2017 fue, tal vez, el año más convulso de Cataluña. El 17 de agosto, Barcelona y Cambrils vivieron el primer atentado yihadista de su historia, un ataque que acabó con la vida de 16 personas y dejó más de 130 heridos.
Mientras todo esto pasaba, Younes Tisghiti, un adolescente de 12 años originario de Vic, estaba de viaje al país de su familia, Marruecos. Cuando volvió, su familia, en un intento de protegerlo, intentó no darle toda la información y, mucho menos, mostrarle ciertas imágenes.
Velas y flores en recuerdo de las víctimas del 17A en las Ramblas de Barcelona
Pocos meses después, cuando Las Ramblas, la Costa Daurada y la población catalana en general todavía no se habían repuesto de este duro golpe, el 1 de octubre se celebraba el referéndum independentista.
Luego llegaría una declaración unilateral de independencia de 7 segundos y la intervención de la Generalitat por parte del Estado con la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
Urnas del 1-O
Mal año para ser un adolescente en busca de identidad. Eso pensó el director de cine Álex Lora, candidato al Oscar por La gran obra.
El realizador catalán, afincado en Nueva York desde hace años, estaba también en Cataluña ese 2017. Fue a visitar a su madre en verano y pasó todo esto.
El director Àlex Lora
No fue un año más. A pesar de que el tiempo pasara y él siguiera haciendo películas, ese año y todo lo vivido durante esos pocos meses seguían en su cabeza. Ocho años después, lo ha convertido en un film.
Hace apenas unas semanas, el realizador daba por finalizado el rodaje de L’escletxa, su segundo largometraje tras Unicornios. La cinta aborda esos convulsos y trágicos días de 2017 desde otro lado, se diría que casi desde la perspectiva de Younes.
Younes Tisghiti y Àlex Lora
No es su historia, pero podría ser la de cualquier adolescente o joven de Cataluña, especialmente migrante o de familia migrada, que, en pleno proceso de encontrar su identidad, es sacudido por el 2017.
Un atentado y un referéndum independentista, en el que lo identitario se pone sobre la mesa con posturas muy polarizadas, complican todavía más la pregunta clave de esa etapa vital.
Origen, piel y catalanidad
"Hasta cierta edad, todos somos niños", recuerda Lora, "pero en un momento, dependiendo de cómo hables, de tu físico, del color de tu piel y otras muchas cosas, tienes que enfrentarte a una realidad de la que, hasta entonces, quizás no eras del todo consciente", prosigue. "Aunque quizás también pasaba", sentencia.
Especialmente, para algunos. "En este caso, es el hijo de un padre marroquí y de madre catalana, que es catalán. Pero ¿quizás su piel dice que no es catalán? ¿Para quién no es catalán o español?", se pregunta. "Todo esto es muy relativo y es algo que a mí me interesa, porque, al final, tiene mucho que ver con la percepción y los prejuicios", concluye
Rodaje de 'L'escletxa'
Pasado y presente
Por eso, más allá del 17A y del 1O, el tema de L'escletxa es la identidad. Han pasado ocho años de ese momento. Todo parece pasado. Ya no hay atentados, el independentismo está en horas bajas, pero el factor identitario ha vuelto a resurgir.
La aparición de nuevos partidos de extrema derecha ha hecho que la identidad catalana, española, francesa, alemana y de muchos países se ponga a debate. Y la inmigración vuelve a ser objeto de todas las miradas.
De Nueva York a Ripoll
L’escletxa, es decir, la brecha entre la población, se ha vuelto a abrir. Lora lo ha notado. A pesar de vivir en Estados Unidos, cada año sube a Ripoll a ver a su madre, igual que hizo en 2017. Las cosas han cambiado.
“Entre 2021 y 2023 viví dos años y medio en Ripoll, y allí vi que la herida no se había curado, todo lo contrario. Quizás, a partir de algunos hechos, se hizo cierto populismo para llegar a determinados lugares”, confiesa.
Rodaje de 'L'escletxa'
El director no da nombres, sólo deja caer que “si miras las estadísticas, igual no la situación no es como dicen”. En cualquier caso, no le cabe duda de que “el pueblo está muy dividido y no hay nadie que no conozca a alguien que conozca a alguien” de las personas que estuvieron involucradas en esos atentados.
De allí el título del filme y la historia que relata. Confiesa que “no va sobre los atentados ni sobre el referéndum”, solo es el marco perfecto de unos hechos que sucedieron y que es el contexto ideal para hablar de lo que le interesa: la identidad.
La trama de 'L'escletxa'
La trama gira en torno a Pol Khaled (Younes), un joven nacido en Ripoll que, en 2017, se ve sacudido por estos dos hechos que sacudieron a Cataluña. De padre marroquí y madre catalana, el adolescente siente esa brecha del título: en su país, en su ciudad y en él mismo.
La actriz Anna Alarcón, que da vida a la progenitora de Pol, da más pistas de qué sucede. Montse, como se llama su personaje, “representa la identidad catalana”.
La actriz Anna Alarcón en el rodaje de 'L'escletxa'
La madre “tiene un dolor desde la ruptura con el padre de Pol” y, cuando ve que su hijo se acerca a ciertos círculos, empieza a tirar de él. Ella misma reconoce que ha “construido el personaje desde el miedo”.
“Ella siente que su hijo siente una llamada e intenta que no vaya hacia allí”, adelanta. El problema es que su intento “puede generar un efecto rebote”.
Entrevista a Anna Alarcón
En cualquier caso, ni ella, ni el debutante Younes, ni Lora quieren dar muchos datos más. Crónica Global habla con ellos en las últimas jornadas del rodaje de L’escletxa.
Ha durado seis semanas. Se ha producido entre Ripoll, Cardedeu y Cornellà. No ha sido fácil. Y no precisamente por los permisos del municipio donde pasó todo, matiza el director. Tampoco por su actor principal.
Anna Alarcón y Younes Tisghiti
A pesar de que es la primera vez que Younes Tisghiti se pone delante de las cámaras, su director no puede estar más contento con él. “Tiene una intuición que no todo el mundo tiene”, revela; solo ha tenido que “potenciar” aquello que ya trae de fábrica, asegura.
El actor novel lo considera un desafío, pero admite que le ha resultado menos difícil de lo que le parecía al principio. Sobre todo, porque confiesa que su experiencia personal ha sido “parecida” a la del personaje que interpreta.
Younes Tisghiti y Àlex Lora
En su caso, sus dos padres son magrebíes, y él no deja de ser un catalán con familia inmigrante que ve y ha vivido circunstancias similares a las que vive el personaje, en que se juzga la catalanidad por el color de piel.
Al margen de eso, recuerda que ha tenido que estudiar para el papel. Younes, en realidad, estudió un grado de administración de fincas y ha sido modelo, pero nunca estuvo frente a las cámaras. “Al final, conviví con un muy buen equipo y todas las directrices han sido muy buenas”, agradece.
Rodaje de 'L'escletxa'
También han sido exigentes. El día que Crónica Global acude al rodaje en Cornellà, las escenas de la mañana se demoran más de una hora en terminar. Además, la localización no era fácil.
Un equipo de más 20 personas se encuentra en un piso de poco más de 50 metros cuadrados. En el comedor, donde se rueda la escena, hay un mínimo de 8 personas, a las que hay que sumar iluminación, cámaras y micrófonos.
Rodaje L'escletxa
En la habitación contigua se encuentra el equipo de maquillaje. En la cocina se elaboran y se calientan los platos que se comen en la escena. Y, frente a ella, en otra sala, hay entre dos y tres personas del equipo.
El equipo de L’escletxa ha ocupado toda la vivienda y parte de la escalera del edificio. Allí se encuentra el monitor grande para ver la escena y otros cuatro técnicos. Un equipo que ha llevado a cabo un trabajo arduo para contar una historia que no va a dejar indiferente a nadie.
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