido de esta crisis. Todos quieren aportar su granito de arena. También los artistas. “Todavía no ha llegado el momento de cobrar un euro o dos euros por una entrada virtual para un concierto, pero sería muy positivo para la industria”, matiza García.

Amaral ofreciendo un concierto desde su casa / INSTAGRAM

Iniciativas solidarias

En la misma línea se expresa Alba Colombo, profesora de Estudios de Artes y Humanidades de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC), y experta en análisis de eventos. Según Colombo, los artistas han pasado por las mismas fases que el común de los mortales. La primer semana de encierro les ha pillado un poco en shock, la segunda se han lanzado a ayudar y hacer iniciativas por el bien común y ahora comienza la etapa de ver cómo monetizar su trabajo y reinventarse, ya sea con conciertos más íntimos o con nuevos formatos.

Pero romper esa barrera es difícil. “El problema es que no saben cómo va a reaccionar su audiencia”, señala. Aunque, según Colombo, ya se están viendo iniciativas, con entradas a precios muy bajos, que intentan compensar este duro golpe. “Las empresas de eventos lo están sufriendo mucho y toca un cambio de perspectiva. Es posible que se apuesten por otros formatos online después de todo esto. Con las descargas ya ocurrió y la industria logró reinventarse”, añade.

Una chica escucha música desde su casa / FREEPIK

 

El streaming, en auge

Por suerte, apunta esta profesora, los españoles están cada vez más acostumbrados a pagar por ver lo que quieren, con tarifas ajustadas como es el caso de plataformas como Netflix. No obstante, siempre habrá una audiencia que preferirá la esencia de generar una comunidad. Pero el consumidor de un evento más individual no tiene por qué ser competencia de la audiencia de los festivales.

“Yo creo que acabaremos viendo eventos y conciertos online de pago. La situación de ahora es excepcional y estamos ante una crisis sanitaria, pero también económica, y lo que les pasa todavía a los creadores es que tienen miedo a perder audiencia y a que las iniciativas de pago sean mal interpretadas”, concluye Colombo.