
El POUM celebra en la España de 1936 el aniversario de la revolución rusa
‘Cartes de Barcelona’: la guerra civil bajo la mirada de una norteamericana de 19 años
El libro ‘Cartes de Barcelona’ recopila las cartas y postales escritos por una pareja de recién casados de Kentucky que viajó a Barcelona durante la guerra civil empujada por sus ideales revolucionarios
En verano de 1936, Lois Orr, una joven de 19 años originaria de Louisville, Kentucky, y su marido Charles, de 30 años, decidieron pasar su luna de miel haciendo autostop por Europa, para luego llegar por mar a la India. Sin embargo, mientras exploraban la Alemania nazi, el joven matrimonio se enteró del estallido de la Guerra Civil en España y, motivados por sus ideales revolucionarios —ambos eran miembros del ala izquierdista del Partido Socialista Americano— no dudaron ni un segundo en ponerse rumbo a Barcelona:
“Hace casi una semana que estamos aquí, y es la experiencia más interesante que hemos vivido nunca (…) ¡Somos la envidia de los periodistas de aquí!”, escribe Charles en una postal a su madre el 21 de setiembre de 1936.
Lois y Charles permanecieron en Barcelona cerca de nueve meses. Durante todo ese tiempo, el matrimonio —especialmente, Lois —envió decenas de cartas y postales a su familia, en las que explicaban cómo era su vida cotidiana, con quién se veían, qué comían, cómo pasaban su tiempo libre, además de sus indagaciones en el activismo político local y sus conexiones con el POUM.
Todas estas cartas fueron recopiladas y editadas en un libro en 2009 por el historiador Gerd-Rainer Horn, actualmente profesor en la universidad Science-Po (París), y que ahora la editorial L’Avenç publica por primera vez en catalán bajo el título: Cartes a Barcelona. Una americana a la revolució i la guerra civil.

'Cartes de Barcelona. Una americana a la revolució i la guerra civil'
“El libro ofrece un testimonio de Barcelona muy bonito y valioso. Las cartas de Lois, además de muy bien escritas, nos dan detalles interesantes de cómo era la vida cotidiana y política en la ciudad durante muchos meses seguidos”, explica el historiador y traductor Josep Grau i Mateu, artífice de la traducción al catalán del libro.
De hecho, fue Grau quien hace dos años sugirió a la editorial que tradujera el libro, que él llevaba tiempo utilizando para sus clases de historia contemporánea a estudiantes de intercambio norteamericanos en Barcelona. “Me resultaba fácil que conectaran con Lois, ya que tienen una edad similar”, comenta.
El libro, dividido en tres secciones —otoño, invierno, y primavera — reconstruye la experiencia del matrimonio Orr a partir de las cartas, postales, fotos y otros textos que se conservan, desde su llegada a la capital catalana, en septiembre de 1936, con la idea de llevar a cabo “la revolución”, hasta su accidentada partida, tras las Jornadas de Mayo de 1937.
A medio camino entre “turistas de guerra”, activistas y trabajadores públicos —Lois acabó trabajando para el Comisariado de Propaganda de la Generalitat y Charles de periodista para el boletín en inglés del POUM, The Spanish Revolution, y para la radio del partido—, la pareja cuenta cómo era su día a día, además de sus impresiones sobre la cultura catalana y el ambiente de intelectuales expatriados en el que se movían, entre los que se hallaba el escritor George Orwell o el presidente de la Liga de Jóvenes Socialistas de Estados Unidos, Ernest Erber.
“Me lo estoy pasando estupendamente, aquí”, escribe Lois a sus padres el 30 de septiembre de 1936. “La gente, eso sí, son la flor y la nata de la intelectualidad alemana, y los camaradas franceses e ingleses son de lo más interesantes. Ayer por la noche, ni más ni menos, conocimos por azar a un americano de Nueva York que ha estado en el frente desde que empezó la guerra (...) Fuimos con él, Mary y Erber a ver Chapáyev, una peli rusa buenísima, por tres céntimos la entrada”.
En Barcelona, la pareja se hospedó en el hotel Falcón, confiscado por el POUM, donde comían de franco. “Ahora hacen dos turnos por comida. En las mesas hay tenedores (algunos de madera), cuchara, si hay sopa, pan y copas para el vino. Las comidas consisten en dos platos, fruta y vino …”, escribe Lois en la misma carta. Los detalles sobre comida son una constante en todas las cartas, “quizás por un tema cultural, o por miedo al racionamiento”, comenta el traductor. “Nos dan carne y pescado en cada comida, y también verdura o sopa. Es una dieta muy nutritiva, no hace falta decirlo, y la comida está bastante buena”, asegura Lois.
Por otro lado, en las cartas “se nota como su entusiasmo por la causa revolucionaria, propio de la edad y de sus ideales, va cayendo progresivamente. Se van dando cuenta de que hay muchos obstáculos que frenan la revolución, como el propio gobierno de la Generalitat, o el abandono que sufre el POUM”, comenta Grau.
“Ahora la revolución no toca, lo que toca es ganar la guerra”, añade el historiador, citando otra carta de Lois. El matrimonio también insistía con frecuencia a su familia que no sufrieran por ellos, que en Barcelona estaban bien, que no había violencia ni terror “rojo”. “Bien porque no lo veían, bien porque no lo querían ver, porque violencia sí había”, comenta Grau.
El 17 de junio de 1937, dos días después de la detención de Andreu Nin, máximo dirigente del POUM, Lois y Charles fueron detenidos por la policía secreta controlada por los estalinistas a raíz de los Sucesos de Mayo, y encarcelados durante nueve días. “Tuvieron la suerte de ser liberados gracias a la intervención del cónsul de Estados Unidos. Se salvaron por los pelos”, asegura el historiador.
Tras salir de la cárcel, el matrimonio decidió embarcarse hasta Marsella y de ahí trasladarse a París, desde donde movieron hilos en solidaridad con los compañeros encarcelados en España antes de regresar a su país.
“Escuchar catalán me trae recuerdos muy vívidos de Barcelona. Hacía tan buen tiempo, en primavera y verano”, escribe Lois desde París en enero de 1938. “Los domingos por la mañana, cuando vivíamos en el Hotel Falcón, aparecía un hombre con un organillo, mientras estábamos aún en la cama, y tocaba las canciones más alegres y nómadas que te puedas imaginar. Las canciones españolas tienen un aire y un ritmo unidos. Molt bé (pronunciado mul bay) quiere decir “very good” en catalán, y molt guapa es “very good-looking”, o “hot”. Es una lengua estrambótica, pero muy bonita (...)”, concluye.