Cuatro años después del inicio de la gran debacle de las bolsas mundiales a causa de la propagación del coronavirus, la vida sigue igual… para el Ibex 35. El selectivo español cumple este particular aniversario aún por debajo de la cotización previa al hundimiento tras fallar en su primer intento por superarla, hace algunas semanas. Un rendimiento que contrasta con el del resto de los indicadores bursátiles de referencia en Europa, cuyos avances desde entonces superan en todos los casos el 25%.
Al cierre de la primera sesión de la semana, el Ibex cotiza por debajo de los 10.000 puntos, una cota que había sido capaz de superar en el inicio de aquel 2020 que iba a marcar un antes y un después en todo el planeta debido a la pandemia del Covid-19.
Contracorriente
Desde entonces, el mercado español de renta variable no ha vuelto a recuperar el pulso, una tendencia en la que se ha desmarcado con claridad de sus comparables europeos, que no sólo fueron capaces de recuperar sus niveles previos al hundimiento, sino que, además, han registrado notables revalorizaciones en estos cuatro años completos.
Si se emplea la referencia del EuroStoxx50, que aglutina las mayores empresas cotizadas de la zona euro, el avance de este índice desde el 18 de febrero de 2020, cuando los mercados comenzaron a padecer la salida masiva de los inversores por la pandemia, ha sido del 24%.
Y con ser grande la distancia, es la menor. Fráncfort y Milán han mostrado una evolución superior al 25%, mientras que París cotiza actualmente un 28% por encima de aquella fatídica jornada.
Por encima de todos ellos se sitúa la Bolsa de Ámsterdam, cuyo índice AEX ha sido capaz de revalorizarse un 37% en este tiempo, por encima incluso del principal indicador de los valores industriales de la Bolsa de Nueva York, el Dow Jones, que ha recuperado un 32%.
Lastre macroeconómico
Un rendimiento más que destacado dado que, en términos generales, el rebote de Wall Street ha sido notablemente más pronunciado que el de las plazas europeas, como refleja el avance del 48,5% mostrado por el S&P 500 y aún más el del tecnológico Nasdaq, que cotiza un 62% por encima.
La aparente falta de confianza en la bolsa española tiene como fundamento el duro impacto que tuvo la pandemia en su economía, el mayor entre las occidentales, con un desplome del PIB en 2020 que alcanzó el 11,5%.
Pese a que el ritmo de recuperación fue notable, no pudo evitar ser también de las últimas en igualar las cotas de producción previas a la pandemia, algo que ha redundado en la desconfianza de los inversores.
A ello se ha unido un clima de inestabilidad política que no ha terminado de desaparecer desde la llegada del Covid-19. A diferencia de lo sucedido en otros países europeos, los gobiernos de coalición en España han mostrado algunos síntomas de debilidad y dependencias que ha hecho más difícil la adopción de medidas encaminadas a afrontar reformas estructurales necesarias para la corrección de desequilibrios.