El preacuerdo de investidura entre PSC y ERC prevé continuar con las líneas maestras trazadas por los republicanos al frente del Departamento de Salud en los dos últimos años. Socialistas e independentistas --a la espera de que la militancia de éstos valide el pacto-- han acordado continuar con la agenda de inversiones y con las mejoras laborales pactadas por el aún conseller de Salud en funciones, Manel Balcells. 

Así, el preacuerdo repite en diversas ocasiones los vocables "mantener" y "culminar", lo que da una idea de por dónde discurrirán las políticas en sanidad del próximo Govern si las bases de ERC aprueban el borrador de investidura y la toma de posesión de Salvador Illa se mantiene. 

A grandes rasgos, las dos fuerzas prevén "mantener las inversiones hospitalarias y cumplir el calendario previsto" en los principales nuevos campus de salud previstos en Cataluña, que son el futuro Hospital Clínic Barcelona en la avenida Diagonal, la nueva ciudad asistencial en Girona con el Josep Trueta; la ampliación de Vall d'Hebron o el nuevo hospital de Terres de l'Ebre. 

El esperado hospital satélite del Vallès Sud

En el mismo sentido, las dos fuerzas se detienen en los hospitales-nodo provinciales de Lleida y Tarragona. En la primera ciudad, se comprometen a culminar el nuevo edificio de consultas externas del Hospital Arnau de Vilanova y la ampliación de su bloque quirúrgico. En la segunda, a abordar la fase definitiva del Hospital Joan XXIII, valorada en 250 millones de euros. 

Fuera del ICS, PSC y ERC se comprometen a seguir tramitando el futuro hospital del Vallès Sud, el llamado Ernest Lluch, que proyectó el anterior Govern tripartito, y que estaría adscrito al Parc Taulí de Sabadell; y a acabar la ampliación del Hospital del Mar, actualmente en marcha. 

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En el terreno de la titularidad, ambos partidos se conjuran para "continuar con los procesos de republificación", como los que ha empezado ERC con, por ejemplo, parte del gran contrato de la rehabilitación domiciliaria, el Hospital de La Seu d'Urgell, la transformación jurídica del SEM o el estudio de una hipotética internalización de todo el transporte sanitario, que por ahora es una mera ponencia en el Parlament. 

Esta apuesta ha concitado el rechazo de algunos sectores, como el influyente lobi sanitario Cercle de Salut, que apuestan por salvaguardar la totalidad de la colaboración público-privada y, lo que es más, ampliarla. 

Mantenimiento de condiciones

Tan importante como las infraestructuras son el personal sanitario que trabaja en ellas. En este sentido, los firmantes apuestan por "mantener y consolidar" las mejoras que lograron los trabajadores asistenciales en los últimos años. Que fueron el nuevo convenio Siscat, de la sanidad concertada; el nuevo acuerdo de condiciones laborales del ICS, que ratificaron Metges de Catalunya, CCOO y UGT, o las mejoras previstas en las categorías de enfermeros y médicos tras sus respectivas huelgas. 

También entra en esta categoría el nuevo acuerdo de equiparación del transporte sanitario concertado con el SEM. 

Aún en el Govern en funciones, ERC ha calculado en 800 millones de euros anuales el coste de estas medidas.