Pepe Álvarez, secretario general de UGT que aspira a estar como mínimo dos años más al frente del sindicato / EFE

Pepe Álvarez, secretario general de UGT que aspira a estar como mínimo dos años más al frente del sindicato / EFE

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Pepe Álvarez aspira a otro mandato en UGT

El sindicato se empieza a preparar para un año en el que se deberán celebrar todos los congresos de la organización, desde los locales al confederal

26 mayo, 2019 00:00

En UGT han empezado las conspiraciones. El sindicato se prepara para un año congresual en que todas las organizaciones, desde las locales al confederal, deberán elegir a sus representantes para el próximo mandato. Los candidatos potenciales empiezan a mover ficha a todos los niveles y, por ahora, en la cúpula se impone una máxima. La de que Pepe Álvarez optará a la reelección en el cargo.

La aspiración del histórico sindicalista no es menor. Se presentaría al congreso que tendrá lugar aproximadamente en marzo próximo con 65 años de edad y prejubilado de la empresa donde inició su carrera en la defensa de los derechos de los trabajadores, Alstom. Este perfil ya le ha propiciado críticas internas. Se advierte de que una organización no puede alzar la bandera de la renovación ni defender la importancia de las organizaciones sindicales entre los jóvenes con un líder que le tocaría estar retirado de la vida activa sobre el papel y que lleva 40 años en diferentes cargos de responsabilidad.

Lacuerda, un rival de 67 años

El desasosiego que se respira en UGT también tiene su origen en que, hasta la fecha, sólo se ha postulado como posible rival de Álvarez el secretario general de Servicios Públicos, Julio Lacuerda, que llegaría a la elección con 67 años de edad. Otro sindicalista con las mismas carencias que el líder actual.

Julio Lacuerda, secretario general de Servicios Públicos de UGT / EP

Julio Lacuerda, secretario general de Servicios Públicos de UGT / EP

Julio Lacuerda, secretario general de Servicios Públicos de UGT / EP

En el seno de la organización señalan la falta de sabia nueva del sindicato. Lamentan que ya les ha pasado factura con la pérdida de un 20% de los asociados en los últimos 10 años (consideran que va más allá del sólo impacto de la crisis), con unos los cuadros de dirigentes cada vez son de edad más avanzada y con sindicalistas que llevan como mínimo 30 años como liberados de la organización. Además de alarmar de una dependencia cada vez mayor de las ayudas públicas.

Medio mandato y relevo para Pedro Hojas

La demanda de una renovación generacional en el sindicato está cada vez más presente y el propio Álvarez ha movido ficha para intentar contrarrestarla. Fuentes de su entorno indican que está sobre la mesa la posibilidad de asumir la secretaría general sólo para medio mandato y que, en contraste con su etapa como líder en Cataluña, esta vez está dispuesto a cumplir con este compromiso y no se acogerá a las turbulencias internas para prolongarlo.

La estrategia que se estudia es la de pasar el testigo en 2022 al actual líder de la FICA, Pedro Hojas. Se promocionaría a un sindicalista que lleva afiliado a la organización desde 1989 y que entró por primera vez en el comité de empresa de Cerámicas Gala (Grupo Roca) en 1990. Dos años más tarde accedió a su primer cargo, el liderazgo del sector de la industria, construcción y agroalimentación en Burgos.

El papel de Matías Carnero

Promocionar al máximo representante de la federación más poderosa en el sindicato sería un guiño a favor de la paz interna. Con todo, abriría un nuevo conflicto en el sector, ya que se debería buscarle un sustituto. Quien suma enteros es el actual presidente de UGT de Cataluña y del comité de empresa de Seat, Matías Carnero.

Matias Carnero, presidente del comité de empresa de Seat, enciende la alarma por el futuro del empleo / EP

Matias Carnero, presidente del comité de empresa de Seat, enciende la alarma por el futuro del empleo / EP

Matias Carnero, presidente de UGT de Cataluña y del comité de empresa de Seat / EP

Que se le promocionase implicaría también preparar a uno de los sindicalistas con más influencia en Cataluña como un posible liderazgo confederal, señalan los mismos interlocutores. El problema es que se requiere el visto bueno del implicado. Y, de forma histórica, Carnero ha intentado mantenerse al margen de la estructura federal y confederal para centrarse en el gigante de la automoción. Está en el aire saber si cambiará de parecer cuando el desarrollo de la industria 4.0 es un reto para el futuro para la compañía y se ha reconocido una inflexión en el plano laboral a partir de 2024 por la carga de trabajo que estará asignada a la planta de Martorell (Barcelona).

Relevo en Cataluña

Que Carnero decida su futuro también será clave para el congreso de la UGT de Cataluña, que llegará antes del confederal. El gobierno bicéfalo entre el líder sindical de la Seat y Camil Ros, que ha ocupado el cargo de secretario general, no ha funcionado como se esperaba.

El último mandato se recordará como unos años en que la cohesión interna ha estado al límite por el envite independentista, y el papel que ha ejercido Ros generó críticas. La principal es que no ha ejercido un liderazgo claro y que en los momentos de mayor convulsión interna (por cuestiones políticas), ha sido el presidente el que ha tenido que salir a marcar las líneas maestras de la organización. Los más críticos indican que incluso ha llegado a imponerlas a los partidarios más acérrimos al independentismo, que han acabado por salir del sindicato y han sido recibidos en el Gobierno catalán.

Fortaleza de la FICA

No se da a Ros como amortizado, pero también se consideran valores en alza varios sindicalistas del secretariado actual. Con todo, se está a la espera de conocer más detalles del plan confederal para lanzar cualquier propuesta.

Lo único claro en la federación catalana es que la FICA (industria, construcción y agro) jugará en esta ocasión fuerte su poder en la organización para conseguir más control del órgano de gobierno sindical y que se deberá abordar el debate de género en los liderazgos, algo que va más allá de la paridad.