Las teles grandes, como la de la imagen, son atractivas por su tamaño / PUNTRONIC

Las teles grandes, como la de la imagen, son atractivas por su tamaño / PUNTRONIC

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Las teles grandes se venden más por su tamaño que por calidad

La moda de comprar teles enormes es solo un símbolo de poder económico para muchos y sinónimo de más prestaciones para otros, aunque solo los modelos más caros aportan mayor definición

21 febrero, 2020 00:00

A la mayoría de españoles les gusta ver la tele, hasta el punto de que el 70% lo hace a diario y le dedica "entre cuatro y seis horas", según Puntronic, porcentaje que coincide en cuanto a la cifra mínima con los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que mantiene que nos sentamos ante el televisor 240 minutos al día (cuatro horas). Las mujeres ven la tele un 10% más que los hombres, mientras que son los mayores de 65 años son los que más horas pasan cada día delante de la pantalla, unas seis horas y media.

La asociaciones de consumidores creen que es demasiado tiempo, aunque saben que se trata de hábitos difíciles de eludir y por ello recomiendan distancias mínimas frente al televisor, conscientes de que el consumo va a seguir siendo elevado aunque trate de reducirse.

Tele grande, ande o no ande

En general, para estar todo ese tiempo ante la pantalla, apostamos por televisores cuanto más grandes, mejor; y es un planteamiento que aunque está en boga, realmente no suele tener mucho sentido. La mayor parte de las viviendas no permiten una distancia mínima para ver bien la tele en el caso de que se compre una muy grande, y además que lo sea no tiene por qué implicar una mejor definición. De hecho, hay teles grandes que no ofrecen una buena calidad de imagen y otras pequeñas que sí lo hacen. La clave, en todo caso, está en la distancia de los ojos a la pantalla.

Una mujer en una tienda de televisores

Una mujer en una tienda de televisores

Tener una tele grande para muchos es símbolo de poder económico, como antiguamente los coches de bran tamaño. Pero las dimensiones del aparato no son lo más importante para que se vea bien, sino su definición de imagen, como confima Juan, encargado de Media Markt: "Los televisores cada vez son mejores en todas las marcas y ofrecen como mínimo una óptima calidad de imagen. No es como hace diez años, que había teles enormes, Samsung por ejemplo, cuya calidad de imagen era muy baja". La gente se equivoca al comprar teles grandes por moda, afirma Juan, "ya que solo las muy caras se diferencian y tienen mayor calidad; lo suyo en un aparato que se ajuste en medida a la estancia donde se ve la tele, ni más ni menos".

Distancias recomendadas

Existen unas distancias prefijadas con las que coinciden casi al milímetro fabricantes y asociaciones de consumo. Sin tener en cuenta las posibilidades del televisor en cuanto a calidad de la imagen, el tamaño para la pantalla ha de fijarse en función de la distancia a la que se ve. Ésta se mide en diagonal y en pulgadas, y debe ser de dos o tres veces la medida de la diagonal de la pantalla.

Dos niñas mirando la televisión

Dos niñas mirando la televisión

Así, habrá que situarse a 1,5 a 2 metros de distancia si se dispone de un televisor de 32 pulgadas (unos 71 cm de ancho), de 2 a 2,5 metros para teles de 40 a 45 pulgadas (unos 88 a 99 cm de ancho), de 2,5 a 3 metros con televisores de 46 a 49 pulgadas (entre 102 y 108 cm aproximadamente), de 3 a 3,5 metros si se trata de aparatos de 50 a 55 pulgadas (de 110 a 122 de ancho, más o menos) y a partir de 3,5 metros para los televisores de 60 a 65 pulgadas (unos 133-145 cm). En general, de 50 a 55 pulgadas, como máximo, una tele cumplirá con creces en un salón de tamaño medio, y aumentar la distancia en una tele grande contribuirá a que tenga mayor calidad de visionado. Sin pasarnos de lejos, claro.

Todo es posible con 4K

La distancia disponible debe condicionar el tamaño de la pantalla porque de nada servirá disponer de un televisor grande si no podemos alejarnos lo suficiente para ver las imágenes. Aacabará resultando incómodo, ya que se pixelaría la imagen. Pese a todo, para los entusiastas del gran tamaño que no están dispuestos a renunciar a él aunque su vivienda tenga el tamaño de un zulo, fabricantes y asociaciones también coinciden en que con un televisor 4K el problema se subsanaría, puesto que de por sí ofrecen mucha mejor calidad de imagen. "Los televisores 4K permiten disfrutar de la mejor calidad de imagen incluso situándonos a menos de un metro", asegura Panasonic. Aunque mejor respetar una distancia mínima por el bien de nuestra vista.

Tampoco es conveniente pecar de tele pequeña, porque se pierden muchos detalles y se hace insufrible leer rótulos y subtítulos. Igualmente se debe tener en cuenta el ángulo de visión, ya que si vemos la tele desde una posición en diagonal, por mucho que el aparato sea excepcional, no estaremos adecuadamente situados para apreciar las imágenes de manera óptima.

"¿La tele más grande y más barata?"

Por eso, a la hora de adquirir un nuevo televisor es conveniente medir la distancia disponible desde donde va a estar ubicado el aparato hasta donde nos sentamos a contemplar los programas, y tener en cuenta las distancias recomendadas que apuntan fabricantes y asociaciones de consumidores. "Aquí tuvimos un cliente que se llevó una tele LG de 55 pulgadas y la trajo para cambiarla por otra más pequeña a los dos días. Pero los laterales estaban todos raspados porque el hombre intentó colocarla dentro de un mueble de salón y no pudimos cambiársela", desvela Juan, de Media Markt, que admite que muchos clientes le preguntan por "la tele más grande y más barata", al margen de la marca o de sus características.

Un hombre mirando la televisión en su salón

Un hombre mirando la televisión en su salón

El e-commerce de electrónica y electrodomésticos Puntronic apunta que el periodo de renovación de los televisores está en alrededor de siete años, aunque suelen cambiarse para acceder a modelos más modernos y con mayores prestaciones. Pero también porque existe una tendencia desde hace unos años a comprar teles grandes, una moda. Además, como apunta Media Markt, "normalmente en las casas hay varias teles, la nueva se instala en el salón y la que estaba allí pasa a otra habitación, así que suele ser la más vieja la que se acaba desechando".

Mismo tamaño a precios muy diferentes

Pese a todo, como vemos, que una tele sea grande no es sinónimo de que también lo sea su calidad. Lo primero que habrá que tenerse en cuenta es el presupuesto con el que se cuenta para la compra, ya que hay aparatos desde poco más de 100 euros hasta más de 10.000. Con el mismo tamaño, existen enormes variaciones de precio en función de la calidad de la imagen. Hay televisores FullHD, UltraHD o 4K y estos dos últimos ofrecen prácticamente la misma buena resolución. Si además el aparato cuenta con HDR, la imagen tendrá mayor contraste de color y se verá mejor, pero esta tecnología aumentará notablemente el precio.

También los sistemas OLED y QLED aportan colores mejorados y más definición, pero solo están disponible en pantallas grandes de gama alta y, por lo tanto, muy costosas. Otra tendencia muy de moda es apostar por las Smart TV, que permiten navegar por internet y el acceso a todo tipo de contenidos. Los fabricantes recomiendan en estos casos las teles con al menos dos puertos HDMI que además dispongan de USB. "Los televisores deben ser como los trajes a medida, cada uno debe buscar aquel con el que se sienta más cómodo en función del uso que vaya a darle y de cuánto quiere que le dure", asegura la responsable de Puntronic Rosa Alsina, que aconseja "que la gente no se deje deslumbrar por el tamaño, sino que busque el asesoramiento de expertos".

Riesgos de ver la tele en exceso

El 99,3% de los hogares en España tiene uno o más televisores, según datos de Barlovento Comunicación, que coincide con la estimación del INE de que vemos la tele como poco 240 minutos al día de media. Por ello alerta de los riesgos de pasar tanto tiempo ante la pantalla. De por sí, esta práctica lleva implícito estar sentado o tumbado, lo que aumenta el sedentarismo y el riesgo de padecer obesidad, diabetes u otras dolencias. Si a ello le unimos que para muchas personas sentarse a ver la tele implica picar algo de comida basura, aumentan las probabilidades de padecer enfermedades cardiovasculares.

Una mujer a punto de ver una película

Una mujer a punto de ver una película

Ver la tele en exceso, además, puede provocar problemas de rendimiento cognitivo, lo que se traduce en "falta de memoria, dificultad para concentrarse, lentitud de procesamiento de la información o incapacidad para seguir un hilo comunicativo". Ante todos estos síntomas, y al margen del tamaño de las teles o la calidad de sus imágenes, conviene reflexionar sobre si el hábito de ver la tele con demasiada asiduidad relaja en el momento, pero perjudica a largo plazo.