Obras del Balcón Gastronómico del Port Olímpic de Barcelona

Obras del Balcón Gastronómico del Port Olímpic de Barcelona Miriam Saint-Germain

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Así se ha hundido el Balcó Gastronòmic, el proyecto estrella del Port Olímpic

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El Balcó Gastronòmic ha perdido a dos nuevos operadores de calado. Ignacio Furest, dueño de Platets, y Albert Ventura, del restaurante Vraba (el local oficial de la Copa América), han decidido abandonar el proyecto y confirman la hecatombe del espacio gastro, que ahora mismo sólo dispone de seis restaurantes abiertos. La deserción es la crónica de un fracaso anunciado.

El plantón confirma lo que diversos grandes grupos de la restauración barcelonesa llevan explicando desde que se lanzó la licitación: el negocio no es rentable.

Así lo han detallado a este medio diversos empresarios que acudieron a la primera presentación del proyecto en el Port Olímpic. "Quedamos entusiasmados con la idea, hasta que nos dijeron el precio del alquiler: era inasumible. El riesgo es altísimo para cualquier operador", explican las mismas voces.

Dos clavos más en el ataúd de Balcó

El adiós de Ignacio Furest y su proyecto Platets, que ha avanzado Patricia Castán en El Periódico, llega tras meses de dudas por parte del operador. El restaurador ya planteó en verano su adiós al Balcó, pero encontró un socio para seguir adelante. Ahora, ha comprobado que es definitivamente inviable y se ha retirado antes de subir la persiana.

Por otra parte, la huida de Ventura y su restaurante Vraba es aún más dolorosa para Barcelona. Fue el último establecimiento que se sumó al proyecto, tras haberse erigido como el restaurante de la Copa América en los antiguos cines Imax. Una vez terminada la competición deportiva, y visto el poco retorno de ésta, los chefs Albert Ventura (Coure) y Jordi Vilà (Alkimia) han desistido.

Los Salamanca, los primeros en apearse

Antes que ellos, ya se esfumaron La Barca del Salamanca y La Fonda del Port Olímpic, de la histórica familia de los Salamanca. Estos dos espacios siguen vacíos a la espera de que B:SM lance una nueva licitación. También desertó la Taberna Gallega de Marcos, de la empresaria gallega Mercedes Armesto, que cambió el Port por la zona alta. Todos ellos conocían a la perfección la zona, y por ello decidieron apearse. No les gustaron ni los precios ni las maneras de la administración.

Ahora, la estampa de este rincón del Port es francamente mejorable: sólo permanecen abiertos Kresala, Eldelmar, Tribut y El Cangrejo Loco en la parte de arriba, y Superlocal y Casa Carmen en la planta baja. Los días lluviosos y de frío, como estos últimos, apenas unas cuantas personas comen en el recinto: la terraza cuenta con un juego de doble pérgola que no cubre por entero a los comensales, y algunos se mojan. El viento marino tampoco ayuda a hacer que se sientan acogidos.

El Gremi tiende la mano al Ayuntamiento para subsanar errores

Hubo quien advirtió de que esto ocurriría. Fue el siempre atento Gremi de Restauració, alertado por los restauradores barceloneses. Ahora que el tiempo les ha dado la razón, se ponen a disposición de la administración pública para "enmendar los errores que permitan la viabilidad de los operadores", según comenta a este medio su director, Roger Pallarols.

"En este punto resulta más que obvio que el Ayuntamiento se ha equivocado con los precios del alquiler. Nos preguntamos cuántas otras noticias amargas necesitan para que rectifiquen y escuchen", expone Pallarols.

La ruinosa inversión de B:SM

El consistorio barcelonés invirtió 16 millones en el Balcó Gastronòmic, una cifra que han querido amortizar con unos alquileres que rondan los 40.000 euros mensuales

Se necesitaron tres concursos -uno de ellos sin publicidad- para llenar el espacio. La mayoría de grandes grupos de la ciudad no se interesaron, y en la primera licitación sólo hubo 12 candidaturas para 11 puestos. "Vendiendo paellas no podemos pagar estos precios", objetó alguno de los restauradores más célebres de Barcelona en una reunión con el Ayuntamiento.

El legado de la Copa América, en entredicho

La renovación de la restauración del Port Olímpic se vendió al calor de la Copa América. Jaume Collboni ideó y planificó el cambio cuando era teniente de alcalde, y ahora que manda en la plaza Sant Jaume ha materializado las obras. Pero el Ayuntamiento ha cometido varios errores: uno de los más flagrantes, la lentitud en el proceso de apertura. La Copa América comenzó (y acabó) y algunos locales aún estaban ejerciendo labores de chapa y pintura.

El hundimiento de este proyecto gastronómico pone aún más en entredicho el legado de la Copa América. Son muchas las voces del empresariado y la política barcelonesa que señalan a Grant Dalton, CEO de la competición, "por haberse aprovechado de la ciudad y sus inversiones".

Ciertamente, las expectativas de negocio no se han cumplido, algo que puede corroborar cualquier restaurador de la zona litoral. Y Dalton y su cuadrilla se han esfumado de la ciudad tras haber movilizado históricos desembolsos públicos.