Indra apuesta por Santa Bárbara para cortar 'puertas traseras' de EEUU en la defensa nacional

Indra apuesta por Santa Bárbara para cortar 'puertas traseras' de EEUU en la defensa nacional

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Indra apuesta por Santa Bárbara para cortar 'puertas traseras' de EEUU en la defensa nacional

La multinacional cuenta con el apoyo del sector y de los sindicatos, que ven en la iniciativa de la dirección una oportunidad para recuperar la capacidad industrial perdida desde hace décadas

Más información: Indra creará una filial para fabricar blindados y apuesta por reinventar Minsait en vez de venderla

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La comparecencia esta semana del presidente de Indra, Ángel Escribano, en la Comisión Mixta del Congreso ha reavivado el debate sobre el futuro de la industria española de Defensa. Y, más en particular, de Santa Bárbara. Controlada desde su privatización por el gigante estadounidense General Dynamics, representa un papel clave en la defensa española y europea. Su futuro parece ahora más cerca que nunca de Indra. 

Poco menos de dos meses después de su nombramiento como número uno de Indra, Escribano desgranó en sede parlamentaria algunos de los planes del fabricante de sistemas de Defensa y tecnología. Uno de los aspectos más llamativos fue el retorno de la apuesta por retomar el proceso íntegro de fabricación de blindados.

 Principal socio de uno de los contratistas de referencia del Ministerio de Defensa como EM&E, Escribano es un conocedor privilegiado de la industria. Casi tanto como de la propia Indra. 

"Acabo de aterrizar en la dirección pero conozco bien esta compañía desde hace 25 años", señaló en la reciente presentación de resultados anuales ante los analistas y los medios de comunicación. La estrategia esbozada en el Congreso va más allá de recuperar una actividad industrial "que nunca debimos perder", como apuntó el ejecutivo ante sus señorías. 

El presidente de Indra, Ángel Escribano / EP

El presidente de Indra, Ángel Escribano / EP

Santa Bárbara está en los planes de una Indra a la que el traje que diseñó el equipo directivo el pasado año en forma de plan estratégico se le ha quedado ya algo pequeño. No ha sido precisamente Escribano el que haya querido ocultarlo sino, más bien, todo lo contrario. 

Pero además de los números, ese interés se alinea con la estrategia de la Unión Europea de reforzar su soberanía tecnológica y reducir la dependencia de proveedores extranjeros en sistemas militares críticos.

El rearme de Bruselas

En los últimos días, la Comisión Europea ha puesto en marcha un plan de rearme para la Unión Europea y ha instado a los gobiernos de los estados miembros a elevar su gasto militar. La complejidad del panorama geopolítico ha acentuado la necesidad de consolidar una industria de Defensa europea fuerte y autónoma, uno de los ejes centrales de las políticas comunitarias en los últimos años. 

Antes de este plan de rearme, Bruselas ha destinado miles de millones de euros al Fondo Europeo de Defensa (EDF, por sus siglas en inglés) para potenciar la innovación y producción de tecnología militar dentro de la UE.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez / RICARDO RUBIO - EUROPA PRESS

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez / RICARDO RUBIO - EUROPA PRESS

Es precisamente en este contexto donde la reespañolización de Santa Bárbara bajo el liderazgo de Indra se presenta como una oportunidad para integrar la compañía en los proyectos estratégicos europeos. 

El refuerzo de la industria nacional no solo permitiría a España recuperar capacidades industriales perdidas desde la privatización de Santa Bárbara en 2001, como recordó Escribano. Contribuiría además a la reducción de riesgos geopolíticos asociados a la dependencia de proveedores no europeos.

Sin dependencias de intereses ajenos

Uno de los argumentos esgrimidos por Indra y otros actores del sector es el riesgo tecnológico y estratégico que supone la permanencia de Santa Bárbara bajo el control de un gran grupo estadounidense. Fuentes de la industria han advertido de la posibilidad de que sistemas críticos fabricados por General Dynamics contengan vulnerabilidades de seguridad, comúnmente conocidas como backdoors (puertas traseras), que podrían comprometer la operatividad de las Fuerzas Armadas españolas en un escenario de crisis internacional.

"Es imperativo que Europa controle sus propias capacidades defensivas. No podemos depender de tecnología extranjera que puede estar sujeta a intereses políticos ajenos a los nuestros", señaló un experto en defensa nacional, que prefiere mantener el anonimato.

Apoyo sindical

El proyecto de Indra cuenta con el respaldo de sindicatos del sector industrial, que ven en la operación una oportunidad para la creación de empleo de calidad y la revitalización del tejido productivo español. Fuentes de UGT y CCOO han expresado su apoyo a una "industria de defensa con arraigo en el país" y han subrayado la importancia de la seguridad laboral y la estabilidad en un sector estratégico.

Por su parte, fuentes vinculadas al Ejército de Tierra han mostrado su preocupación por la continuidad de Santa Bárbara bajo la gestión de General Dynamics, argumentando que la falta de inversión en los últimos años ha debilitado la capacidad de la empresa para afrontar proyectos clave, como la modernización de los blindados Pizarro y el desarrollo de nuevas plataformas terrestres.

No se tratará de una batalla sencilla. Los primeros pasos de Indra para la reindustrialización y revitalización de la actividad productiva en España se toparon con la negativa de Santa Bárbara a vender su planta de Asturias. Un primer contratiempo cuya importancia se encargó de relativizar Escribano, que contará con la fábrica de Duro Felguera en la zona como alternativa.

No ha sido sino un primer intento; el sector cuenta con que los apoyos del Estado, a la sazón primer accionista de Indra, y de la UE, la compañía pueda avanzar en su objetivo de recuperar el control de una empresa clave para la autonomía militar de España.

La ministra de Defensa, Margarita Robles, en una visita a la fábrica de Santa Bárbara (General Dynamics) / EP

La ministra de Defensa, Margarita Robles, en una visita a la fábrica de Santa Bárbara (General Dynamics) / EP

El presidente de la compañía no ha ocultado una cierta preocupación por la escala de Indra, que limita sus capacidades frente a competidores europeos y, sobre todo, estadounidenses. La obsesión de la nueva dirección es ganar tamaño, poder situarse a la altura de los Thales, Leonardo y compañía.

"Aquí no nos vamos a parar", señaló tras la compra de Hispasat que, sobre todo, supone asumir el control de Hisdesat, enfocada a los satélites militares. "Por supuesto que quisiera comprar ITP Aero y Rolls Royce…", apuntó de forma gráfica ante los medios. 

Por lo pronto, Indra no está dispuesta a esperar a 2030 para convertirse en una '10-billion-euros-company'. Es decir, para superar los 10.000 millones de euros de facturación. El nuevo reto es 2028. Y los primeros pasos están dados.