Señor Ruiseñor llega al Teatro Apolo de Barcelona. “Cataluña debe tener capacidad de autocrítica, si no es que no piensa”, ha asegurado Ramon Fontserè, director de Els Joglars durante la presentación de la obra este viernes en la capital catalana. La compañía fundada por Albert Boadella, Antoni Font y Carlota Soldevilla, vuelve a sus orígenes con una sátira del la decadencia cultural de la comunidad provocada por el procés. Para ello, recurren a la vida del artista catalán Santiago Rusiñol.
Els Joglars retornan a la Barcelona que los vio nacer con la obra Señor Ruiseñor, tras haber pasado por diferentes teatros de L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona), Tarragona y Canovelles (Barcelona). Antes del estreno en la ciudad, las interpretaciones comenzaron en los Teatros del Canal de Madrid. La cartelera del Apolo los acogerá del 26 de mayo al 6 de junio, utilizando el carácter ingenioso y cosmopolita de Rusiñol para reconsiderar el antiguo tópico de la Cataluña cívica, culta y abierta al mundo.
Puente aéreo Barcelona-Madrid
La compañía de teatro catalana basa sus producciones en la sátira, la crítica y el humor que hace dudar al espectador de sus creencias más arraigadas. Por ello, Rusiñol es el hombre clave para repensar la Cataluña del procés, porque, en palabras de Josep Pla, “fue un destructor de fanáticos que representó una sociedad de ciudadanos holgados y juiciosos a orillas del Mediterráneo”. Una cita que Fontserè ha hecho como propia del espectáculo que comenzará a representarse en Barcelona a principios de mes y viene de un gran éxito en Madrid.
El puente aéreo debilitado en la última década entre Madrid y Barcelona son los dos nexos de unión que Señor Ruiseñor mantiene bajo la vida de Rusiñol, quien nació en la capital catalana en 1861 y murió en Aranjuez (Comunidad de Madrid) en 1931. Els Joglars pondrá sobre el escenario del Teatro Apolo este homenaje al artista barcelonés con una escenografía elegante, una pantalla nivelada y una tarima inclinada que representa el lienzo del pintor. Todo ello para “jugar en el escenario, porque el teatro es juego”, ha explicado Fontserè.
Destruir fanatismos
La actriz Dolors Tuneu ha pedido entrar al teatro con “una mirada abierta y diversa para divertirse y reflexionar”, y ha hecho hincapié en las palabras de Pla de “destruir fanatismos”, una de los aclamados tópicos con los que se caracteriza a Rusiñol. La trama lleva a este tipo de pensamiento en el que nos hace dudar cuando un jardinero a punto de jubilarse a causa del reuma es reubicado en el museo del artista para hacer de guía teatralizado durante las visitas.
El conflicto que invita a la reflexión es la transformación de la pinacoteca en el museo de la Identidad. Es entonces donde se crea un conflicto entre los dos mundos: el de Rusiñol y el de los que defienden esa personalidad. La obra es una reivindicación del arte como patria universal, a partir del artista, contra las patrias identitarias. Un espacio crítico que deberá ser capaz de repensarse en Cataluña para hacer esa “autocrítica” de la que habla el director de Els Joglars.
El cráneo catalán y la república
“Según los neuropaleontólogos, el cráneo catalán tiene el lóbulo frontal más desarrollado, favoreciendo así, una mayor capacidad craneana respecto a nuestros vecinos”, dicen durante la interpretación de Señor Ruiseñor. Esta sátira de supremacía nacionalista del territorio viene acompañada de un metro para medir la cabeza a la entrada del espectáculo, en la que según los centímetros de diámetro se tratará de un “cráneo catalán o español”, en el caso de que salga la segunda dimensión ironizan con “celebrarlo” o “resignarse a aceptar la superioridad de la “raza” catalana”.
Otro de los conceptos de vida libre de Rusiñol del que se burlan durante la obra son los vaivenes de actualidad durante todo el procés. De hecho, en un momento de la interpretación se alzan ironizando sobre la independencia que en su momento declaró Carles Puigdemont por escasos ocho segundos: “¡En la nueva república catalana podemos viajar más porque habrá mucho más espacio entre asientos en los aviones!”. Una crítica a la sociedad y políticas catalanas que desde Els Joglars aseguran que tendrá una buena acogida en Barcelona.
Gestión madrileña del Teatro Apolo
El histórico Teatro Apolo de la avenida Paralelo de Barcelona, uno de los más grandes de la capital catalana con alrededor de mil localidades, cambió el pasado 18 de marzo de gestión. Tras el fracaso administrativo del grupo Ethika Global, el grupo madrileño Smedia se ha hecho con la gestión de la sala. Enrique Salaberría, presidente del conglomerado Smedia, ha vuelto con nuevos espectáculos que hasta ahora habían quedado fuera del panorama teatral catalán como Señor Rusiñol de Els Joglars, Fama y La casa de Bernarda Alba del Centro Dramático Nacional.
Salaberría ha elogiado la apuesta de Els Joglars de volver a Barcelona, ciudad en la que ha considerado que “reside el teatro único de este país, que es España”. El presidente de Smedia ha llamado a “recuperar el teatro” con la obra de Rusiñol y reflexionar sobre esa Cataluña cultural que “se ha desmenuzado” en su capital, como ha sucedido con mayor o menor intensidad en otros lugares de España.