"A veces, no imagináis el poder que tenéis los periodistas. Una información delicada que se publicó en prensa económica desencadenó la quiebra de Obrascón. Quizá hubiera caído más tarde o más temprano, pero aquello lo aceleró todo". Un veterano "plumilla", que llevaba tiempo en otras lides, relataba un episodio que, por entonces, finales de la década de los 80, nadie podía imaginar en qué acabaría.
Casi nadie. Aquél que se lanzó a la compra de la constructora recién quebrada por el precio simbólico de una peseta sí fue capaz de ver que ese "todo" era, en realidad, la forja de un imperio industrial.
El ámbito empresarial despide a Juan Miguel Villar Mir (Madrid, 1931-2024), alguien capaz de narrar la historia económica de España desde los años inmediatamente anteriores a la transición hasta nuestros días, desde el privilegiado punto de vista de haberla vivido y, al mismo tiempo, protagonizado.
Y transmitido. Por encima de ingeniero, por encima de empresario, por encima de circunstancial político, Villar Mir fue docente. Una vena que salía a relucir siempre que había oportunidad, ya fuera con sus compañeros ingenieros en ese palacete de la madrileña calle de Almagro, sede del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos que fue como una segunda casa para él, con otros empresarios… y, por supuesto, con la prensa.
Altos Hornos
Cada comparecencia de Villar Mir ante los medios era una lección magistral. No podía soltar un palabro como "capex" u "opex" sin explicar en qué consistía. Y asegurarse de que estaba entendido. "Si ustedes no entienden algo, no tengan problema en levantar la mano y se lo explico de otra forma".
Pocas explicaciones necesitaba cuando se hizo con Obrascón, propiedad entonces de aquella Altos Hornos de Vizcaya que él había presidido en una etapa anterior y a la que la reconversión industrial había dejado en una situación comprometida. Sabía lo que había que hacer para devolverla a la rentabilidad. También lo hizo con el grupo navarro Huarte, igualmente en dificultades financieras.
Fugaz paso por la política
Villar Mir hizo de adquirir compañías a precio de derribo y convertirlas en viables su especialidad en el mundo de la empresa, al que volvió tras un fugaz paso por la Administración Pública en los primeros gobiernos tras la muerte de Franco. Llegó a ser vicepresidente tercero del Ejecutivo y a asumir las carteras de Economía y Hacienda, en la que inició una reforma fiscal que tuvo que dejar a medias, víctima de las turbulencias propias del momento.
Su particular desenvoltura en el ámbito de lo público dio fe de que extrajo muchas enseñanzas de esa breve época. Hubo de aplicarlas cuando se hizo con la tercera pata de lo que sería la base de su imperio industrial. La compra de Lain y la fusión con Obrascón y Huarte dieron lugar a OHL, que lideró y presidió hasta 2015.
Fue el cimiento sobre el que levantó el grupo que aún hoy lleva su nombre, que en su día fue uno de los mayores conglomerados industriales de España, con una facturación que llegó a superar los 5.000 millones de euros anuales.
Construcción, energía e inmobiliario fueron sus componentes principales, los que siempre acompañaron en su trayectoria a Villar Mir. Y siempre la industria: siderurgia (Ferroatlátntica, actualmente Ferroglobe), química (Fertiberia), cemento (Pacadar)...
Crisis mortal
Durante la última década, su nombre apareció más en las páginas de tribunales que en las de economía. Investigado en tramas como ‘Lezo’ y acusado de corrupción en México, donde unos audios filtrados que supuestamente demostraban favores políticos, en un entorno más que complicado, hicieron que OHL cayera en desgracia en una región como Latinoamérica, que había sido tan relevante para el crecimiento del grupo.
Con la crisis financiera iniciada en la primera década del siglo llegó el final de la etapa brillante y comenzó un declive sin fin. En la primera fase fue el que mejor resistió en el sector, mientras grupos mucho mayores que el suyo se desangraban. Al tratar de aprovechar aquel escenario para coronarse, estresó en exceso las finanzas de OHL y, por ende, de su grupo industrial. Y la llegada de la segunda fase de la crisis lo precipitó todo. Como aquella noticia que aceleró la quiebra de Obrascón…