Jorge Miarnau, presidente ejecutivo de Comsa / FOTOMONTAJE DE CG

Jorge Miarnau, presidente ejecutivo de Comsa / FOTOMONTAJE DE CG

Business

Los Miarnau tienen que apretar el cinturón de Comsa para garantizar el futuro

La banca revisa la venta pendiente de activos, por valor de 350 millones de euros a los que se deben sumar los indirectos, antes de firmar la refinanciación del grupo

10 abril, 2016 22:10

Comsa y la banca están sentados para intentar pactar la refinanciación de los 926 millones de euros de la compañía que se deberían abonar en un solo pago el 31 de diciembre del ejercicio en curso, tal y como se acordó en 2013. Las negociaciones avanzan por buen camino, según fuentes del sector, y ahora la banca acreedora se centra en fiscalizar el plan de desinversiones del grupo infraestructuras.

Los activos que están en el mercado ya se han consensuado por el pool de 13 entidades que participan en la operación, entra las que se encuentran Caixabank, BBVA, Banco Sabadell o Banco Popular. El objetivo es que en los próximos meses la compañía obtenga unos 350 millones por todos ellos, a los que se deberán sumar las ganancias indirectas de las operaciones.

110 millones por Aritex

Son los Miarnau, dueños del 70% de Comsa, los que capitanean las negociaciones. El caso 3% apartó a los Sumarroca (con el 30% restante) de cualquier proceso externo de la compañía --sentarse con la banca para conseguir el oxígeno económico se encuentra entre estas atribuciones-- e incluso propició que se borrara su apellido empresarial (Emte) de las sedes.

La última desinversión que se ha ejecutado es la venta de Aritex Cading, una ingeniería dedicada al sector de la automoción y la aeronáutica por la que han conseguido 110 millones. A lo largo de 2015 el grupo se desprendió de sus participaciones en la línea 9 del Metro de Barcelona y en el Metro Ligero Oeste de Madrid, por las que obtuvo otros 115 millones que aplicó de forma inmediata a reducir deudas.

Desinversiones en 2013

También vendieron la participación del 25% en el Hotel Vela de Barcelona y la filial ferroviaria, Comsa Rail Transport, a la empresa nacional de los ferrocarriles franceses, SNCF Geodis. Ambas operaciones se ejecutaron en 2013 y se enmarcan en el proceso de desinversión que propició la firma del anterior acuerdo de refinanciación.

La banca acreedora insistió en elevar un escalón este plan a finales de 2015, cuándo se iniciaron las conversaciones, porque considera que el grupo cuenta con “activos muy buenos” que despiertan el interés del mercado, indican los mismos interlocutores.

Revisión del plan de negocio

De forma paralela a este proceso, los implicados en el plan de refinanciación revisan el plan de negocio que han presentado los Miarnau. Esta parte de la operación está en una fase inicial, ya que aún no se ha entrado en valorar si las prospección que se ha hecho sobre la evolución de los beneficios brutos (Ebitda) y la estructura organizativa de la compañía es la correcta o, por ejemplo, si la cartera de pedidos y el nicho de mercado en el que se focaliza Comsa tras la desinversión es el correcto o se debe corregir el foco.

Con todo, antes de valorar si el business plan es fiable, se deberá encontrar comprador para el resto de activos que forman parte de la lista. Entonces se conocerá si la cúpula del grupo ha superado o no los 350 millones que se han marcado como objetivo y se podrá abordar el capítulo económico de la reestructuración.

Quitas sobre la mesa

También será el momento de estudiar si se requiere aplicar alguna quita a los 926 millones de pasivo bancario sobre una deuda financiera total que supera los 1.200 millones. Es una opción que está sobre la mesa para acercar las obligaciones económicas a los recursos propios de la compañía, la única forma de que Comsa pueda operar tranquila.

Como es habitual, la banca no es partidaria de esta opción y aún no se ha pronunciado sobre ella. Ha pedido analizar primero el Ebitda y los recursos reales que están en caja para tomar alguna decisión en este sentido. Cabe tener en cuenta que el informe de auditoría que Deloitte firmó en 2015 incluía una salvedad que incrementó las pérdidas y proyectaba que, por tercer año consecutivo, el grupo cerraba el ejercicio con un saldo negativo de 217 millones.

A pesar de este tropiezo, la banca acreedora ha mostrado a los Miarnau que las negociaciones van en buen camino. Prevén firmar el plan el próximo verano.