Pilar Aymerich: “Moriré con las botas puestas”

Pilar Aymerich (Barcelona, 1943) lleva toda una vida dedicándose a la fotografía. “Yo siempre digo que moriré con las botas puestas. Pienso continuar trabajando porque es mi manera de vivir”, confiesa a Crónica Global. Toda una declaración de intenciones de esta gran profesional que ha recibido, entre otros galardones, el Premio Nacional de Fotografía (2021) y la Cruz de Sant Jordi (2005).

Con el empeño intacto puesto en este objetivo, Aymerich acaba de inaugurar la retrospectiva Memoria Vivida en el Círculo de Bellas de Madrid; ultima los preparativos de una exposición en la galería Rocío Santa Cruz de Barcelona; otra en la Bienal Internacional de Fotografía de Tenerife y supervisa, personalmente, las últimas pruebas de imprenta para su próximo libro. Aun así, nos hace un hueco en su apretadísima agenda para charlar con nosotros sobre su apasionante trayectoria.

Prision de mujeres de La Trinitat, Barcelona 1978 PILAR AYMERICH

Del teatro de vanguardia a la fotografía “por intuición”

En ocasiones, el destino nos sorprende con planes diferentes a los que habíamos imaginado. Pilar nació con vocación teatral. De hecho, se formó en dirección teatral en la Escuela de Arte Dramático Adrià Gual de la capital catalana. Un centro de teatro vanguardista que empleaba las técnicas del innovador dramaturgo polaco Jerzy Grotowski: “Hacíamos mucho teatro de escritores y poetas catalanes como por ejemplo Salvador Espriu, pero también el teatro europeo de Ionesco, que aquí no se conocía”. Actuó incluso en el cortometraje Entreacto, que se proyectó solo una vez, en 1974, en un cine de Barcelona.

A la fotografía llegó “por intuición”, que es como dice que siempre hace las cosas. El interés por el oficio le sobrevino en Londres, donde se había trasladado para continuar estudiando teatro. Era la década de mediados de los 60, la época de los Beatles, de los Rolling Stones, había manifestaciones contra la guerra del Vietnam. De alguna manera comprendió que estaba inmersa en un momento crucial que merecía ser contado. Y, como suele decirse, el resto es historia.

Manifestacion de bomberos y funcionarios del Ayuntamiento de Barcelona, 1976 PILAR AYMERICH

Retratista y documentalista de calle

Después de Londres, vivió una temporada en Francia hasta que, finalmente, en 1968, regresó a su ciudad natal, donde hizo de la fotografía su profesión. Los primeros años hacía muchos trabajos relacionados con el teatro. También retrató a figuras clave de la cultura catalana como Mèrce Rodoreda, Josep Pla, Joan Brossa, Juan Marsé, Lola Anglada y Montserrat Roig. Las cabeceras Serra d’Or, Triunfo, Destino, La Calle, El Viejo Topo y El País fueron el escaparate de sus imágenes.

Pero si los retratos han dejado para la posteridad una espléndida galería de personajes ilustres, sus fotografías en la calle conforman una extraordinaria crónica visual de los movimientos sociales reivindicativos en la Barcelona de la segunda mitad del siglo XX. Fue a partir de 1975, al comienzo de la transición, cuando empezó a ejercer el documentalismo de calle: “Con todo lo que estaba pasando en aquel momento, te pasabas todo el día en la calle”. Era una época realmente convulsa, pero muy interesante en lo social. Llevábamos 40 años de dictadura y había muchas restricciones y prohibiciones. Demasiadas. La sociedad pedía que se cambiaran las leyes, que existieran unos derechos. Eso provocó que la gente saliera a la calle, recuerda: “Cuando hay estos momentos de revolución, de cambios en la sociedad, es muy interesante hacer como de notaria. De registrar todo lo que está pasando en aquel momento, porque será un documento para la historia de nuestro país”.

Manifestacion convocada por La Asamblea de Cataluña por la libertad, la amnistia y el estatuto de autonomia, Barcelona 1976 PILAR AYMERICH

Estrategias de mujer y feminismo

Aymerich fue, junto con Joana Biarnés y Colita, una de las primeras mujeres fotoperiodistas de España: “A veces era la única mujer que estaba allí haciendo fotos, lo demás eran hombres. Pero yo tenía mis estrategias de mujer”. Y era ser invisible, pasar desapercibida entre tantos “señores fotógrafos que iban con botas, cuatro objetivos, o sea, que se les veía venir”. Ella, en cambio, iba maquillada, bien vestida, muchas veces con falda. “No parecía que era fotógrafa”, confiesa. Esa habilidad de pasar desapercibida y no formar parte del espectáculo resulta fundamental para hacer documentalismo. “Yo llevaba siempre una polvera en la bolsa de las cámaras y cuando cargaba la policía me ponía en un rinconcito a pintarme los labios. Pasaban de largo. Nunca hubieran pensado que yo era fotógrafa y que, encima, estaba dentro de la manifestación”, explica. Por eso afirma que su fotografía la hace desde el punto de vista de una mujer.

Participó también activamente en los movimientos feministas de los 70: “Hacíamos reuniones de grupos de mujeres, sobre todo intelectuales, para discutir sobre feminismo”. De ese compromiso han nacido alguna de las imágenes más representativas de toda su carrera como la que ilustra las Jornades Catalanes de la Dona, celebradas en el paraninfo de la Universidad de Barcelona en 1976.

Manifestacion contra la violacion y muerte de Antonia España en Sabadell, 1977 PILAR AYMERICH

Barcelona, ciudad cinematográfica y fotográfica

Sus ojos han sido igualmente testigos de la transformación de Barcelona y es autora de varios libros sobre su arquitectura: “Es una ciudad que se nota mucho que está hecha a golpe de estilos”. La ciudad medieval, el modernismo y el ensanche y la Barcelona más contemporánea, la de los arquitectos estrella. Además, posee una identidad muy especial que le otorga el mar: “Yo siempre digo que es cinematográfica y fotográfica porque tiene distintos ambientes que hacen que puedas retratar momentos diferentes donde está la gente, pero la ciudad también está presente”.

Aunque Pilar Aymerich es una mujer vital y optimista, no lo es tanto cuando hablamos del futuro de la ciudad y de la sociedad en general. El cambio climático, el medio ambiente, las desigualdades sociales, las crisis económicas y energéticas y el capitalismo salvaje, totalmente ajeno a los derechos humanos, son cuestiones que le preocupan muchísimo. “Da un poco de miedo porque no vemos hacia dónde vamos y tampoco vemos que se vayan a arreglar, o al menos intentarlo, todos los problemas que amenazan nuestra civilización. Creo que estamos en un momento que habría que cambiar para poder sobrevivir porque, si no, es casi el fin de la especie”, reflexiona. Y aunque, afirma, la historia te dice que siempre habrá un momento en que cambiará todo porque el ser humano, en principio, quiere el bienestar, piensa que quizás, esta vez, no llegaremos a tiempo. Así, entre reflexiones, nos despedimos para que pueda seguir exprimiendo cada minuto del día.

Jornadas Libertarias Internacionales en el Park Güell, Barcelona 1977 PILAR AYMERICH

Memoria Vivida (hasta el próximo 7 de enero en el Círculo de Bellas Artes de Madrid) es una exposición capital para profundizar en una autora imprescindible. Tras su paso por la metrópolis, la muestra, comisariada por Neus Miró, viajará en septiembre de 2024 al Centre d’Art Tecla Sala de Barcelona.