La fusión por absorción que el BBVA desea con Banco Sabadell tiene poco recorrido en los términos planteados en la actualidad. El presidente del banco que lanzó la oferta, Carlos Torres, consiguió un golpe de efecto al anunciarla, pero el éxito de su estrategia puede acabar aquí. Los empresarios catalanes y valencianos han dado la espalda de forma sonora a la operación, un rechazo que supone un punto de inflexión del que son conscientes. Donde sí han triunfado es en abrir un nuevo periodo de incertidumbre sobre el futuro de la entidad contra la que se han lanzado.
El Sabadell había conseguido dejar atrás sus años más aciagos. César González-Bueno tomó los poderes ejecutivos del grupo a finales de 2020, tras el envite del Covid y el primer intento de BBVA de tomar el control. El gestor procedente de ING ha superado con nota los retos que se le pusieron sobre la mesa. En poco más de cuatro años, ha demostrado que el banco nacido en Cataluña es autosuficiente y que puede sobrevivir entre los grandes de Europa.
El Sabadell exploraba una operación corporativa
La cuestión del tamaño importaba y, tal y como explican fuentes de la entidad, de forma interna se empezaba a explorar el mercado en búsqueda de una operación corporativa en la que ellos fueran los integradores y no los integrados. Incluso se llegó a estudiar la fusión por absorción de Unicaja, una entidad con un negocio complementario por su presencia destacada en territorios históricamente complicados para el Sabadell como es Andalucía. Pero las turbulencias en la cúpula de la entidad con sede en Málaga propiciaron que se descartase esa fusión.
Su principal palanca de crecimiento es el TSB, el banco británico al que están reposicionando -era fuerte en préstamos hipotecarios y se espera que en 2025 esté a pleno rendimiento- en un mercado como Reino Unido, en el que se prevé que el ajuste de tipos de interés termine antes que en el resto de Europa por el ciclo de política monetaria del banco central de aquel país.
Además, el Sabadell espera grandes avances en México. También tiene previsto reforzar la parte del negocio que abrió en Miami para grandes patrimonios y captar oportunidades en operaciones de calado, tal y como se detalló en un reciente encuentro con periodistas a raíz de la junta de accionistas de la entidad.
Cambio de escenario
González-Bueno y su equipo se encontraron con la comunicación de BBVA a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) por sorpresa y cuando acababan de presentar los mejores resultados del grupo, aplaudidos en el parqué. El Sabadell culminó el trimestre con un beneficio que superó el 50,4% al obtenido el mismo periodo del ejercicio precedente (308 millones de euros, que se hubieran ido hasta los 500 millones sin el impuesto especial a las entidades financieras), cifra que les permitió elevar la meta de rentabilidad por encima del 12%. Algo inaudito hace tan sólo cinco años.
El cambio de escenario ha sido incluso un tanto traumático, señalan los mismos interlocutores del banco. El mercado les mima y los analistas consideran que son un partner fuerte de la alianza deseada por BBVA, cuestión que ha quedado clara de nuevo en el parqué.
El Sabadell cerró la sesión del jueves con un avance del 3,56% (1,8 euros por título, aún por detrás de los 2,25 euros que ofrece la ecuación de canje de la oferta) frente al batacazo del 3,84% que se llevaba el banco de Carlos Torres, cuya acción se quedó en los 9,78 euros por acción. El banco opado mejora su cotización, pero los inversores lo mantienen todavía lejos del precio ofertado.
González-Bueno debe convencer a los inversores
El problema para Sabadell es que declinar la operación les deja en un escenario mucho más complejo del que el consejero delegado se encontró en diciembre de 2020. González-Bueno tenía entonces que dar forma a una estrategia que garantizase el futuro de una entidad que conocía y estaba obligado a renovar su vitalidad y demostrar que era rentable; ahora, debe dar una nueva vuelta de tuerca a la hoja de ruta en la que se muestre que les va mejor solos que integrados en BBVA.
Y no sólo ante los stakeholders, a los que ya tiene de su lado. A los que debe convencer es a sus principales inversores. Al primero, el llamado Amancio Ortega mexicano, el magnate David Martínez Guzmán. Controla el 3,495% de las acciones de la entidad y fue sancionado en su día por la CNMV por no divulgar de forma transparente el alcance de su participación.
Le siguen un grupo de fondos de inversión liderados por Blackrock, que cuenta con otro 3,125%; Fintech Europe (3,105%); y Dimensional Fund Advisors, con el 3,011%. Fuentes financieras apuntan a que todos ellos ya conseguirían una plusvalía destacada con la oferta planteada por BBVA y destacan que, por sus perfiles inversores, difícilmente se unirán al clamor de frenar la operación por la pérdida de competencia que implica para el tejido económico de España. Especialmente si BBVA tuviera un plan B preparado que incrementara su oferta hasta ofrecer un 40% de mayor precio sobre la cotización del Sabadell el día en que presentó su plan.
El posible ‘plan b’ de BBVA
Las fuentes consultadas reconocen que los mercados de valores descuentan todo tipo de escenarios de resolución de la operación y que, de forma incipiente, se empieza a hablar de la posibilidad de que Carlos Torres convirtiera su oferta de fusión por absorción en una opa hostil en toda regla.
Señalan que un segundo fracaso en la fusión con el Sabadell provocaría al BBVA un problema ya incluso de índole reputacional. Trasladaría al mercado un mensaje de que el equipo directivo tutela un banco sin rumbo; cuestión especialmente delicada tras su apuesta por Turquía, un país que no ha dado precisamente alegrías al banco español. El Sabadell supone, sobre el papel, una operación lógica para ganar tamaño sin granjearse más problemas derivados de la geopolítica, ya que se trata de otra adquisición dentro de España. La operación se produciría, además, en un contexto político que no se opondrá a la concentración ni en el Ejecutivo español ni menos todavía en el catalán, inmerso en un proceso electoral.
Si se llegara a este escenario de adquisición hostil, las fuentes consultadas coinciden en que las posibilidades de éxito de BBVA serían mayores. Por ahora, Torres ha conseguido meter al Sabadell de nuevo en un momento difícil. El equipo directivo aún "estudia" la oferta. El consejo de administración está llamado a responder en breve. Se espera con mucho interés conocer su respuesta formal.