Instalaciones de Grupo Crusvi / CG

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Confidente VIP

Quiebra necesaria de la avícola tarraconense Granja Crusvi

Los dueños realizaron la sospechosa venta de sus activos inmobiliarios a una compañía navarra

8 marzo, 2023 00:00

La jueza Chantal Prieto Corbella, titular del Juzgado Mercantil número 1 de Tarragona, ha admitido a trámite la solicitud de concurso necesario de Granja Crusvi SA, una de las industrias avícolas más destacadas de la provincia. Es el descalabro concursal de más bulto ocurrido en Tarragona en el curso de este año.

Insta la quiebra Cereales Torremorell SA (Cetosa), de Algerri (Lleida), acreedora de 75.000 euros por el suministro de trigo, cebada y soja. Crusvi dispone de cinco días para oponerse a la demanda o allanarse y entrar en quiebra forzosa. Fuentes judiciales explican a Crónica Global que las posibilidades de superar el golpe son escasas.

Matadero y granjas de engorde

Granja Crusvi es la compañía matriz del grupo del mismo nombre. Este incluye el matadero de pollos Industria Alimentaria Crusvi, de Riudoms, que suspendió pagos en 2020 y ahora se encuentra en fase de liquidación; Fábrica Mas Vell, de Montbrió del Camp, productora de pienso; y la cabecera Granja Crusvi, que se encargaba de la cría y engorde de los animales en explotaciones propias.

Los clientes del consorcio son las cadenas hoteleras y el sector de la hostelería.

Activos esfumados

Este siniestro alimentario encierra algunas particularidades llamativas. En 2020, pocos días antes del fallido de Industria Alimentaria Crusvi, los dueños del conglomerado realizaron una operación que significó la salida de todo el patrimonio de Granja Crusvi.

Esta cedió sus inmuebles industriales, la maquinaria y el utillaje, valorados en más de 10 millones, a favor de la compañía navarra Agotzaina, a cambio de una ínfima participación del 1% de su capital. Agotzaina tiene de presidenta y consejera delegada a Cristina Viader Netto.

Sociedad vaciada

Tal operación significa que Granja Crusvi, a un paso de la declaración formal de quiebra necesaria, carece de bienes tangibles con los que hacer frente a los pasivos.

En semejantes circunstancias, las posibilidades de pago de las deudas pendientes son prácticamente nulas. Antes de que empezaran los problemas, Crusvi alcanzaba una facturación anual de 28 millones.

Hombre de paja

Además de la extraña operación citada, Granja Crusvi realizó dos movimientos no menos llamativos. En 2021 trasladó su sede social de Tarragona a un minúsculo local sito en el pasaje Nogués, en el barrio barcelonés de Gràcia, donde no se desarrolla actividad alguna. Previamente habían cesado los administradores José María Vidal Miralles, Isabel Vidal Pintaluba, Judit Crusat Braña y Manuel Vidal Boleda.

Su puesto pasó a ocuparlo Ramiro Antonio Martín Blanco, en calidad de administrador único. Se trata del habitual testaferro, dedicado a prestar su nombre a sociedades en situación problemática. En los registros mercantiles consta como administrador o socio de un centenar de empresas de todo pelaje.

Traspaso

Para rematar la faena, los dueños de Granja Crusvi vendieron la totalidad del capital a una sociedad instrumental de la órbita del citado Martín Blanco.

Grupo Crusvi nació hace más de sesenta años. La primera entidad fue Granja Crusvi, constituida en 1958 por las familias Crusat y Vidal. En 1983 incorporó Fábrica Mas Vell y en 2002 Mytidasa, que cambió de nombre y pasó a llamarse Industria Alimentaria Crusvi.