“Una empresa tiene que ser reflejo de la sociedad”

A Eva Hernampérez (Badalona, 1979) nunca le interesaron demasiado las muñecas. "Me acuerdo de que, de pequeña, tenía una revista de muebles de oficina y recortaba las mesas y las sillas, les ponía precios y jugaba a vender y comprar. Realmente, siempre quise trabajar en el mundo de la empresa", reconoce esta empresaria del sector metalúrgico. Hernampérez es desde el año 2020 directora general de Anudal Industrial, una empresa de accesorios para carpintería de aluminio que fundaron sus padres hace casi 40 años en un taller de Badalona, y que hoy tiene planta de producción en Brasil y exporta a más de 35 países. 

"La idea de negocio se le ocurrió a mi padre, un hombre hecho a sí mismo, que había pasado de la hostelería a las ventas en el sector de la carpintería de aluminio, donde detectó la necesidad de una serie de accesorios, principalmente escuadras y uniones de aluminio,  para marcos de ventanas y puertas, aunque era mi madre quien dirigía la empresa", explica Hernampérez, recordando cómo las comidas familiares en casa se convirtieron en una oportunidad para aprender más sobre el mundo de la empresa. "A mis padres les hacía muchas preguntas, quería entender todo lo que decían sobre la empresa, incluso les pedía asesoramiento cuando en la universidad teníamos que resolver algún caso empresarial".

Convencida de su vocación, Hernampérez estudió Administración y Dirección de Empresas en Esade (1997-2002) y poco después de graduarse se incorporó a la empresa familiar para cubrir una baja por maternidad. "Mi intención inicial no era trabajar en la empresa familiar, quería dedicarme a trabajar en una multinacional, una empresa de gran consumo del sector de alimentación, moda, perfumes…  pero se dieron una serie de circunstancias que así lo propiciaron, y al final me di cuenta de que realmente lo estaba disfrutando, que podía tomar muchas decisiones y tener una visión muy global del negocio", explica. No obstante, llegó una etapa, "la peor de todas", en que Hernampérez se hartó de ser "la eterna adjunta" y de no tener visibilidad. "Llevaba a cabo acciones de valor, pero no tenía responsabilidad sobre nadie del equipo y me sentía un poco en la sombra, de mis padres sobre todo", recuerda.

Crisis

En medio de esa crisis personal y profesional, estalló la crisis financiera de 2008, que afectó de lleno al sector de la construcción. Anudal, centrada principalmente en la fabricación de escuadras y uniones de aluminio para ventanas y puertas, vio cómo su facturación caía a un tercio de lo que era. "Si estábamos facturando 12 millones, pues pasamos a cuatro. Fue muy exagerado".

La empresa se vio obligada a ejercer una drástica reducción de personal. "Fueron momentos duros, especialmente porque el 20% de nuestra plantilla eran personas con discapacidad psíquica, física, y sabías que esta gente tendría aún más dificultades para volver a reinsertarse en el mundo laboral", recuerda la empresaria, que para entonces estaba embarazada de su primera hija.

Los años posteriores a la crisis fueron duros —a la empresa le faltaba un impulso para volver a crecer—, hasta que en 2012 su padre desarrolló un producto especial para el mercado brasileño, entonces un mercado emergente con mucho potencial. Sin pensárselo dos veces, Hernampérez se ofreció para coger un avión y realizar un viaje de prospección, que resultaría en el alquiler de una nave en Indaiatuba, en el estado de Sao Paulo.

"Debido a la política de aranceles brasileña, no era posible exportar directamente desde España", explica la CEO de Anudal, que un año después se mudaba con su familia a Indaiatuba para empezar la empresa desde cero. Hasta entonces, Anudal exportaba principalmente a Francia y países europeos (Portugal, Bélgica e Italia) con una latitud similar a la española, ya que el clima condiciona el tipo de materiales utilizados en los sistemas de cierre de las casas, y Sudamérica ofrecía oportunidades en este sentido.

Después de implementar el negocio en Brasil, en 2016 la empresa decidió penetrar el mercado mexicano, esta vez a través de oficina de distribución comercial, y desde allí vender a otros países americanos, desde República Dominicana a Estados Unidos. Hernampérez, que se había mudado de Brasil a Ciudad de México, fue el artífice de esta fructífera operación.

Relevo generacional

"El crecimiento que te da la experiencia de vivir fuera y la seguridad que obtienes en ti mismo cuando te enfrentas a retos y los superas no tiene igual", opina Hernampérez. Muy a su pensar, tras tres años felizmente instalada en México, Hernampérez y sus hermanos pequeños recibieron la llamada de sus padres anunciando su intención de jubilarse y que había llegado el momento de ordenar el relevo generacional.

"Al principio la idea me costó, me gustaba vivir en México y tuve que pasar por una especie de luto de dejar atrás una vida con mucha más emoción. Te levantas y no sabes lo que va a ocurrir", dice.

Para asegurar una transición generacional fluida, la empresa contrató a un consultor estratégico y un coach para entender las expectativas y capacidades de los accionistas y reorganizar la dirección de Anudal. Se decidió que su hermana pequeña asumiría la dirección comercial, mientras que Eva asumiría la dirección general.

"Parecía la opción de sucesión más natural, teniendo en cuenta mi formación, trayectoria y las diferencias de edad con mi hermana, diez años más joven", explicó. Por otra parte, los consultores tuvieron en cuenta su firme voluntad de liderar la empresa familiar, siguiendo el referente de su madre. "Mi madre ha tenido una forma de dirigir la empresa muy enfocada a las personas, y esto sigue siendo igual hoy", añade. No en vano, un 20% de la plantilla son puestos de integración social y la presencia femenina en fábrica es alta. Uno de los retos de Hernampérez es seguir involucrando a gente de colectivos sociales vulnerables, además de mantener el enfoque respetuoso con la ecología y la diversidad. "Al final, una empresa tiene que ser reflejo de la sociedad", dice.

Etapa post-pandemia

Desde que Hernampérez está al mando, la empresa ha sobrevivido a una pandemia y ha promovido además la incorporación de gente más joven, "becarios universitarios que nos aporten más vitalidad y nuevos puntos de vista", explica.

Por otro lado, en 2023 la compañía, que hoy factura 11 millones de euros al año, decidió absorber la empresa navarra Manufacturas Mendavia, que les permitía diversificar y entran en el segmento de carpintería en PVC, además de poner el foco en la digitalización de procesos que permitan ahorrar en costes estructurales y regular las discontinuas tarifas de proveedores, que dependen de la cotización diaria del aluminio en el mercado de metales de Londres (LME). "Si hay incertidumbre y las cotizaciones del aluminio flotan mucho, no es fácil repercutirlo al cliente. Tienes que tener una buena estrategia de compra para asegurar el precio de la materia prima".

Otro de sus retos personales es quitar "esa imagen de que las empresas industriales, aún más de un sector como es el metal, son un espacio sucio y aburrido, y demostrar que realmente tienen alma, hay cosas que se fabrican con mucha pasión", concluye Hernampérez. "Creo que un buen líder tiene que sentir alegría, pasión, y voluntad de hacer las cosas cada día un poco mejor".

Su referente en el día a día, no obstante, sigue siendo su madre. "Ahora ya tengo mi propio criterio, pero siempre hay momentos en que preguntas, ¿y esto cómo lo haría mamá?" Hernampérez ha perpetuado su forma de gestión, totalmente enfocada a las personas, además de explorar nuevas formas de mejorar la rentabilidad en los procesos productivos y fomentar la diversificación. "Mientras duraba el proceso de transición, mis padres siempre me preguntaban, ¿realmente quieres ser directora general?"  A lo que yo, bastante ofendida, respondía: "Sino, no estaría aquí", concluye.