Carlos Pazos
Carlos Pazos celebra a Richard Hamilton y a Dieter Roth
Homenaje creativo une trayectorias icónicas en diálogo artístico
En la nueva edición (Seix Barral), de su libro Exploradores del abismo, Enrique Vila-Matas explica su elección (para la exposición que comisarió en la Whitechapel de Londres hace unos años), de Milonga, de Carlos Pazos (Barcelona,1949), una fotografía-instalación de 1980:
“Un retrato de perfil de este gran artista, apoyado en la barra del legendario salón de baile Cibeles, de Barcelona; un retrato que en realidad es una ficción sobre la supuesta crisis por la que estaba atravesando el artista al cumplir treinta años. (…) Es una imagen memorable, especialmente por la melancolía brutal –que lo dice todo--…”
La memoria me engaña, recuerdo haber visto Milonga (lo primero de Pazos que vi en mi vida) precisamente en el salón de baile Cibeles: ese local que era una excentricidad, un anacronismo convertido en pura modernidad, lo gestionaba él mismo y Manuel Valls (galerista, escritor), y esa foto impresionante, coronada con un neón de luz lila (¿o era verde?) recordaba haberla visto precisamente colgada en la pared detrás de esa barra que menciona Vila-Matas.
Milonga, de Carlos Pazos
Pero ahora, al escribir esto, he investigado un poco y constatado que es un falso recuerdo. En aquella sala de fiestas nunca se colgó esa foto. Y además el neón no es, como yo lo recuerdo, verde ni morado, sino blanco. Lo que en realidad seguramente sí vi allí, acodado a la barra en el mismo Cibeles, fue al mismo Pazos, en actitud parecida a la que escenificó en Milonga…
Después he visto todo lo que he podido de Carlos Pazos, y varias veces sus exposiciones retrospectivas en el Reina Sofía y en Santa Mónica. La última vez, por ahora, fue este verano: con motivo del cincuenta aniversario de su proyecto Voy a hacer de mí una estrella, una fabulación de la Fama en varios actos y happenings tan a contracorriente con su tiempo (1975, el año de la muerte de Franco), ha tenido una exposición en la barcelonesa galería ADN.
Ahora tiene otra en el CGAC (Centro Gallego de Arte Contemporáneo, en Santiago de Compostela), abierta hasta el próximo febrero. En el mismo centro presentará luego dos películas suyas, Artíssimo y Yo inventé unos Llopis: La primera es una “película de citas”. La segunda, híbrido de documental y creación, de 40 minutos de duración, va sobre Los Llopis, un conjunto cubano que se instaló en España en los sesenta e hizo el primer rock en castellano. En la película vemos a Pazos que va a Cuba, investiga sobre los orígenes y el legado de Los Llopis, contacta con unos músicos a los que viste de uniforme y pone a interpretar el repertorio de aquel grupo seminal de La puerta verde: “Otra/ noche más que no duermo./ Otra/ noche más que se pierde,/ ¿qué habrá/ tras esa puerta verde?”…
Las dos películas son fenomenales. Ayer, al leer lo de Vila-Matas, pensé que Pazos tenía que participar, sí o sí, en esta serie de artículos donde cada domingo una personalidad destacada comenta alguna de sus obras de arte favoritas. Le telefoneé a París –vive entre Galicia, donde tiene su fundación PazosCuchillo (Montserrat Cuchillo es su mujer), Barcelona y París—, le hice la pregunta de rigor, y tras pensarlo un momento se decidió por una obra realizada a medias entre Richard Hamilton (1922.2011) – el llamado “pionero del pop” está en todas las historias del arte contemporáneo con su collage ¿Qué es lo que hace que los hogares modernos sean tan diferentes, tan atractivos?— y Dieter Roth (1930-1998).
Esta pieza hecha en comandita por los dos grandes artistas forma parte de una serie de 70 originales. Cuando se expusieron en Londres, uno en la cubierta y otro en la contra del libro "Portraits", que contenía retratos de Hamilton por Roth y viceversa, Montserrat Cuchillo compró el que reproducimos aquí. Me explicó Pazos, al teléfono:
“Siempre he sido un gran admirador de Richard Hamilton, y aunque, como dices, es famoso como pionero del pop, no es eso lo que de él más me interesa, lo considero más importante que un artista pop, es más relevante, él es la herencia directa de Duchamp. Un artista muy inteligente. Y esta obra concretamente… Mira, en la Fundación tenemos algunas piezas de Hamilton y otras de Roth, y obras en colaboración entre los dos, de hecho tenemos una pequeña colección de sus obras. La Fundación PazosCuchillo realizó en su sede "Mi path os doy" de Trasanquelos, A Coruña, la única, hasta el momento, exposición de estos artistas, en Galicia. Tanto juntos como por separado. Tuvo lugar en julio-agosto de 2020. Ahora iremos iremos mostrando esas piezas en exposiciones en el local de la Fundación.”
Aquellas colaboraciones empezaron en Cadaqués, adonde Hamilton fue invitado por Duchamp, que tenía casa abierta allí, y también se quedó. Luego llegó Roth, y se pusieron a hacer cosas juntos.
“Esa colaboración acabó porque Hamilton, que era tan pulido, que a veces trabaja casi como un diseñador (y es más: en ocasiones encargaba el trabajo directamente a uno), acabó hasta las narices de la manera de trabajar de que Roth, de que lo ensuciara todo... Lanfranco Bombelli, el dueño de la galería Cadaqués y representante de Hamilton, me explicó que un día un coleccionista quiso comprar algo de Roth, y éste le envió un dibujo lleno de manchas de mantequilla… Bombelli le preguntó: “¿Qué ha pasado, Roth, ha habido un accidente, acaso tu ayudante…?” Y Roth respondió: “Much butter, much better” (mucha mantequilla, mucho mejor)… Ya ves cómo era Roth, un poco… digamos desaliñado. Y por eso acabaron sus colaboraciones con Hamilton. Pero las que hicieron son fantásticas.
>> Esta pieza en concreto es un todo muy compacto, pero se ve perfectamente qué hace uno y qué hace el otro… ¿Por qué me gustan tanto? Es que me gustan ellos. Tienen un desparpajo especial… No sé… No hay demasiados miramientos, incluso Hamilton, tan exquisito, también tiene aquí un descaro especial… Y Roth no digamos…”