Fira de Barcelona ha oficializado el acuerdo suscrito en abril para asumir la gestión del Circuit Barcelona-Cataluña, popularmente conocido como el de Monmeló. El ente público-privado ha constituido la sociedad Fira Circuit, la empresa a través de la cual desarrollará su estrategia en el conglomerado deportivo situado en la ciudad del Vallès Oriental y que tiene ante sí el gran reto de retener el GP de España, que ha sido arrebatado por Madrid.
El presidente y director ejecutivo de la Fórmula 1, Stefano Domenicali, ha reconocido que tener "dos carreras en España" es "muy complicado", aunque "nunca puedes decir nunca". "Todavía existe la posibilidad", manifestó, unas palabras que se han interpretado en Cataluña como una puerta abierta a la dupla de competiciones de Fórmula 1 que esperan que llegue a la realidad.
Sanear las cuentas del Circuit
En el escenario más pesimista, tal y como señalan las voces más agoreras, la pérdida de la competición reina de los coches podría ir seguida de una revisión de la continuidad del GP de Cataluña, el campeonato de motos. Por todo ello, se espera que el dinamismo que tiene Fira de Barcelona en su actividad propia llegue a la gestión de la infraestructura y no solo supere con éxito este obstáculo, sino que maximice la ocupación del espacio para sanear sus cuentas.
Fira Circuit arranca con un capital inicial de 500.000 euros. Su dueño único y administrador es Fira. En su nombre, ejerce las máximas funciones ejecutivas Constantí Serrallonga, director general de la institución ferial desde 2015.
Quebranto de 90 millones
La mejora de las instalaciones y la acogida de otros eventos, como espectáculos deportivos o musicales, están en el punto de mira de los nuevos promotores. Son las primeras pinceladas del nuevo plan de explotación del espacio que la nueva sociedad gestora tendrá que activar.
La Generalitat ha sido durante 30 años la gestora del Circuit. En tan extenso periodo de tiempo, dirigentes políticos de todo signo político nunca fueron capaces de obtener beneficios en la infraestructura. Las pérdidas amasadas durante este periodo alcanzaron los 90 millones.
Todo ello, a pesar de que el Govern ha inyectado 130 millones para taponar los baches contables y sufragar los costes de mantenimiento de la calzada a lo largo de todos estos años. Cuestiones, todas ellas, que ahora recaerán en el equipo de Serrallonga, que deberá nombrar a los gestores que estén al frente de una instalación deportiva catalana conocida en todo el mundo.