Oficinas de Beeasy Delivery

Oficinas de Beeasy Delivery CG Sant Joan Despí

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La startup de reparto ultrarrápido Beeasy se estampa en una quiebra necesaria

La justicia decomisa la empresa y destituye a sus liquidadores Sergio Giménez, Juan Manso, Germán Oñate y Javier Jiménez

21 marzo, 2024 00:00

Los transportes de paquetería ultrarrápidos de Beeasy se han terminado de forma fulminante. El Juzgado Mercantil número 7 de Barcelona ha decretado el concurso necesario de la empresa Beeasy Delivery, de Sant Joan Despí, titular de la aplicación Beeasy.

Remoción

Dicha instancia judicial ha revocado a los liquidadores Sergio Giménez García, Juan Manso López, Germán Martín Oñate Arévalo y Javier Jiménez Blázquez. Todos ellos formaban parte del anterior consejo de administración, más Jesús Majem Tarruella y Juan Manuel Quelle Añel.

A la vez, ha nombrado administrador concursal al despacho Pleta, que ahora habrá de hacerse cargo de la compañía y ultimará la liquidación de los bienes que todavía queden en el balance.

Última yarda

La idea de Beeasy nació durante la fase dura del confinamiento por el Covid. Sus promotores la pusieron en marcha en 2021 con un ambicioso plan de expansión. Su especialidad era el reparto de paquetes en la última yarda, sin esperas, siempre por la tarde y con las mínimas entregas fallidas.

Además, sus distribuidores empleaban vehículos no contaminantes y, a diferencia de otras firmas de corte similar, todos disfrutaban de contrato desde el primer momento.

Previsiones incumplidas

Beeasy inició sus operaciones en Barcelona en 2021 y el mismo año dio el salto a Madrid. Se definía como una empresa de “reparto de proximidad, ecológica, sostenible y social”.

Los planes económicos preveían un fortísimo crecimiento, que se plasmaría en la contratación de nada menos que 2.000 empleados fijos. Por desgracia, los pronósticos no se pudieron cumplir y los ingresos durante el trienio fueron testimoniales. Las pérdidas desde la fundación rondan los 600.000 euros.

Siniestro

Ante semejante panorama, a mediados de 2023 los socios acordaron finiquitar el ruinoso negocio. Mientras concluían los trámites pertinentes, un acreedor insatisfecho instó ante los tribunales el concurso necesario y el juzgado mercantil ha estimado ahora su petición.