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Hay historias que se cuentan de arriba a abajo. Son aquellas que hablan de gente que empieza de camarero en el McDonalds y acaba ganando una estrella Michelin, que es dependiente de una cadena de ropa y crea su propia firma… Y luego están aquellos que se mueven en horizontal, cambiando de sector por completo y con gran éxito.

Uno de estos ejemplos es el barcelonés Santiago López-Balcells. Con tan sólo 23 años este emprendedor ha pasado en pocos meses de trabajar en el sector financiero londinense a dirigir su propio restaurante en Barcelona. Para muchos, una apuesta de riesgo; para él, cumplir un sueño.

La historia de este joven empieza en el barrio de Sarrià. Este vecino de uno de los barrios más pijos de Barcelona decidió, con 18 años, irse a estudiar a la Universidad de Exeter. Eligió un grado de tres años en Business Management para diferenciarse de las opciones más habituales en España y vivir su experiencia a escala internacional. 

Compartió vivienda con amigos y, como muchos jóvenes, trabajó en una discoteca para financiar el día a día y poderse pagar sus caprichos. Pero tocó volver al acabar los estudios. Estuvo de prácticas en Barcelona, pero él seguía con la cabeza en el Reino Unido.

Una vida ejecutiva en Londres

Envió su CV a más de 80 compañías de Londres y dio sus frutos. Consiguió un puesto en la consultora Alpha Financial Market Consulting, especializada en gestión de patrimonios de grandes empresas. 

Su carrera allí fue notable. En dos años ascendió con rapidez, pero la vida en Londres, con largas distancias y un estilo urbano poco compatible con su afición al deporte, le llevó a replantearse el futuro.

Paseo por el Támesis a su paso por Londres CANVA

El regreso a Barcelona

Cada tanto, para matar el tiempo, miraba los portales inmobiliarios y las ofertas que había en su tierra natal y algo llamó la curiosidad. En febrero de 2024, vio que el restaurante Can Martí, situado en el exclusivo barrio de Vallvidrera, estaba en traspaso. El local, fundado en 1955, había tenido tres propietarios y era conocido por su tradición de parrilla. Y se lanzó a él

“Vine casi como si fuera una broma, pero al salir pensé que tenía que quedármelo”, explica en una entrevista en El Periódico. Y la broma se convirtió, poco a poco, en una realidad. Dio una paga y señal y, a partir de ahí inició un proceso de búsqueda de financiación y de socios. También lo consiguió.

Cómo se hizo con Can Martí

Un amigo de su padre adquirió el 45% del negocio, el propio López-Balcells mantiene otro 45%, y un restaurador con experiencia entró con un 10% como socio y mentor. Desde junio, este joven de 23 años recién cumplidos es el dueño del histórico restaurante Can Martí y la explotación se ha firmado para diez años.

Él espera recuperar la inversión inicial en unos dos años y medio, revela al medio, aunque no explica cuánto ha sido el dispendio del traspaso del negocio. En cualquier caso, él va a velar por sus intereses. Ha procurado que la gestión diaria recaiga en él: coordina un equipo de seis personas y trabaja jornadas de hasta 12 horas.

Así es el restaurante

El restaurante abre de jueves a domingo, con servicio de mediodía y cena (excepto los domingos por la noche). López-Balcells ha introducido cambios en la operativa: reservas online mediante software de gestión, mejoras en la atención al cliente y proyectos de ampliación, como una terraza para quienes esperan mesa.

En los dos primeros meses, asegura, la facturación ha crecido un 13% respecto al mismo periodo del año anterior, aunque admite que buena parte de ese incremento responde al efecto inicial de la clientela de amigos y conocidos.

Una experiencia dura y satisfactoria

En cualquier caso, el cambio de rumbo que ha dado su vida ha sido radical. López-Balcells, acostumbrado a trabajar con grandes patrimonios en Londres, reconoce que la hostelería requiere un nivel de dedicación mucho mayor de lo previsto. “Esto es muy sacrificado”, admite. “No es lo mismo trabajar siguiendo instrucciones que llegar el primer día y preguntarse ‘¿y ahora qué hago?’”.

El aprendizaje ha sido rápido: desde coordinar proveedores y personal hasta ocuparse de la cocina o la sala cuando es necesario. La apuesta se financió parcialmente con un crédito, lo que añade presión a la gestión diaria. A pesar de que quiere ampliar horizontes, por ahora, se centra en consolidar Can Martí y aplicar “cuatro o cinco cambios” para reforzar la rentabilidad del negocio sin alterar la esencia del local. Al menos, puede decir que con 23 años, dirige restaurante con casi siete décadas de historia y espera darle una nueva y larga vida.

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