No es Barcelona, pero los vecinos de esta ciudad catalana también están hartos del turismo: No queremos una ciudad fotografía”

No es Barcelona, pero los vecinos de esta ciudad catalana también están hartos del turismo: "No queremos una ciudad fotografía” PEXELS

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No es Barcelona, pero los vecinos de esta ciudad catalana también están hartos del turismo: "No queremos una ciudad fotografía”

Lo que antes eran tiendas de proximidad se han convertido en negocios de restauración y mini supermercados

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El turismo es sinónimo de riqueza, pero también de gentrificación. Hace años que Barcelona denuncia que la llegada masiva de turistas ha convertido a la capital catalana en una ciudad sin alma, de escaparate y dónde no se puede vivir.

La situación se ha extendido tanto que, como la gente ha de irse a vivir fuera de la ciudad condal, la periferia ha visto como crecían los precios de la vivienda por los expulsados por el turismo y la especulación. Pero más allá de Barcelona, el fenómeno también empieza a ser preocupante.

Como bien saben los catalanes, Cataluña es mucho más que Barcelona y hay zonas tan atractivas para los turistas como la capital. Allí también se viven muchos problemas provocados por el turismo.

Un caso claro es el de Tarragona. La que fuera uno de los puertos más importantes del Imperio Romano recibe millones de visitas cada año y la convivencia entre los vecinos y el turismo es cada vez más conflictiva, especialmente en el barrio de la Part Alta de la antigua Tarraco.

Un paseo como prueba

Sólo hace falta pasear una mañana de verano o un viernes cualquiera por la calle Major para darse cuenta. Grupos de visitantes caminan entre los camiones de carga y descarga mientras las tiendas abren sus puertas. Una estampa que podría ser, perfectamente, la del centro de Barcelona o Londres.

A eso se le suma la falta de personalidad que está adquiriendo el tejido comercial. Si bien muchas de las grandes firmas internacionales se ubican en los centros comerciales de la periferia, el casco histórico es ya una zona gastronómica y no siempre de buena calidad.

Todo para el turista

“Si vas mirando puerta por puerta, todo se ha transformado de cara al turismo”, declaraba hace poco un vecino al Diari de Tarragona. Es fácil encontrarse en sólo cinco manzanas varios mini supermercados, diferentes restaurantes, heladerías varias, decenas de tiendas de souvenirs, media decena de cafeterías y hasta algún que otro spa, cada tanto. Comercios de todo la vida, pocos.

Hay negocios que han decidido escapar del centro, directamente. No pueden competir con los alquileres ni con la presión de varias cadenas. Esto provoca la pérdida absoluta de identidad, denuncian. Incluso hay quien dice que está dejado y sucio.

Mercat Central de Tarragona

Mercat Central de Tarragona Nicolas Vigier

Diferencias con Barcelona

Lo único que diferencia a Barcelona de Tarragona en este aspecto es la estacionalidad. En Tarragona, los visitantes parecen desaparecer cuando llega el frío. Pero en pleno verano, las terrazas se llenan de ruido molesto para los vecinos y, algunos propietarios, convierten sus viviendas en pisos turísticos.

El ayuntamiento ya ha tenido que aplicar moratorias a la concesión de licencias de viviendas de uso turístico. Y es que sólo en este barrio había más de 600, lo que equivale al 20% del total del parque inmobiliario de la zona. Junto con La Móra y los barrios marítimos, se trata del área con mayor concentración de este tipo de alojamientos en Tarragona.

El peso del turismo

Según el Patronat Municipal de Turisme, la ciudad registró 1,7 millones de pernoctaciones el año pasado, a las que hay que añadir los visitantes sin alojamiento. Muchos de ellos confluyen en la Part Alta, un espacio cerrado por murallas con unos 3.600 vecinos censados

La afluencia de turistas, sumada a las actividades festivas, ha incrementado la presión sobre los residentes. Aun así, personas como el librero Enric Benaiges tratan de evitar la turismofobia. “No estamos en contra del turismo, pero no queremos una ciudad fotografía”, señalaba en el Diari de Tarragona.

Planes municipales

El Ayuntamiento de Tarragona ha anunciado que en 2026 iniciará la redacción de un plan de usos para la Part Alta. El documento, según la concejala de Turisme, Montse Adan, quiere salvaguardar la identidad del barrio.

La tensión entre ambos colectivos, sin embargo, sigue presente en el día a día. Los comercios tradicionales que se mantienen abiertos conviven con una creciente oferta de ocio y restauración pensada para los visitantes. Mientras, los residentes insisten en la necesidad de medidas para garantizar servicios básicos y preservar la vida cotidiana en el casco histórico.