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La situación generada en Grífols desde que decayó el plan de Brookfield para lanzar una OPA conjunta con la familia fundadora ha devuelto a la farmacéutica a la época más complicada dentro de la crisis que se inició hace casi un año. Al menos, desde el punto de vista bursátil. Los movimientos especulativos han adquirido protagonismo de nuevo, como confirma el hecho de que el fondo AKO Capital haya declarado una posición corta del 0,72%.

Se trata de la de mayor volumen aflorada por el fondo bajista en el capital del productor de hemoderivados. Y también, de la constatación de la tendencia que adelantaba Crónica Global en los últimos días.

Desde que se confirmó que Brookfield abandonaba su intención de hacerse con la mayoría del capital a través de una oferta a todos los accionistas, los títulos de Grífols han entrado en una espiral de volatilidad, elevada contratación e inestabilidad. Indicios más que evidentes de que la actividad especulativa había despertado de nuevo en torno al valor.

A estos elementos cabe sumarle otro que también parecía olvidado en los últimos meses: el incremento de operaciones de préstamo de valores. Una actividad que también están llevando a cabo accionistas significativos de la farmacéutica. Otro de los hechos que recuerdan a las fatídicas primeras semanas de la crisis que se suscitó a raíz de la publicación del primer informe de Gotham City.

Thomas Glanzmann, presidente ejecutivo, y Nacho Abia, consejero de Grifols el 14 de junio en Sant Cugat del Vallès, Barcelona Cedida

A diferencia de lo que sucedió entonces, la intensidad de los ataques en las últimas semanas es significativamente menor. En aquellas primeras semanas del año, se calcula que los bajistas llegaron a controlar algo más un 10% del capital de Grífols. Hasta tal punto llegó la especulación en torno al valor que los fondos especializados en esta operativa comenzaron a realizar préstamos de acciones entre ellos. 

Por entonces, Capital Group fue uno de los accionistas de referencia que no escatimó a la hora de hacer negocio con parte de sus títulos de Grífols. También actuaron de la misma forma institucionales como Morgan Stanley y Goldman Sachs

Descenso esperado

En los últimos días, ha sido Europacific Fund, vehículo controlado por Capital Group, el que ha aflorado operaciones de este tipo con pequeños paquetes de acciones de Grífols. Un indicativo de que la especulación ha vuelto a ser un elemento a tener en cuenta para evaluar el comportamiento de la compañía en bolsa. 

La renuncia del Brookfield a la OPA ocasionó un esperado descenso de la cotización de Grífols, que se había instalado en torno al precio de 10,5 euros que el fondo canadiense había trasladado al consejo de la farmacéutica como indicativo en una eventual operación.

El Ibex logra rebotar tras su mayor descenso en año y medio / EP

El mercado aun esperaba que, pese al rechazo del órgano de gobierno de Grífols a esta cifra, la OPA se llevara a cabo aun en esos términos. Tras el desplome de la cotización, el mercado ha conocido algunas informaciones que parecen despejar, al menos a corto plazo, el futuro del grupo.

Entre ellas destaca la emisión de bonos de 1.300 millones que permite amortizar la deuda pendiente y retrasar los vencimientos voluminosos hasta 2027. También, la entrada en el consejo de un representante de los fondos críticos con la gestión, que puso fin a la serie de misivas al órgano de gobierno que introdujeron un elemento negativo para la cotización. 

Tras la operación, el consejero delegado y el director financiero de Grífols, Nacho Abia y Rahul Srinivasan, respectivamente, compraron acciones en el mercado como una muestra de apoyo y de confianza en la compañía.

También se ha conocido la decisión de Moody’s de volver a calificar la deuda de Grífols, tras la abrupta salida que protagonizó el pasado verano, cuando justificó su decisión en una supuesta falta de transparencia de la compañía.

A la baja

Elementos positivos que, sin embargo, no han sido suficientes para espolear el precio de la acción. En este punto entra el juego los movimientos especulativos, que pretenden aprovecharse del escenario de incertidumbre en el que se ha instalado el productor de hemoderivados.

Este viernes, Grífols volvió a bajar un 1,8% y cerró la semana con un precio de 9,32 euros, algo más de un 11% de la cantidad que estaba dispuesta a pagar Brookfield en la OPA. Desde que se inició el año, el retroceso se sitúa en el entorno del 40%.

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