Entrevista a Jordi Alonso

Entrevista a Jordi Alonso GALA ESPÍN Barcelona

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Jordi Alonso, Grup La Pau: "Analizamos los pros y contras de volver a la patronal del transporte sanitario"

El nuevo presidente de la cooperativa de Badalona afea la "falta de seguimiento" del sector en la electrificación de las ambulancias

La UTE con Direxis se impone en el concurso de Cataluña, con el lote de mayor cuantía económica y alcance territorial

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La cooperativa a cargo del transporte sanitario al norte de Barcelona está de enhorabuena, después de las curvas mal cogidas en el País Vasco, donde le salpicó la pugna entre sindicatos y Administración. Sobre su nuevo presidente, Jordi Alonso, recaen los traslados urgentes y no urgentes de pacientes en ciudades tan densamente pobladas como Santa Coloma, Sant Adrià del Besòs y su Badalona natal.

También los municipios del sur del Maresme, el Vallès Occidental y el Vallès Oriental, después de que el Sistema d'Emergències Mèdiques (SEM) haya ampliado las regiones sanitarias. De Grup La Pau es el mayor lote del último concurso, tanto en cuantía como en alcance territorial; 381 millones para la UTE que conforma con su socio, Direxis, cabecera del grupo Tusgsal.

En conversación con Crónica Global, el hasta ahora director ejecutivo y financiero de la cooperativa felicita al SEM "por el disruptivo cambio que suponen los pliegos a nivel europeo". "Nosotros aportaremos nuestro granito de arena en este nuevo paradigma innovador", promete Alonso, que prevé facturar unos 25 millones de euros este año con unas 350 unidades y unos 1.200 empleados.

¿Qué valoración hace de su victoria en el concurso de ambulancias?
Ha sido un éxito rotundo para nosotros y para Direxis, indudablemente. Esta nueva UTE supone un salto de calidad a todos los niveles, desde los ingresos que veremos multiplicados respecto a nuestro actual lote hasta el volumen de territorio que abarcaremos.
¿Qué particularidades tiene este concurso?
Afrontamos con especial ilusión prestar servicio en el Vallès Oriental y en el Occidental, además de en nuestra zona histórica, que es el vaso norte, y el Maresme. Es un lote muy grande y esto nos exigirá darlo todo cada día. Estar a la altura de los pacientes que vamos a asistir y trasladar durante estos cinco años.
¿Qué cambios podrá notar un paciente que esté esperando su ambulancia para ir, por ejemplo, a diálisis a partir del año que viene?
Yo espero que la diferencia sea muy escasa. Es decir, que casi ni la perciba porque, si por algo se ha caracterizado La Pau durante los últimos 40 años es por el excelente servicio que ofrece. Y si percibe alguna diferencia, que sea evidentemente a mejor, pero no deberían cambiar demasiado las cosas.
Tras varios recursos y después de que se enmarañara el concurso (como viene siendo habitual en cada concurso del transporte sanitario), las partes finalmente han firmado la paz...
Por nuestra parte, esa paz siempre ha estado encima de la mesa. Nosotros no hemos sido los causantes ni protagonistas de las impugnaciones, por lo que estábamos expectantes de que se cerrara satisfactoriamente por el bien común de los usuarios, de los trabajadores y de la patronal.
Quiero felicitar al Sistema d'Emergències Mèdiques (SEM) por el trabajo que ha hecho en la confección de los pliegos. Para mí, supone un cambio disruptivo en el transporte sanitario a nivel europeo, con unidades nuevas y un paradigma innovador. Nosotros aportaremos nuestro granito de arena para que esto vaya bien.
¿Qué les aporta la alianza con Direxis?
Somos un partner clave para el SEM. No encuentro en el sector un mejor modelo que el que encarna esta nueva UTE, con el modelo social por encima de cualquier otra cuestión en un sector tan sensible como es el del transporte sanitario, en el que las empresas deben obtener unos márgenes suficientes como para poder ofrecer el mejor servicio posible, sin especular con él.
Con Direxis, estamos aprovechando las sinergias de ambas compañías. Llevamos mucho tiempo trabajando codo con codo para entregar el plan de trabajo, como hemos hecho recientemente.
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¿Cómo compite una cooperativa con los grandes fondos que han irrumpido en el sector?
Pues haciendo valer nuestra fortaleza. Nosotros aportamos algo diferencial, que es la empatía hacia las personas que trasladamos. Nuestros socios y socias, que son los propietarios de la empresa, trabajan cada día con los usuarios y viven de primera mano sus necesidades, las hacen suyas. Esto aporta un plus que otras empresas, con otros modelos, pues seguramente no puedan aportar. 
No seré yo quien critique otras formas societarias, pero tengo claro que nuestro sector, tan especial y sensible, requiere de ese punto diferencial que nos convierte en un partner clave para prestar con la máxima garantía el contrato que tenemos por delante.
¿Le atribuye más mérito a su tarea el hecho de ser una cooperativa?
No debería. Una de las líneas clave que pretendo impulsar en la nueva legislatura de Grup La Pau como presidente es el hecho de que esto no reste eficiencia a la compañía. Es decir, no debería ser un lastre, sino una ventaja competitiva respecto a otros modelos de empresa.
¿Ese es, precisamente, uno de sus objetivos tras haber ganado las elecciones?
Sí. Llevo más de 20 años en el sector y aportaré toda mi experiencia y un plus de profesionalidad y de talento para aplicar nuevos procedimientos que nos hagan más eficientes y ágiles, introduciendo políticas métricas basadas en la inteligencia artificial, siendo muy innovadores y transformando de manera radical la cooperativa. Con innovación, talento y profesionalidad.
Pónganos un ejemplo de aplicación de inteligencia artificial...
Llevamos unos cuantos meses trabajando en la optimización de rutas del servicio no urgente mediante la inteligencia artificial. Optimizar los tiempos para que los usuarios no se vean lastrados por las demoras.
¿Y en el servicio urgente?
En el urgente tenemos una complicación mayor, puesto que está todo muy predefinido. Nos llama el 112, nos moviliza y acudimos al lugar del incidente. Ahí hay menos margen para la programación de rutas.
Pero hay muchos procesos administrativos que se pueden simplificar con la IA, y también estamos enfocados en ello.
Todo el mundo habla de la IA. Es un tren al que ustedes también se suben...
Yo lo tengo clarísimo y, en septiembre, empezaré a formarme específicamente en inteligencia artificial; también haré un máster de Innovación y Transformación digital para aplicar todos esos conocimientos a La Pau y hacerla mucho más eficiente tanto a nivel operativo como administrativo.
Van a operar el mayor lote del nuevo contrato del transporte sanitario en Cataluña. ¿Esto les obliga a tener una postura más proactiva en los organismos patronales?
Este es uno de los puntos que estamos evaluando de manera muy sincera con Direxis. No descartamos ningún escenario a día de hoy. Todo es demasiado reciente y debemos evaluar bien los pros y los contras. Ver hacia dónde se dirige la patronal y si esa dirección es coherente con nuestros valores, y en función de ello decidir si nos sumamos a la patronal o no.
Tras su accidentado paso por el País Vasco, ¿qué conclusiones sacan?
Fue un aprendizaje del que debemos extraer la parte positiva. Aprender de los errores cometidos y aplicar ese conocimiento a lo que nos viene ahora, ya que tendremos un volumen de servicios muy parecido al que teníamos antes en Vizcaya y Álava. 
¿Fueron justos con ustedes en el País Vasco?
No lo sé, sinceramente. Tendríamos que ponderarlo todo: errores propios, un cambio de gobierno entre medias, un componente social desconocido hasta ese momento para nosotros... No sé si hablar de justicia o no, pero hay que ser autocríticos y aprender de la experiencia.
¿Tienen en sus planes sondear otros territorios y presentarse a nuevos concursos?
Nuestro objetivo es, a día de hoy, prestar un gran servicio en este nuevo lote, el más grande de Cataluña. Estamos muy focalizados en ello, y luego Dios dirá.
Ustedes han hecho una importante inversión en la electrificación de su flota... ¿Qué se han encontrado? ¿Está todo demasiado verde?
Creo que sí, por una cuestión más ideológica que no por operatividad. Intentamos liderar el sector con nuestra apuesta en 2021, implantando no solo unidades eléctricas en Vizcaya y Álava, sino también puntos de recarga. Mientras que el Gobierno vasco facilitó su instalación en hospitales públicos, nosotros dotamos nuestras infraestructuras con hasta 100 puntos, tanto lentos como rápidos.
Pero el sector no nos ha seguido. Ha dificultado el arraigo de una flota eléctrica que es beneficiosa para todo el mundo porque nos permite vivir mejor y dejar a nuestras hijas e hijos un mundo mejor. La Pau lideró esta apuesta y no hemos tenido el seguimiento esperado, y eso hace que sea muy difícil implantar el cambio de manera real.
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¿Quién debe empujar más para desatascar esta carpeta?
La Administración puede favorecer el ecosistema para que la flota eléctrica pueda operar sin ningún tipo de problema, como lo demostramos nosotros en su día en Vizkaya y Álava: en Álava llegamos a ofrecer el 50% de los servicios no urgentes con flota eléctrica. Pero la apuesta debe venir sí o sí por parte de las compañías.
Los pliegos, en multitud de ocasiones, nos dan libertad para poder ofertar este tipo de tecnología no contaminante, y las empresas son reacias a materializar esta apuesta. Somos las empresas las que tenemos la responsabilidad y el deber de demostrar que queremos un mundo mejor.
¿Qué Administración está apostando más por la electrificación de los vehículos sanitarios? ¿País Vasco o Cataluña?
En el País Vasco hicimos una apuesta arriesgada que luego demostró no serlo tanto. Y en Cataluña se ha dado un paso importante al obligar (entre comillas) a las empresas a ofertar parte de la flota eléctrica para optar a una puntuación mayor. Pero todas las administraciones están dando pasos por implantar poco a poco esa flota. Y aun así, hay reticencias importantes por parte del sector.
¿Cualquier zona es apta para operar con ambulancias eléctricas?
Hay zonas muy proclives a implantarlas. Por ejemplo, núcleos urbanos muy densos como Badalona, Santa Coloma o Sant Adrià, donde los kilómetros por cada ruta son cortos. Eso sí, cuanto mayor recorrido tiene el traslado, más dificultades encuentra la flota eléctrica. Pero en nuestra zona histórica es un terreno muy atractivo para atreverse con este tipo de tecnología.
Hablemos de la vida útil de las ambulancias. ¿Cuál cree que debe ser?
Los 10 años que tenemos hoy día son una buena cifra. La tecnología avanza y, con ella, también la vida de las unidades. Hoy (e insisto en la palabra hoy), ni la ampliaría ni la reduciría. Se ha demostrado que una flota, por ejemplo, de 2014 o 2015 está aguantando bastante bien, a pesar de llevar 10 años. No estamos sufriendo en demasía para aguantar unidades de esta antigüedad.
¿Esa es la fórmula en la que se encuentran cómodos? ¿No perder la cabeza con una renovación excesiva ni postergarla en exceso, y combinarlo con la electrificación de parte de la flota?
Sí, con una flota polivalente en la que también prime la calidad. Es bueno invertir sin dejarnos llevar únicamente por una reducción de costes que hoy agradecerás, pero que el día de mañana vas a acabar pagando.