
Entrevista a Álvaro Cervantes Barcelona
Álvaro Cervantes: "No estamos acostumbrados a tener referentes masculinos que estén en contacto con la inteligencia emocional"
El actor catalán presenta 'Sorda', la primera película española 100% accesible, en el Festival de Cinema d'Autor de Barcelona
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Álvaro Cervantes está en su momento más dulce. Acaba de cumplir 20 años como actor, su última película, Sorda, fue premiada con el Premio del Público de la sección Panorama en la Berlinale y, en el festival de Málaga él y su compañera de reparto, Miriam Garlo se alzaron con la Biznaga de Plata a mejor actor y actriz, respectivamente. El primero, lo compartió con su amigo Mario Casas y su hermana, Ángela Cervantes, lo hizo también por La furia. Un "momento único", como él mismo reconoce.
A pesar de todo, el catalán, mantiene los pies en el suelo. Asegura que elige los papeles por las historias, aunque implique engordarse como sucede con Sorda, y apusta por un cine que abra puertas a otras realidades y a otros miradas del mundo. Algo que hace Sorda.
La película relata la vida de una pareja, Ángela (Garlo) y Héctor (Cervantes). Ella es sorda y él oyente. Están felices juntos y tienen una hija. Allí empiezan a aparecer los miedos: ¿será sorda u oyente? ¿qué pasará en cada casa? ¿se acercará más a la madre o al padre? Esas preguntas tienen su respuesta en la película y una consecuencia: una crisis de pareja.
Esta crisis y, sobre todo, cómo se sienten los personajes, es lo que da alas a la película. Su directora, Eva Libertad, no cae en paternalismos. No le importa que ambos personajes caigan mal, aquí no se trata de dar respuestas o tomar posiciones. Sorda no solo abre el cine a la realidad de las personas sordas, pone en pantalla grande la lengua de signos y plantea los problemas de pareja que planta la llegada de un bebé. Sorda o no.
Crónica Global habla con Álvaro Cervantes durante el Festival de Cinema d'Autor de Barcelona para saber más sobre cómo ha sido el rodaje, su preparación y el cine que le gusta.

Entrevista a Álvaro Cervantes Barcelona
- ¿Cómo describirías al Héctor? Porque en el arranque parece un pan de Dios y luego no sé si cree que lo sigue siendo.
- No me parece que sea un pan de Dios al principio, ni que después tenga ningún tipo de doble intención. Si se ve así al principio es porque no estamos acostumbrados a tener referentes masculinos que estén en contacto con el cuidado, con la responsabilidad afectiva y con la inteligencia emocional de esta forma. De hecho, no me parece tan alejado de lo que yo también he podido ver a mi alrededor.
- Siento que al final Héctor hace un viaje hacia una realidad como es la sordera. Lo hace por amor, y para vivir esa relación en plenitud, para que sea posible.
- Al final lo que está haciendo, aunque parezca mucho, es romper las barreras comunicativas al máximo en su relación. Aprende la lengua de signos y es consciente de cada circunstancia que vive su pareja.
- Hasta que llega la hija.
- Lo que pasa cuando llega la hija es que todo aquello que tenía muy presente antes, a veces se le pasa por alto. Porque, al final, la paternidad, de alguna manera, le cambia las prioridades, las pone en otro lugar y puede olvidarse de cosas que antes no olvidaba. Eso lo complica todo más.
- Y, de alguna forma, aparece también el individualismo en esa pareja que estaba tan unida, que había creado una burbuja. También aparecen los miedos, los de Ángela y los de Héctor.

Entrevista a Álvaro Cervantes Barcelona
- De hecho, más allá de la sordera también la película toca esos miedos y esa vida en pareja tras tener una hija.
- Yo no soy padre, pero siento que en la película hay algo muy interesante: esta historia es extrapolable a muchas otras parejas, incluso parejas sin hijos. Siempre hay diferencias en una pareja, las de cada uno y su mundo particular, donde en algún momento puede aparecer la soledad. Y se habla de ello.
- Del mismo modo, trata de cómo la llegada de un hijo descoloca un poco el ecosistema de la pareja, y que habitualmente muchas parejas no sobreviven a la llegada de un hijo.
- En esos momentos, además se produce una gran discusión en la película, en lengua de signos. ¿Cómo fue la preparación para llegar a dominarla tanto en ese momento?
- Empecé a estudiar lengua de signos un año antes del rodaje, porque me interesaba tener una lengua de signos fluida y lo más integrada posible para llegar a improvisar y tener realmente práctica en una serie de signos que se utilizan mucho en la conversación.
- Después, básicamente, se trató de practicar las secuencias como cualquier secuencia. Se tenía que generar esa confianza, esa intimidad de una pareja en la que no hay una dificultad comunicativa. Y tuve unos profesores maravillosos, que son los hermanos Díaz-Cardiel —sobre todo Raül y Lídia— que son "codas", es decir, oyentes hijos de padres sordos, y tienen una cooperativa de interpretación de lengua de signos.
- Luego, para ajustar algunas cosas durante el rodaje, estaba Àlex Macià, que es el intérprete de Míriam, junto con Rocío y Jon, que estuvieron en el rodaje interpretando a Míriam y a los actores y actrices sordos que aparecen en la película, y que allí hacían de coach para mí. Ellos y la propia Míriam. Ella me ayudó estableciendo signos propios de su comunicación.

Entrevista a Álvaro Cervantes Barcelona
- ¿Hacer la primera película 100% accesible para personas sordas, le ha cambiado la manera de mirar el cine?
- La mirada hacia el cine no me ha cambiado. Me explico. Yo lo que le pido al cine es que me abra ventanas a realidades que no conozco y que, al mismo tiempo, me permita dialogar conmigo mismo. Y Sorda responde perfectamente a esas dos vías.
- El cine que de niño me impresionó y me hizo entender lo transformador y revelador que puede ser, es un cine que ha tocado temas que me han hecho aprender mucho como persona.A nivel social, evidentemente, Sorda sí me ha hecho un clic muy fuerte para darme cuenta de lo desconectados que estamos, las personas oyentes, de cualquier otra realidad, en general, y específicamente en el tema de la sordera.
- En este sentido sí que, de alguna manera, ha sido un gran aprendizaje, un regalo que me ha dado la profesión. Evidentemente, es el proyecto con el que más he aprendido. Más allá de la lengua de signos, prefiero decir que he aprendido a ser consciente de cosas que, evidentemente, antes, por no tener relación directa con la realidad sorda, ni me había planteado. Y es algo que me ilusiona mucho, porque espero que todo esto que yo he vivido en el proceso, el espectador lo pueda vivir concentrado en una hora y media. Espero que pueda sentir también ese cine como un regalo, ese cine que te revela y te despierta, te da a conocer otra realidad.
- Habla del cine que le interesa. Lleva 20 años en esta profesión, no ha parado y, con su fama ya reconocida, sigue haciendo cortometrajes, algo que no muchos intérpretes de su talla hace. ¿Es por volver a eso que le gusta del cine? ¿Qué es le hace seguir con los cortometrajes?
- No me lo planteo tanto como “cortos” o “largos”, sino que, al final, me gustan las historias. Entonces, si un corto tiene una buena historia, lo quiero hacer. Porque significa que hay un buen personaje y una mirada de un director o directora que me interesa y de la que quiero formar parte. Si el guion me gusta, no podré evitar formar parte de él.

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- En cualquier caso, ¿ha notado cambios en el cine español en estas dos décadas?
- He visto un cambio en el sentido de que, por fin, se han sumado miradas de directoras. Cuando yo empecé, evidentemente ya había mujeres dirigiendo y haciendo grandes películas, pero eran muy pocas en comparación con el momento actual. Faltaba tener las miradas que representan a la mitad de la población.Y realmente las historias están sumando mucha diversidad, nuevos puntos de vista, nuevos temas, que me parecen imprescindibles para una industria. Yo, como actor, estoy disfrutando mucho de estas nuevas miradas como la de Eva Libertad en esta película.
- ¿Cree que también está cambiando la mirada no sólo hacia las mujeres sino también sobre el hombre? Usted mismo hablaba de que no hay referentes de hombres pendiente de los cuidados y la inteligencia emocional.
- Sí. Creo que también ha cambiado esa mirada sobre los hombres y muestra otro modelo de masculinidad. Eso sucede cuando las miradas se amplían, se generan nuevos referentes que serán importantísimos para avanzar.
- Y gracias a un papel surgido de estas nuevas miradas no sólo va a los festivales de Berlín y de Málaga y recibe premio en ambos. En Málaga, además, lo comparte con Mario Casas y su hermana Ángela también recibe un galardón a mejor actriz por 'La Furia', ex aequo con Miriam Garlo. ¿Cómo lo está viviendo?
- Ha sido increíble. Ha sido como sentir que, de repente, estábamos en familia todo el tiempo. Yo me he sentido en familia rodando esta peli con Eva y Míriam. Literalmente ellas son una familia, son hermanas, y me invitaron a formar parte de este viaje tan bonito con ellas.
- Y luego, todo lo que estamos viviendo con Sorda ahora y encontrándonos en Málaga con que también Ángela comparte premio con Míriam. Y, de repente, está Mario también compartiendo el premio allí. Es muy emocionante, y está siendo bastante único, estas cosas no pasan todos los días.
- Ya es muy difícil que una película llegue a un festival de cine, que te seleccionen. Y, de pronto, coincidir así y con tantas alegrías ha sido increíble.

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- Pero hay más, porque en breve estrena 'Esmorza amb mi' (Desayuna conmigo) y viene de terminar el rodaje de 'Balandrau'.
- Sí, el 6 de junio se estrena Esmorza amb mi y el 27, si no recuerdo mal, una película que se llama Ramón y Ramón, que grabamos justo antes de Sorda. Es una coproducción con Perú. Más Balandrau. Así que muy contento con estos proyectos tan diferentes y personajes tan distintos que he podido interpretar.
- ¿Ya se le ha quitado el miedo que dijo tener a que no sonara el teléfono?
- Por suerte no lo he tenido. Al final, siempre han llegado proyectos en la medida en que podía asumirlos. Me siento muy afortunado de poder trabajar con regularidad y haberme mantenido en esta profesión, que de por sí es tan inestable.
- Siempre, evidentemente, hay un momento en el que nunca sabes por dónde puede ir esta profesión. Pero siento que, mirando hacia atrás, la he vivido con mucha suerte, siempre han llegado ofertas, y siempre he trabajado. Pero en esta profesión nunca sabes de tu futuro.

Entrevista a Álvaro Cervantes Barcelona
- Y ahora que ha cruzado el charco para lo de Perú, ¿tiene ganas de seguir haciendo proyectos en el exterior?
- Sí, sí. Me gustaría. Me encanta hacer películas en diferentes partes del mundo, en distintos contextos. Se aprende mucho y se disfruta mucho. A mí me gusta mucho viajar, y viajar por trabajo te permite convivir con personas de diferentes países.
- El rodaje en Perú ha sido maravilloso. Me he sentido súper acogido, siento que en un tiempo corto he creado vínculos muy fuertes, por ejemplo, con el protagonista, Emmanuel Soriano. Nos hemos hecho grandes amigos.
- Esas son las grandes suertes de esta profesión, te permite descubrir nuevas realidades, nuevos lugares y, sobre todo, personas que ya se quedan para siempre.
- Por último, usted que ahora vive en Madrid, ¿cómo se ve este auge del cine catalán?
- Me parece que está en un momento espectacular. Se están haciendo grandes producciones, se están contando grandes historias y, sobre todo —que creo que es lo más importante—, muy diversas. Eso me parece una grandísima noticia.
- Solo hay que ver las últimas galas de los Premios Gaudí, donde hay tanto cine y tan bueno, y además, cada vez funcionan mejor las salas. La casa en flames de 47 y ahora Wolfgang… está siendo muy potente. Realmente ya no es solo la calidad del cine catalán, la propia industria se está volviendo muy fuerte.