Una línea de trabajo de Grífols en sus plantas de la provincia de Barcelona

Una línea de trabajo de Grífols en sus plantas de la provincia de Barcelona Cedida

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Grífols vuelve a la volatilidad en el parqué tras el lío en comunicar la deuda neta que soporta el grupo a la CNMV

El grupo de hemoderivados envía casi a la medianoche una aclaración al regulador para explicar al mercado que los 1.100 millones de pasivo que ha aflorado están relacionados con “alquileres futuros de inmuebles de más de 390 centros de donación” y no afectan a su apalancamiento

5 abril, 2024 11:09

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Grífols ha abrazado de nuevo la volatilidad en bolsa tras el lío en comunicar ajustes contables como respuesta al requerimiento que le solicitó la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) tras la crisis de Gotham City Research. Ha arrancado la sesión bursátil con un nuevo ajuste del 3% de los títulos, que se han recuperado poco después hasta quedarse casi planos, con una subida de casi un punto y medio.

A media mañana cotizan en los 9,192 euros, lejos de los 15,920 euros del máximo del ejercicio en curso, pero mejor de los 6,3 euros a los que llegó en el momento más aciago de la crisis de confianza provocado por las radiografías demoledoras de los estados del grupo publicados por la firma especuladora de Daniel Yu. Todo ello, mientras el gigante de los hemoderivados fundado por la familia Grífols sigue dando pequeños pasos para lidiar con la crisis de gobernanza en la que está inmersa.

1.100 millones de pasivo

El origen del nuevo traspié en el parqué son los dos comunicados de información relevante que el grupo emitió ayer a la CNMV. El primero de ellos se publicó a media tarde y reformulaba algunos puntos de sus estados contables. El consenso del mercado fue total; analistas e inversores consideraron que Grífols afloraba otros 1.100 millones de pasivo que llevaba el endeudamiento neto de la compañía hasta los 10.527 millones de euros. Es decir, 8,4 veces la ratio deuda/Ebitda frente a la cifra de 6,3 veces consignada originalmente por la empresa.

Thomas Glanzmann, consejero delegado de Grifols, durante una junta de accionistas

Thomas Glanzmann, consejero delegado de Grifols, durante una junta de accionistas EFE

Se encontró un nuevo método para calcular el beneficio bruto de explotación (Ebitda) en el que se había excluido los alquileres de los edificios que albergan sus centros de donación de plasma como deuda.

Segundo comunicado a las 23:21 horas

A las 23:21 horas, Grífols emitía un segundo comunicado a la CNMV firmado por la secretaria del consejo de administración, Nuria Martín Barnés -una de las ejecutivas del círculo de confianza de la familia fundadora-, para esclarecer la información anterior e intentar enmendar la interpretación del mercado. “Queremos aclarar que todas las deudas y obligaciones financieras de Grífols han sido incluidas y divulgadas en los estados financieros auditados publicados” a principios de marzo “y refrendados por el divulgador”, señala la nueva nota.

Con esto, intenta convencer de que los “1.100 millones de euros no constituyen una deuda financiera, ya que están relacionados con los alquileres futuros de los inmuebles de más de 390 centros de donación de plasma en todo el mundo y, por lo tanto, no representa ninguna deuda nueva”.

Dudas sobre las prácticas contables

Los dos comunicados de Grífols a la CNMV dan alas a las dudas sobre la praxis contable que se ha aplicado en la compañía, la tesis de Gotham de que la firma de hemoderivados ha maquillado su deuda real global. De hecho, otras estimaciones del mercado elevan hasta las 9 veces la ratio deuda/Ebitda y apuntan que la dirección, encabezada ahora por Thomas Glanzmann como presidente y Nacho Abia como consejero delegado tras el paso al lado de la familia, deberá tomar más medidas para atajar la crisis. Entre ellas, la venta de activos para hacer caja.

Nacho Abia, nuevo consejero delegado

Nacho Abia, nuevo consejero delegado Grifols

Grífols ha perdido en tres meses el 36,4% de su valor en el Ibex 35 y se ha convertido en uno de los principales farolillos rojos del selectivo español. No consigue dejar atrás la volatilidad que se ha instalado en sus títulos ni dar carpetazo de forma definitiva a la crisis en el que está inmersa la compañía.

El único viento de cola que recibe es la valoración de grandes players como los analistas de Barclays, que consideran que tiene un potencial alcista y animan a comprar acciones. Pero el optimismo de este análisis es limitado. Se considera que rebotará porque sus precios están en mínimos.