Es el prohombre andorrano que ha hecho descarrilar la expansión de Grífols en Andorra. El empresario y político Enric Dolsa, uno de los 28 hombres que redactaron la Constitución del micropaís, ha conseguido humillar a toda una multinacional cotizada que pretendía abrir un flamante centro de investigación en los Pirineos. No lo hará.
Dolsa atiende a Crónica Global desde el Caribe, donde está de viaje por negocios. El patrono preside la family office Entitat de Desenvolupament Familiar SA (Endf), un grupo con 70 trabajadores e intereses en distintos sectores: la comunicación --rige El Periòdic d'Andorra--, la hostelería o la restauración.
A miles de kilómetros de Andorra, el directivo ha recibido la noticia de que el Gobierno del Principado ha desistido de impulsar el hub científico de Grífols en Ordino. Una inversión contra la que él luchó a pecho descubierto, a menudo en solitario.
"Montamos una cruzada"
Dolsa (Ordino, 1954) lleva tres años en la batalla contra el gran laboratorio catalán. "Empezó en 2021 con la firma del protocolo entre el Ejecutivo y la empresa para montar un centro de investigación en Ordino. Cuando lo examinamos, vemos que no aporta nada al municipio ni a Andorra. Así que montamos una auténtica cruzada", admite.
Dicho y hecho. El ejecutivo y concejal ayudó a armar una plataforma contraria al proyecto. Implicó a vecinos y personas bien conectadas de la sociedad andorrana. "Montamos dos manifestaciones que van bien, en una de ellas acude mucha gente", rememora.
¿Qué impacto económico?
Los anti-Grífols examinan la viabilidad de la iniciativa. "Es un laboratorio de tipo P3 en una Reserva de la Biosfera, y no hay nada igual en otro sitio", se queja Dolsa. Además, descubren que la instalación "acogerá investigación animal", cuando al principio se había descartado. Y que el conglomerado catalán "ya tiene otra planta en Irlanda muy similar, que podría haber ampliado".
Asimismo, los contrarios desmontan el impacto económico prometido, que se calcula en 25 millones de euros. "Los terrenos de Ordino, llamados El Prat de la Farga, son cedidos por el Govern. Proceden de una herencia intestada. Los 25 millones son préstamos que se pedirán a la banca andorrana con los terrenos como garantía. Grífols no pondrá nada desde Irlanda o Suiza. No hay inversión económica nueva, ni puestos de trabajo para andorranos. A lo sumo los dos o tres del consejo de administración", razona el directivo.
En paralelo, la plataforma cuestiona la concesión sin concurso de la parcela, y la situación financiera del holding, muy maltrecho por los informes negativos de Gotham City Research. Temen que no cumpla, o no devuelva los préstamos.
En solitario
Todos estos argumentos los desgranan los opositores en una dura campaña sin cuartel, que se libra política y mediáticamente. En el otro lado, tratan de defender la obra la compañía, que reacciona tarde y mal, y el ministro andorrano de Salud, Joan Martínez Benazeth. Enric Dolsa, portavoz de los críticos, llega a arrinconar al CEO de Grífols en una audiencia pública. "Llegó a admitir que el ministro se había equivocado y que sí habría investigación animal", recuerda.
Pero es que, en paralelo, el empresario lanza una campaña propia, personal, contra el centro. "Recurro el acuerdo a los tribunales andorranos. En solitario, como Enric Dolsa. Alego que el contrato tiene vicios, que es nulo de pleno derecho. De hecho, tiene partes escritas en inglés, cuando el idioma oficial de Andorra es el catalán, y se firma en un momento dado, y se modifica por vía parlamentaria a los pocos meses. Bajo mi punto de vista, es nulo: blanco y en botella".
Con esta argumentación, el empresario-concejal acude a las tres instancias andorranas, y llega hasta el Tribunal Constitucional. En todas, les responden que carece de legitimación para impugnar.
Estrasburgo 'mata' el proyecto
Hasta que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) --Andorra es firmante del Convenio Europeo-- admite el recurso del edil. La admisión cae como una bomba sobre la sede del Gobierno andorrano, que creía que no se llegaría tan arriba. El escrito obra el efecto del bálsamo de fierabrás: mata el proyecto. "Se admite a trámite el 19 de junio y, un mes después, el Ejecutivo anuncia que se renuncia al proyecto", calcula el emprendedor.
El recurrente estima que el gabinete de Xavier Espot (Demòcrates) no quiere arriesgar un revolcón judicial en Estrasburgo. Sea como fuere, la firma público-privada que impulsaba el hub científico ya solo es privada: la Administración pirenaica ha devuelto las acciones a Grífols. No habrá proyecto.
"Llegué a tener 700 trabajadores"
Pero ¿quién es Enric Dolsa? "Un político. Hace 30 años que lo soy, llegué a ser cónsul mayor --alcalde-- de Ordino y ahora estoy en la oposición. Fui parlamentario y uno de los 28 corredactores de la Constitución Andorrana de 1993. Es el mayor honor que puedo tener", reconoce. ¿Ha bregado contra el laboratorio para buscar rédito político? "En ningún caso: recuerde que el Gobierno local quiso cambiar el plan urbanístico y les ayudé. Era un tema de país", zanja.
El hombre que ha tumbado a Grífols también tiene empresas. "Empecé en 1982 con cuatro colaboradores, y llegué a tener más de 700 trabajadores. Invertí en comunicación --aún es propietario y presidente de El Periòdic d'Andorra--, la restauración y el sector inmobiliario". En 2021, Dolsa vendió parte de su conglomerado, pero retuvo el brazo mediático.
El directivo también sigue al frente de Endf SA, la empresa patrimonial familiar. "Estamos mis hijos y yo. Somos una pequeña familia de empresarios de Andorra. Luchar contra Grífols ha sido como la pelea de David contra Goliath. Y hemos ganado", concluye.
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