La abandonada Fábrica Simon de Girona, motivo de disputa entre Generalitat y Ayuntamiento
- Un informe municipal niega que la ciudad sea responsable del bombeo de las inundaciones del edificio, que debería acoger el instituto público Ermessenda
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El futuro de la antigua fábrica de Simon Electric en Girona entra en un callejón de difícil salida. La Generalitat de Cataluña y el Ayuntamiento no se ponen de acuerdo sobre quién debe bombear el agua que inunda el edificio, en el que la conocida marca producía dispositivos eléctricos en su día y que debería acoger un nuevo instituto desde hace seis años.
Se trata del Institut Ermessenda, cuyo medio millar de alumnos estudian en dos ubicaciones provisionales y que este curso han estado a punto de sufrir un traslado. Un acuerdo del consistorio con el Obispado de Girona, que alquila uno de los dos espacios, lo evitó in extremis.
Inundaciones e indigentes
El imponente bloque, ubicado en la carretera de Barcelona, puerta de entrada a la ciudad por el sur, tiene el subterráneo anegado por las lluvias y el mal estado de los bajantes, resultado de su abandono desde la marcha del fabricante eléctrico.
Y desde 2016, cuando el consistorio y la conselleria de Educación anunciaron su acuerdo para la cesión del solar, poco se ha avanzado. Algunas naves han sido derribadas, pero las inundaciones, la insalubridad y los grupos de indigentes que allí viven aún se mantienen.
Concurso desierto
De hecho, la cuestión del agua topó con un concurso público desierto: ninguna empresa se ofreció al Ayuntamiento para el bombeo, en una licitación de 10.100 euros.
Fue el pasado mes de abril, y la Generalitat aún espera a que el edificio se le entregue "libre de cargas" como paso indispensable para desatascar la reforma. Esto es así porque no se ha oficializado la cesión y la conselleria que comanda Esther Niubó aún no es titular del edificio.
No obstante, el gobierno municipal de Lluc Salellas niega la mayor. Un informe jurídico del Ayuntamiento desmiente que las tareas de drenaje les correspondan a los servicios municipales.
Nuevo documento jurídico
El documento atribuye al consistorio los "únicos trabajos" de derribo y "como máximo" las obras de urbanización mínimas para acceder a la finca. Condiciones que ya se dan, apuntan fuentes municipales.
No obstante, la ciudad no se expulsa la responsabilidad y está en conversaciones con la Generalitat para desatascar la situación. También trabaja para modificar el planeamiento urbanístico y así facilitar las cosas.
"Tenemos criterios jurídicos diferentes en relación a las responsabilidades para el mantenimiento del edificio y se está valorando conjuntamente maneras de solucionarlo", agregan las mismas voces.
Sin daños estructurales
De dichas conversaciones debe salir la formalización de la mutación del edificio, que indique los próximos pasos a seguir. Pero lo que parece seguro es que el documento no incluirá un nuevo concurso público municipal, visto el fracaso del anterior.
Las partes implicadas se apoyan, además, en que "no se trata de una actuación urgente, ya que no genera daños estructurales".
De hecho, los técnicos municipales han constatado que las inundaciones no afectan la estructura --al menos de forma visible-- ni hay ninguna fuga en la instalación urbana de suministro ni del alcantarillado.
No hay calendario
Si bien los alumnos del Institut Ermessenda debían gozar de sus nuevas instalaciones en septiembre de 2019, los incontables tropiezos en su adecuación han borrado cualquier horizonte claro del calendario.
La comunidad educativa, movilizada con éxito para evitar la última amenaza de traslado, está relativamente cómoda en esta provisionalidad.
Conocedora de los problemas de las administraciones con la fábrica Simon, prefieren no hacer ruido y mantenerse en los módulos de Can Prunell y en el edificio Cartanyà --del Arzobispado-- antes que ir dando tumbos por nuevas localizaciones hasta su eventual desembarco en la fábrica Simon.