Cuando uno ve el cartel de Frontera, la nueva película protagonizada por Miki Esparbé, no piensa que Judith Colell pueda estar detrás dirigiéndola. Ella misma, en realidad, tampoco. Se sorprendió al recibir el encargo, pero apenas dudó y aceptó el reto.
La jugada le ha salido bien. No solo ha sacado adelante una película de gran presupuesto, sino que ha conseguido hacer suya una historia de posguerra. Y eso que, al principio, la veía como una película muy masculina, pero logró desmontar ese tópico.
La cinta se centra en contar cómo algunos españoles ayudaron a judíos a cruzar la frontera cuando Alemania y Francia estaban dominadas por los nazis y España, subyugada por el franquismo, vivía en plena posguerra. Sin embargo, Colell le dio la vuelta al enfoque.
Las escenas íntimas, con un gran peso de los personajes femeninos, forman parte esencial de la trama. Ellas, de alguna manera, activan la acción. Todo sucede en espacios interiores, en escenas íntimas, aunque las escenas de exteriores, rodadas en el Pallars, también tienen un peso destacado.
En este sentido, el rodaje ha sido todo un reto, confiesa Colell. Las temperaturas y el clima no lo pusieron fácil, aunque, visto el resultado, no lo parezca.
La también presidenta de la Acadèmia del Cinema Català recibe a Crónica Global en los estudios de Diagonal TV, rodeada de premios. Confiesa que no tiene ninguno de los galardones que ha recibido la productora, ni siquiera un Goya o un Gaudí. Tal vez con Frontera cambien las cosas.
Judith Colell
- Sorprende ver a Judith Colell en una película sobre la posguerra o… ¿histórica?
- Yo diría que es un thriller histórico, pero también es una película que dialoga mucho con el presente, porque explica cómo reacciona la gente ante quienes cruzan fronteras y, de repente, son percibidos como una amenaza. Hay quienes quieren ayudar, otros denunciar y otros mirar hacia otro lado pensando que eso no va con ellos. Y siempre hay algo que les hace cambiar el chip y decidir qué hacer. Como decía Miki una vez, es una película que grita acción.
- En este sentido, también tiene un punto de drama, un punto de thriller y un punto de acción. Es decir, es un poco difícil de definir.
Judith Colell
- Es curioso que el miedo al otro, al que viene de fuera, sea algo histórico y, a la vez, tan actual. ¿Qué nos da tanto miedo?
- Cada cierto tiempo se intensifica esta visión. Creo que olvidamos. De alguna manera, el mal, la intolerancia, la falta de empatía y de solidaridad aparecen cíclicamente con el paso de los años. Y ahora se da la casualidad de que estamos en un momento especialmente crítico, con la ultraderecha gobernando en gran parte del mundo y con una juventud que se está olvidando de lo que pasó hace no tanto, y que piensa que no hay ningún problema con una dictadura. Hace menos de un siglo teníamos el fascismo en casi toda Europa y ya sabemos cómo acabó.
- Por eso está bien hacer ejercicios de memoria. No solo con esta película, sino con muchas otras. Ejercicios de memoria para que la gente recuerde.
Judith Colell
- ¿Esperaba que la película tuviera esta implicación con el presente o ya nació en este contexto?
- Cuando me enviaron el primer guion me sorprendí. Pensé: ¿yo, para hacer esto? Una película tan grande, con acción y thriller. Luego me di cuenta de que sí, de que tenía una clara implicación con el presente, que dialogaba con él y con el cine social, que es lo que siempre me ha interesado.
- Parece que habla de la acogida.
- La película habla de inmigrantes judíos que escaparon de la Alemania y la Francia nazis, pero también de cómo muchos españoles cruzaron el Atlántico durante el franquismo. Habla a muchos niveles. Es una historia del pasado poco conocida, pero que conecta claramente con el presente.
- Hoy en día hay muchísima gente cruzando el mar porque huye de la guerra. Nadie se va de su casa porque sí. A nadie le gusta huir de su hogar. Como dice una poeta angoleña-británica, nadie se lanza al mar a menos que ese mar sea más seguro que la tierra que deja atrás. Tenemos que ser más solidarios, abrir más los brazos y entender que estas personas no son ninguna amenaza. Tenemos la obligación de ayudarlas, porque no se van porque quieran, sino porque no tienen otra opción.
Judith Colell
- Su cine social siempre ha sido más íntimo y personal, ligado a una realidad presente. ¿Fue también un reto? ¿Hubo algún momento inicial de rechazo?
- No, en absoluto. Me pareció un reto desde el primer momento. Sí tuve alguna duda puntual, de preguntarme qué era aquello, pero Marta Ramírez, la productora, me envió el proyecto, me convenció y ahora siento la película como muy mía.
- Además, las escenas del hogar familiar recuerdan a sus trabajos anteriores.
- Claro. Había unos personajes con los que tenía que trabajar. La película tiene una parte muy centrada en los personajes y una mirada muy femenina. He dado mucho peso a las mujeres, tienen mucha presencia, y eso es muy mío. Igual que el trabajo con los rostros y el alma de los personajes. Por tanto, es una película de época y de gran formato, pero la siento muy cercana.
- Hasta ahora no había pensado en hacer este tipo de películas, ni se lo habían propuesto. ¿Le cuesta hacer cine de gran formato?
- A mí me cuesta más hacer películas pequeñas. Me ha costado más levantar películas pequeñas que grandes, porque lo realmente difícil es sacar adelante proyectos personales, de autor. Lo he vivido en primera persona: he estado muchos años intentando levantar películas mías y en algunos casos no lo he conseguido. En cambio, las películas más abiertas, más pensadas para el gran público, a veces cuestan bastante menos que las más personales.
Judith Colell
- Parece que las películas pequeñas se dejan para ver en casa, ¿no?
- Creo que lo bueno para una cinematografía es que haya todo tipo de películas. Las películas pequeñas viajan muy bien por festivales y hacen que nuestro cine se conozca fuera. En los festivales hay muchísimo público y es muy importante la presencia de nuestra cinematografía. Por eso, este tipo de películas tienen un papel fundamental.
- Es bueno que haya películas pequeñas, medianas y grandes. Una cinematografía sana es aquella que abarca todos los géneros y todos los formatos.
- Y como presidenta de la Acadèmia, ¿al cine catalán le faltan películas grandes?
- No. Mira Wolfgang, El 47 o Saben aquell. Se están haciendo películas grandes. El año que viene llegará Balandrau, Cronos y se estrenarán muchas producciones de gran formato. Además, lo más importante es que el público ha respondido: ha ido al cine y ha acogido muy bien estas películas, lo que supone un paso adelante muy importante.
