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Ni solos ni acompañados, Cataluña es la región más cara de toda España para compartir piso: su coste se dispara en solo tres años
La crisis de la vivienda se extiende en la región y ya no solo se limita a la compraventa o al alquiler de un inmueble, sino que afecta también al alquiler compartido, que se encarece notablemente
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El acceso a la vivienda se ha convertido en uno de los grandes retos sociales y económicos en España. Los altos precios del alquiler hacen que cada vez más personas opten por compartir piso como una alternativa para poder emanciparse o reducir gastos.
Sin embargo, esta modalidad, tradicionalmente considerada la opción más asequible, también se ha encarecido a un ritmo acelerado en los últimos años.
Según un estudio del portal inmobiliario Fotocasa, el precio medio de una habitación en un piso compartido en España se sitúa en 510 euros al mes, lo que supone un incremento del 55% respecto a 2022 y del 61% en comparación con 2020.
Esta tendencia al alza afecta a todo el país, pero tiene un epicentro especialmente marcado en Cataluña, que se ha convertido en la comunidad más cara para compartir vivienda.
Cataluña, líder en vivienda compartida más cara
Compartir piso en Cataluña se ha convertido en un lujo. Según un estudio reciente del portal inmobiliario Fotocasa, el precio medio de una habitación en piso compartido en la comunidad alcanza los 618 euros al mes, lo que supone un incremento del 61,8% en los últimos tres años y del 56,6% en los últimos cinco.
En esta región, el coste medio alcanza ya los 618 euros al mes por habitación, una cifra que refleja la fuerte tensión del mercado inmobiliario y que deja a muchos jóvenes, estudiantes y trabajadores con pocas alternativas para independizarse.
Estas cifras colocan a Cataluña como la comunidad autónoma más cara de España para alquilar una habitación.
En un contexto de crisis de acceso a la vivienda, estos datos confirman que incluso las modalidades más "asequibles", como el alquiler compartido, se han encarecido de forma vertiginosa en la región.
Barcelona, precios desorbitados
En Cataluña, la presión se concentra en el área metropolitana de Barcelona, donde la demanda de habitaciones compartidas es altísima y la oferta escasa.
El informe revela que en la ciudad condal no existe oferta por debajo de los 500 euros. Además, en barrios céntricos es habitual superar los 600 euros mensuales.
Este panorama convierte a Barcelona y su entorno en un foco de tensión inmobiliaria, donde estudiantes, jóvenes trabajadores y profesionales desplazados se ven obligados a destinar gran parte de sus ingresos a la vivienda.
Cataluña frente al resto de España
La media catalana de 618 euros se sitúa muy por encima del promedio nacional (510 euros/mes). Otras comunidades también superan los 500 euros, como Madrid (585 euros), País Vasco (583 euros) y Baleares (558 euros), pero ninguna alcanza los niveles de Cataluña.
En contraste, regiones como Extremadura (251 euros), Castilla-La Mancha (289 euros) o Murcia (314 euros) ofrecen precios mucho más bajos, aunque con menor demanda. Esto evidencia la enorme brecha territorial y cómo Cataluña se encuentra entre las zonas más tensionadas del país.
Subidas anuales: el ritmo no cesa
El informe de Fotocasa también muestra que el precio de las habitaciones en Cataluña sigue subiendo con fuerza año tras año.
En 2024, el promedio estaba en torno a los 560 euros, frente a los 618 actuales. Es decir, en solo un año, el alquiler compartido se ha encarecido casi un 10%.
Esta tendencia al alza parece imparable y afecta no solo a la capital catalana, sino también a municipios universitarios o con fuerte actividad económica, donde la demanda de alojamiento temporal es constante.
Factores que explican este encarecimiento
Varios elementos confluyen para situar a Cataluña en lo más alto del ranking de vivienda compartida. Destacan especialmente los siguientes:
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Alta demanda y baja oferta:Barcelona concentra a miles de estudiantes, profesionales y expatriados, lo que eleva la presión sobre un mercado con pocas viviendas disponibles.
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Turismo y alquiler de corta estancia: la competencia con los pisos turísticos reduce la oferta destinada a alquiler residencial, especialmente en zonas céntricas.
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Emancipación tardía: muchos jóvenes buscan habitación porque no pueden afrontar un alquiler individual, lo que multiplica la demanda en pisos compartidos.
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Foco económico y laboral: como motor económico de España, Cataluña atrae a trabajadores de otras regiones y del extranjero, que encuentran en el alquiler compartido su primera opción de acceso a la vivienda.
Consecuencias sociales en Cataluña
El encarecimiento del alquiler compartido tiene un fuerte impacto en la vida de los catalanes y de quienes llegan a la región:
- Más difícil independizarse: los jóvenes retrasan aún más su emancipación, prolongando la estancia en casa de sus familias.
- Mayor desigualdad territorial: mientras en pueblos y ciudades secundarias los precios son menores, en Barcelona y su área metropolitana los costes son prohibitivos.
- Estudiantes bajo presión: Cataluña concentra un gran número de universidades, lo que incrementa la competencia por habitaciones en municipios como Barcelona, Sant Cugat o Cerdanyola.
- Desplazamiento a la periferia: quienes no pueden pagar en zonas céntricas deben mudarse a municipios más alejados, con el consiguiente aumento de gastos en transporte y tiempo de desplazamiento.
Municipios catalanes más caros para compartir vivienda
Igualmente, el estudio de Fotocasa refleja que los precios en Cataluña no solo son altos en Barcelona ciudad. Estos son algunos de los municipios más destacados:
- Sant Cugat del Vallès: 708 euros/mes
- Barcelona: 643 euros/mes
- L’Hospitalet de Llobregat: 555 euros/mes
- Cerdanyola del Vallès: 513 euros/mes
Estas cifras demuestran que el fenómeno no se limita al centro de la capital, sino que se extiende a todo su entorno metropolitano.
Qué soluciones se plantean
El portal inmobiliario advierte que el alquiler compartido se encarece a un ritmo vertiginoso y que, para muchas personas, representa la única vía de acceso a la vivienda.
Sin embargo, si los precios siguen creciendo, incluso esta alternativa podría dejar de ser viable. Entre las posibles soluciones se encuentran:
- Incrementar la oferta de vivienda asequible mediante políticas públicas y promoción de alquiler social.
- Regular el mercado del alquiler turístico, que compite con el residencial en ciudades como Barcelona.
- Fomentar alternativas como el coliving, que podrían ofrecer precios más estables a medio plazo.
- Impulsar ayudas al alquiler para jóvenes que les permitan emanciparse sin destinar más del 30-40% de su salario a vivienda.
Cataluña, epicentro de la tensión inmobiliaria
Con un precio medio de 618 euros al mes por habitación, Cataluña no solo lidera el ranking de comunidades más caras, sino que simboliza la crisis de acceso a la vivienda en España.
Ciudades como Barcelona y municipios como Sant Cugat muestran hasta qué punto el alquiler compartido ha dejado de ser una opción económica y se ha convertido en un gasto desorbitado para estudiantes y trabajadores.
Con todo ello, si no se toman medidas para equilibrar la oferta y la demanda, Cataluña corre el riesgo de convertirse en un territorio cada vez más inaccesible para quienes buscan empezar una vida de manera independiente.