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BBVA y Santander se ceban con Cataluña: cerrarán una de cada tres oficinas

La autonomía es una de las grandes perjudicadas en los notables ajustes laborales de la gran banca para paliar los efectos de la crisis y el proceso de digitalización

24 abril, 2021 00:00

Cataluña será fiel reflejo del ajuste sin precedentes que está diseñando la gran banca tanto en su plantilla como en su red de oficinas. Especialmente severos con la comunidad autónoma han sido BBVA y Santander, que reducirán casi un tercio su capacidad instalada en el territorio. Dejarán a los catalanes sin una de cada tres sucursales de estas entidades.

Si finalmente se ejecutan los planes (el de Santander ya fue acordado y firmado con los sindicatos), las cerca de 1.100 oficinas que actualmente suman los dos grupos financieros en Cataluña se reducirán hasta quedar levemente por debajo de 750.

Notable implantación

Especialmente significativo ha sido el planteamiento de BBVA, toda vez que su implantación en Cataluña es netamente superior a la del Santander al quedarse con la mayoría de las cajas territoriales en la anterior crisis del sector. La entidad que preside Carlos Torres comunicó el pasado jueves a los representantes de los trabajadores el plan inicial para llevar a cabo el ajuste ya anunciado a comienzos de año y que pasa por el despido de casi 3.800 trabajadores y el cierre de 530 oficinas.

Entre las damnificadas, un total de 204 se encuentran situadas en Cataluña, lo que equivale a algo más del 38% del total. Una cifra notablemente superior al peso que la Comunidad Autónoma tiene actualmente en la red de oficinas de la entidad, aproximadamente un 25%.

Un banco "catalán"

Esta circunstancia que llama la atención por el origen de esta destacada implantación y las consecuencias que tuvo en su día para el empleo y las oficinas en Cataluña. Durante la destacada reestructuración que sufrió el sistema financiero español como consecuencia de la pasada crisis, BBVA se hizo con una parte importante de las antiguas cajas de ahorros de la región, transformadas posteriormente en bancos, algunas tras fusionarse entre ellas, como paso previo a ser absorbidas por entidades de mayor tamaño.

En este proceso, el BBVA representó un papel de actor protagonista, con la adquisición tanto de Unnim como de Catalunya Banc. El primero fue el resultado de la unión de las antiguas cajas de Sabadell, Manlleu y Terrassa, mientras que el segundo fue producto de la transformación en banco de Catalunya Caixa (anteriormente denominada Caixa Catalunya), que figuraba entre las principales entidades financieras del conjunto del sistema por su elevado volumen de activos.

La sede del BBVA en el edificio La Vela de Madrid / BBVA

La sede del BBVA en el edificio La Vela de Madrid / BBVA

El precedente de 600 sucursales

La absorción de Unnim provocó el cierre de algo más de un centenar de sus oficinas en toda España. De ellas, la mayoría se ubicaban en Cataluña, dada la conexión de las antiguas cajas con el territorio al que pertenecían.

Por su parte, la operación de Catalunya Banc fue mucho mayor, dada la implantación a nivel nacional de esta entidad, que figuraba entre las diez primeras de todo el país cuando tenía el estatus de caja de ahorros. El ajuste posterior a su adquisición por parte de BBVA fue notablemente más traumático. En total, la entidad con sede en Bilbao ejecutó el cierre de unas 600 sucursales en Cataluña como consecuencia de estos procesos.

Menos exposición, más cierres

Una vez más, en esta ocasión Cataluña vuelve a estar en primera línea de los ajustes del BBVA, justificados por la necesidad por parte de la entidad de adaptarse a los desafíos del sector, marcados por la crisis del coronavirus, el escenario continuado de los tipos de interés en terreno negativo (que no se espera que finalice antes de la mitad de la presente década) y la creciente competencia desde el ámbito tecnológico.

Algo muy similar a lo que planteó semanas atrás Santander, cuyos planes pasan por generar ahorros de 1.000 millones de euros anuales en Europa. En su caso, la implantación en Cataluña es prácticamente la mitad que la del BBVA (cerca de un 13%), lo que no impidió que su ajuste incluyera el cierre de cerca del 35% de sus oficinas a lo largo y ancho de las cuatro provincias catalanas.

El contraste con Caixabank

El impacto en Cataluña del ajuste que está diseñando la gran banca queda compensado en parte con el recorte que ha puesto encima de la mesa Caixabank y que ha comenzado a negociar con los sindicatos esta semana.

En este caso, la absorción de Bankia, que es el principal motivo esgrimido para llevar a cabo el recorte de la masa laboral, propicia que la mayor parte de los cierres se vaya a realizar en aquellas plazas en las que Bankia contaba con mayor implantación, producto de tanto de la propia fusión de las siete cajas que dio lugar a su creación como a la posterior adquisición de Banco Marenostrum (BMN).

Compensación parcial

En todos estos procesos, tan sólo estuvo implicada una entidad radicada en Cataluña, en concreto Caixa Laietana.

El efecto del plan de Caixabank hace que el porcentaje de oficinas que la gran banca cerrará en Cataluña durante los próximos meses se reduzca a algo más del 22%.