La historia se repite tres años y medio después en el panorama financiero español, con un nuevo intento de fusión entre BBVA y Banco Sabadell. Aunque algunos elementos importantes del escenario han variado desde entonces, otros no menos reseñables permanecen sin cambios. Entre ellos, uno particularmente notable a la hora de tomar decisiones en una operación tan delicada: ninguna de las entidades cuenta con un accionista o un núcleo duro de socios que puedan marcar las pautas a seguir.
Y, como consecuencia de lo anterior, la misma situación se daría para el resultante de la integración en el caso de que, esta vez sí, llegue a buen puerto. De esta forma, una eventual fusión daría lugar a uno de los mayores bancos de Europa, con más de 100 millones de clientes y por encima del billón de euros en valor de activos… pero sin dueño.
Blackrock, el amo de la fusión
Con las cifras planteadas por el consejo de administración de BBVA a su homólogo del Sabadell, remitidas a primera hora de la tarde del pasado martes, la ecuación de canje daría como resultado un nuevo banco con Blackrock, la mayor gestora privada de fondos del mundo, como primer accionista, con una participación que rondaría el 6%.
El gigante de los 3,4 billones de dólares bajo gestión lograría esta posición privilegiada gracias a su presencia como accionista significativo en las dos entidades involucradas en la operación. El paquete de acciones que controla en la de menor tamaño, de algo más del 3%, sería suficiente para que su peso actual en BBVA, que supera el 6% tras las últimas amortizaciones de capital, apenas se diluyera con la integración.
Por su lado, Capital Group, cuya incursión como socio de referencia de la entidad que preside Carlos Torres ha sido muy reciente (data de finales de 2023, cuando afloró una participación del 3%, ampliada después al 5% actual), ostentaría cerca de un 4,5%.
Mientras, los socios con mayor presencia en Banco Sabadell sí verían sensiblemente diluido su peso en la entidad resultante, en la que, por ejemplo, el empresario mexicano David Martínez, apenas contaría con un 1%.
Sin consejeros dominicales
Sin embargo, ninguno de estos inversores cuenta con un perfil de socio a largo plazo ni con vocación o compromiso de permanencia. Como consecuencia, tampoco tienen representación en los consejos de administración ni las han solicitado.
Los órganos de gobierno de BBVA y Banco Sabadell están poblados mayoritariamente por vocales independientes y unos pocos de carácter ejecutivo. Pero en ninguno hay un asiento con la categoría de dominical.
Un panorama que deja en una cierta situación de vulnerabilidad al Banco Sabadell ante una eventual oferta hostil por parte del BBVA, en el caso de que las negociaciones que podrían iniciarse tras la propuesta publicada no prosperen. A la espera de un posible 'caballero blanco', la entidad que preside Josep Oliu tendría prácticamente imposible aunar los intereses de los socios con más peso para tumbar un potencial abordaje de su competidor.
Por otro lado, esta situación también podría complicar la misión de BBVA si se trata de diseñar una opa para hacerse con el control de Banco Sabadell. Numerosos inversores institucionales, con participaciones minoritarias, cuentan con un perfil eminentemente financiero y es probable que no vieran con buenos ojos el desgaste en la cotización del banco que causaría una operación de este tipo, aunque cuente con el respaldo de una cierta lógica financiera.
Este aspecto también supone una dificultad añadida a la hora de establecer el diseño de la gobernanza del banco que surgiría de la fusión, algo que ya sucedió en el anterior intento. En este sentido, el contrapunto es la absorción de Bankia por parte de Caixabank, en la que ambas entidades contaban con socios de referencia (incluso mayoritario como era el caso del Estado en el primero) y establecieron desde el inicio los cimientos de un esquema de mando que se ha mantenido firme y sin fricciones reseñables desde hace más de tres años.
Por el momento, se ha establecido un compás de espera mientras el consejo de Banco Sabadell decide qué respuesta dar a la oferta del BBVA, entidad que ha apremiado a contestar con celeridad.
Compás de espera en bolsa
Esta situación se ha reflejado en la última sesión bursátil de la semana, en la que la cotizaciones de ambos han dejado a un lado la volatilidad de los últimos días y han recuperado estabilidad.
En cualquier caso, BBVA no ha podido retomar aun la referencia de los 10 euros por acción que perdió después de que trascendiera su vuelta a la carga por el banco con sede en Alicante. Mientras, éste sigue notablemente alejado de la valoración de 2,25 euros que el oferente refleja en la ecuación de canje y partirá este lunes desde la cota de 1,88 euros en que culminó una semana especialmente movida.