Luis Zahera, el actor 'chungo' en busca de una historia de amor: "Romántico total"

Luis Zahera no es un chungo. Su obra de teatro, en la que repasa su vida, se llama así, pero lejos está de ser esa persona que casi siempre se ve en el cine: tosca, oscura y mala, mala y retorcida.

Solo hace falta pasar unos minutos con él para darse cuenta que es mucho más que eso y que puede transmitirlo en pantalla. Alguna vez ha podido desencasillarse, pero los cineastas vuelven a pedirle ese personaje que el espectador medio tiene en mente.

El gallego lo lleva bien. “Eso nos pasa a todos. Los que hacen de delgados quieren hacer de gordos, y al revés; los que hacen de feos quieren hacer de gordos, y a la inversa. Y sí, los que hacen de malos queremos hacer de buenos, y es una alegría cuando te lo ofrecen”.

Lo han hecho. Varias veces. El último en hacerlo ha sido un catalán, Albert Pintó, responsable entre otros de Nowhere, con Anna Castillo, y director de varios capítulos de La casa de papel y Sky Rojo.

Un poco de acción

Al cineasta le gustan las cintas de acción. A eso se lleva dedicando desde hace ya unos años y, para esta última, Tierra de nadie, ha decidido ir un paso más allá. Le ha ofrecido a Luis Zahera protagonizar su película y hacerlo como bueno. Algo que sorprende a muchos. También al actor.

“Hasta a mí me sorprendió cuando me entrevisté con él y me dijo que iba a hacer de bueno”. Aceptó “encantado”. Su papel además es otro personaje alejado de los estereotipos, el de un agente de la Guardia Civil bueno. Bueno y no corrupto. Y, además, muy amigo de sus amigos.

Luis Zahera GALA ESPÍN Barcelona

Los personajes de 'Tierra de nadie'

Este es otro de los puntos claves del nuevo filme. A simple vista, leyendo la sinopsis es una peli de acción, del subgénero narcos como dice Zahera. Él es Mateo el Gallego, “un guardia civil vocacional, enamorado de su mujer, que quiere tener una hija”, pero “que le puede el sistema”, como bien dice el actor.

Está obsesionado con su trabajo y el auge del narcotráfico, que está pervirtiendo todo, incluso a sus dos amigos, Juan El Antxale (Karra Elejalde), un pescador en paro que, por mala pata y peores decisiones acaba convertido en narco, y Benito el Yeye (Jesús Carroza), un depositario judicial que se balancea entre la ley y la delincuencia.

Una película que rompe tópicos 

Obviamente, a todos ellos le rodea el problema de unos narcos que parecen hacerse con el control del territorio. ¿Galicia? No, Cádiz, porque Pintó se vuelve a desmarcar y porque como dice Zahera, “en España somos puerta de entrada a Europa y está todo muy complicado. Ahora el sur se incorporó también y sabe Dios, porque que la realidad superará muchísimo a la ficción”.

En cualquier caso, él no es el malo, está de parte de la ley y no se va a dejar corromper. Al contrario, va a hacer todo lo posible para que sean sus amigos quienes no caigan. Aunque los narcos no se lo pondrán fácil.

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Multigénero y amistad

La peli es acción, “es un western, es un thriller, tiene mucho suspense” pero, Zahera insiste en que es una historia de amistad. “La historia de esos tres hombres que se quieren, que saben que es una amistad dificultosa, peligrosa, pero que prevalece” le da un peso aún mayor a la cinta. Un punto tan real como el peligro narco.

“Eso sucede”, recuerda el gallego. “A veces las amistades se van difuminando y en este caso permanece”, añade. “Es tierno ver una película de género con esta historia de amistad de tres tipos que se quieren”, se defiende.

Más acción con palomitas 

No lo hace para justificarse. El actor es fan de las películas de acción y defiende que el cine español debe realizar más. “También hace falta cine palomitero, de entretenimiento puro y duro”, defiende.

A pesar de todo, durante la conversación con Crónica Global confiesa que es lo que realmente le gusta. El teatro, sí, pero también otros géneros en los que no se le ha visto tanto. Uno de ellos es la ciencia ficción.

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Sus películas de la infancia y juventud 

El actor revela que cuando era pequeño y vio Blade Runner por primera vez, él y sus amigos se pasaron un año entero hablando de la película de Ridley Scott. “Ya no te hablo de La Guerra de las Galaxias”, apunta.

Es por eso que no entiende que, aunque las plataformas le den trabajo a él y a buena parte de la industria del audiovisual, el cine se consuma, en lugar de verse y debatirse. Lo dice sin condenarlo, en cualquier caso.

Una revolución 

“No tengo tiempo tampoco y no lo entiendo mucho”, reconoce. “Me las pondré en su momento, pero es que ahora no me da la cabeza”, se justifica. Lo cierto es que no para, tiene ya dos películas por estrenar, una serie de televisión y varios rodajes en marcha.

En cualquier caso, Zahera deja claro que no es un hater de las plataformas, para las que ha trabajado, solo que no se ha metido a navegar por ellas. “Dicho esto, es una revolución. Ha venido para quedarse”.

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Lo único que observa, sin llegar a decir claramente si lo ve negativo, es que “ahora la gente fagocita contenidos, el cine es una cosa que se consume. Y se produce porque se consume”. “Es otro tiempo. Las cosas y las noticias duran nada”, se resigna sin pesar.

“Yo ya soy un anciano y no entiendo las cosas. Pero supongo que viene otro sistema. Y a ver por dónde va ahora la inteligencia artificial”, adelanta, otra herramienta a la que no teme.

Zahera y la IA 

Mientras Hollywood se pudo en pie y de huelga contra el uso de la IA en el cine, Zahera prefiere “verle la parte positiva”. “Supongo que algo bueno tendrá. A mí que me encanta la ciencia ficción, quiero pensar que tendrá sus posibles. Lo desconozco porque soy analógico absolutamente, pero no quiero ser un tremendista”, zanja.

Es en este punto de la conversación que Zahera, como hace en el teatro con Chungo, se desnuda y revela que le “encantaría” hacer ciencia ficción, “pero claro, supongo que se necesitan grandes presupuestos”.

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La(s) película(s) por hacer 

Aunque le apetece hacer todavía más distinto, encasillado o no, eso no le importa. Lo entiende y lo compara como llevar “siempre la misma camiseta, quieres variar”. Y ya lo empieza a hacer.

La espinita que a Zahera le pincha pero no duele no es la ciencia ficción, que también. “Siempre digo que me gustaría hacer una de amor, romántica total”, lanza. ¿Blando en vez de chungo? “Sí, me encantaría eso, claro”, sentencia. Así es él.