
La novela de María Reig nos llevará de viaje por las grandes ciudades europeas del finales del XIX
María Reig: "El pasado no es siempre lejano ni ajeno, está más presente en nuestras vidas de lo que creemos"
La escritora catalana nos traslada a la fascinante Europa de fin de siècle en su último libro, 'Sonó un violín en París', editado por Espasa
El escritor franco-español Guillermo Bogarín llevaba tiempo organizando un tour que partirá de la parisina gare de Lyon con destino a las grandes ciudades europeas de finales del XIX.
No estará solo, le acompañarán un selecto grupo que él mismo ha logrado reunir: la señora Dupont y su esposo, propietarios de una editorial de música y valedores de jóvenes talentos; Clara Balaguer, virtuosa violinista nacida en Barcelona, una de sus representadas; el arquitecto Jacobo Figueroa y su amigo el empresario Juan Álvarez-Caballero; el pintor impresionista Ferdinand Mercier y su buena amiga Jeanne Leroy, una exitosa empresaria teatral que viaja junto a su sobrino, Henri Collet; y la condesa Karimova, una anciana y estricta aristócrata rusa.
Ninguno de ellos viaja ligero de equipaje “emocional”. Todos tienen intereses ocultos para abandonar París durante unos meses. Los motivos se irán revelando en las páginas de Sonó un violín en París, una novela con la convulsa Europa de fin de siècle como telón de fondo.
Trama ficticia en un contexto exhaustivamente documentado
Confiesa María Reig (Barcelona, 1992) que lo que más le ha gustado de todo el proceso de esta novela, nacida de su amor por los viajes, la música y la historia, es sentir que ella misma estaba haciendo el viaje.
Una aventura que comienza y finaliza en el vibrante París de la belle époque y nos conducirá por la Italia recién unificada, el imperio austrohúngaro y algunos lugares de las nuevas fronteras del imperio alemán. Tanto los personajes como las tramas son ficticias, no así el contexto que los envuelve que, afirma la autora, está “totalmente documentado, buscando el máximo rigor, a través de un exhaustivo proceso de documentación”.

Portada del libro de María Reig
Y es que, para Reig, la historia no es sólo una sucesión de acontecimientos políticos, militares y económicos. La historia es todo. También saber cómo se vestían, cómo se viajaba o qué hoteles, restaurantes o establecimientos existían en las ciudades: “Al final todo esto es lo que completa la imagen y permite tener una idea un poco más exacta del pasado. Creo que es la manera de conectar con la historia”.
A este proceso ha dedicado no pocas horas investigando, a conciencia, en museos como el MET, el Victoria and Albert Museum o el Museo del Traje de Madrid para averiguar cómo vestían en la época; mientras que en el Museo del Ferrocarril de Madrid ha podido precisar cómo era la experiencia de viajar en tren a finales del XIX.
También ha consultado numerosos libros de música; manuales de historia específicos del conjunto de Europa; artículos académicos sobre las temáticas y acontecimientos que aborda la novela; o guías de viajes, como las Baedeker, que le han permitido obtener toda la información que aparece en el libro sobre hoteles, restaurantes, logística o experiencias, como visitar museos.

Sonó un violín en París es la tercera novela de la autora catalana María Reig
No hay nada sin verificar por insignificante que sea, incluso, comenta, “cuando hablo de lo que cuesta la visita a un museo o el catálogo que compran de una colección determinada; todo esto está basado en la información de las guías de viaje de la época”.
Turismo, agencias de viajes y B&B
A finales del XIX, Europa estaba inmersa en una catártica transformación económica, política, tecnológica y social de consecuencias, aún, inimaginables. Sonó un violín en París nos traslada con precisión hasta aquella época. Un tiempo lejano donde radican las claves de todo lo que ocurrió en el convulso siglo XX y que, de alguna manera, siguen vigentes. “El pasado no es siempre lejano ni ajeno, está más presente en nuestras vidas de lo que creemos”, sostiene María Reig.
Así, por ejemplo, asistimos al nacimiento del turismo como una experiencia enriquecedora y placentera, eso sí, sólo al alcance de unos pocos privilegiados, “estamos hablando de las élites (...), tenemos que entender que entonces el ocio era un lujo”, y no una práctica generalizada y masificada como lo es ahora.
También a la aparición de las primeras agencias de viajes, la más antigua, la inglesa Thomas Cook, fundada en 1851. No menos curioso resulta comprobar que ya entonces existían los B&B. “Me llamó mucho la atención cuando descubrí, leyendo las guías de viajes de finales de XIX sobre las opciones de alojamiento, que en las principales ciudades había hoteles de primera clase, muchos de segunda, pensiones y hostales y luego un apartado de casas amuebladas que había que reservar por carta”. No hemos inventado nada.
Un viaje físico y emocional
La novela no es solamente un viaje físico que nos llevará desde París a Turín, Génova, Livorno, Pisa, Florencia, Innsbruck, Salzburgo, Viena, Praga, Núremberg o Estrasburgo. Es también un fascinante viaje emocional en el que los personajes deberán enfrentarse a sus miedos y afrontar conflictos relacionados con la salud mental, las relaciones abusivas y sentimentales o la libertad artística y personal.

La escritora María Reig, fotografiada en el Museo deL Ferrocarril de Madrid
María Reig juega con la idea del viaje como una suerte de epifanía que permite distanciarnos de nuestras rutinas casi siempre aceleradas y con demasiado ruido alrededor.
“Para mí era fundamental plantear un itinerario que fuera recorriendo lugares emblemáticos de Europa, esos que todos ponemos en el mapa, hayamos visitado o no. Pero igual de importante era el perfil psicológico de los personajes, su carácter, su personalidad y sus motivaciones”.
Sólo así se pueden explicar las afinidades, rechazos, recelos o indiferencias que surgen entre este grupo de diez personas y que, junto a los escenarios geográficos, articulan la adictiva trama argumental.