
'El Cristo', en la exposición realizada en 2023 por la Fundación Dalí
Basilio Baltasar (Palma de Mallorca, 1955) recientemente ha publicado tres libros en la refinada editorial asturiana KRK: el año pasado los ensayos sobre la contemporaneidad de Crítica de la razón maquinal; y el anterior la ficción meditativa El Apocalipsis según Goliat –de la que el reputado crítico J. A. Masoliver Ródenas señala, en La Vanguardia, “la absoluta originalidad y audacia de una escritura que felizmente no pertenece a ninguna generación”— y una serie de ensayos sobre autores literarios que le interpelan, El intelectual rampante.
Acabo de descubrir estos tres libros y ahora sería temerario por mi parte comentarlos por extenso, más allá de que reencuentro en ellos el estilo pulido y cuidadoso y la voluntad de disparar reflexiones e ideas que hace años descubrí en Pastoral iraquí (Alfaguara), donde so capa de novela abordaba con sensibilidad afinada y penetración intelectual un tema en el que los escritores españoles no han querido o podido o no se han atrevido a entrar, la guerra de Irak, y que se lee con el corazón en el puño.
Como director de fundaciones, de revistas, de editoriales, Basilio es preciso y exquisito como un diplomático que fuera también un humanista. Pero le están gastando el nombre, “de tanto usarlo”. Como director de la fundación Formentor, que sigue existiendo y que es la que otorga el famoso premio de las letras Formentor, que él ha revitalizado, organiza muchos simposios y cónclaves de escritores, hoy en una cala mallorquina, mañana en un palacio de Santander, el otro en un gran hotel de Sevilla, y en otros sitios paradisíacos, donde los invitados, los escritores, pasan unos cuantos días a cuerpo de rey.
Sin agradecimientos
Como en general los escritores son unos muertos de hambre, no dan crédito a tanta holgura y dicha. Por la mañana despiertan en la cama del hotel y se dicen, maravillados: “Dios mío, empieza otro día en Xanadú, y gratis total. ¡Y encima voy a hablar en público!”. Luego, a lo largo del día y de los sesudos debates, cada vez que alguno de ellos sube al escenario, a pronunciar una conferencia de vital interés o a participar en una mesa redonda, invariablemente empieza su discurso con estas palabras:
--Antes que nada, quiero agradecer a Basilio…
Basilio tiene su pudor, y sentido preciso de la medida y del protocolo, y un día, cuando le tocó a él tomar la palabra, le oí empezar diciendo:
--Queridos amigos: por favor, en adelante no hace falta que nadie más me dé las gracias. ¡Que me gastáis el nombre!
Bien, a modo de celebración de sus tres nuevos libros le he formulado la pregunta: ¿Si pudieras elegir, entre todas las obras maestras del arte contemporáneo, una, una sola, ¿cuál elegirías? Y me envía su respuesta en estas líneas, que, por cierto, además de a su propósito sirven como buena muestra de su particularísimo estilo literario: “Elegiría el Cristo de San Juan de la Cruz, de Dalí
La perspectiva del Padre
“El fundamento teórico del psicoanálisis enuncia la sospecha que debería inquietar a todo ser humano: no actúa según la soberanía de su voluntad consciente, sino a causa de un desconocido encriptado en su propio ser. Un huésped, un intruso.
La idea fue formulada mucho antes de lo que registran los anales históricos de la cultura. El Nazareno crucificado lo dijo antes de expirar: 'perdónalos, porque no saben lo que hacen'. Sorprende que en el momento culminante del drama fundacional fuera expuesto el doble mecanismo que rige la conducta humana: la ilusoria vanidad del deseo (hago lo que quiero) y la siempre negada influencia de la oscura presencia interior.
No saben lo que hacen. La sentencia revela la enigmática pulsión de un extraño mandato. No creo que en el extenso catálogo artístico de la iconografía religiosa se haya retratado nunca al Crucificado desde la perspectiva de su Padre. Que está en el Cielo.
Lo hizo Salvador Dalí con su visionaria lucidez. No podemos ver el rostro del Nazareno, pero probablemente sea ese el momento en que pronunció sus últimas e inquietantes palabras:
¿Por qué me has abandonado?
Algún día tendremos que hacernos la misma pregunta.”