Grífols atraviesa una de las situaciones más complicadas de los últimos tiempos, después de que Gotham City Research haya lanzado uno de sus temibles ataques a cotizadas con un demoledor informe sobre la compañía, que pone en cuestión nada menos que sus estados contables. ¿Quiénes han sido los encargados de firmar esas cuentas como miembros del consejo de administración?
Entre los miembros del órgano de gobierno de la compañía, varios de ellos llevan el apellido que da nombre a la empresa y que ha estado presente en ella desde el primer día. Son los Grífols, una estirpe de empresarios que por momentos ven tambalearse su imperio justo cuando la tercera generación comenzaba a asomar por los puestos de mando.
Paradójicamente, al primero que cabe nombrar es a uno que desde el inicio de año ya no figura en el órgano ejecutivo, pero que sigue ejerciendo como presidente de honor. No puede decirse aquello de que con Víctor Grífols Roura empezó todo, dado que fue un digno heredero de su padre, Víctor Grífols i Lucas, a quien sucedió como primer ejecutivo, allá por 1987.
Pero sí se le puede atribuir ser el principal responsable de lo que hoy en día es un referente mundial sanitario, especialmente en el segmento de los hemoderivados. Bajo el largo mandato de Víctor Grífols Roura, que se extendió a lo largo de 30 años, la compañía se expandió de forma espectacular por todo el mundo, entró para quedarse en los siempre complicados mercados de Asia y EEUU y se convirtió en empresa cotizada en España y en la meca de los mercados de valores, Nueva York.
Un mandato próspero, una pesada herencia
En 2017 pasó a ser presidente no ejecutivo y cedió el timón de mando a su hermano Raimon y su hijo Víctor Grífols Deu, que conformaron una bicefalia que comenzó a saltar en pedazos en la pandemia del coronavirus.
Ambos siguen formando parte del consejo de la compañía, aunque ya sin poderes ejecutivos. El mandato de Víctor Grífols Roura fue próspero e hizo crecer mucho a la compañía, pero también está marcado por una pesada herencia, la del elevado endeudamiento, fruto de ir más rápido de lo recomendable, de intentar comer más de que lo se puede tragar.
Tras compartir el puesto de consejero delegado con su sobrino Víctor Grífols Deu, Raimon Grífols Roura ejerce ahora como vicepresidente y director general corporativo. Ha sido un fijo en las reuniones del consejo desde comienzos de siglo, aunque desde el cargo de secretario no consejero, que daba fuste desde su formación en leyes como licenciado en Derecho por la Universidad de Barcelona y su experiencia como socio fundador del bufete Osborne Clarke en España.
Hasta 2015 no fue consejero, con carácter ejecutivo, y tomó el testigo de su hermano, aunque con menor suerte y acierto.
La tercera generación
Algo similar a lo que sucede con su sobrino Víctor. Llamado a ser el líder de la tercera generación de los Grífols que llevara las riendas de la empresa, el entorno y el contexto no lo han hecho posible, junto a unas dotes de liderazgo mejorables. Se incorporó a la empresa en 2001 y siete años después dirigió el departamento de Planificación y Control.
Como su tío Raimon, pasó a ser consejero ejecutivo en 2016 y compartió con él las funciones de consejero delegado hasta que comenzó a perder poder en 2022, tras la llegada de Steve F. Mayer a la presidencia y terminó de hacerlo con el relevo de éste por el actual presidente, Thomas Glanzmann, que asumió plenos poderes.
El último de la saga en incorporarse al consejo ha sido Albert Grífols Coma-Cros, miembro de la alta dirección de la empresa como director de Laboratorios. No puede decirse que su incorporación al consejo haya llegado acompañada de excesiva suerte.
El papel de Scranton
La prosperidad que el negocio sanitario ha dado a la familia fundadora de la compañía le ha llevado a diversificar sus inversiones en sectores tan diversos como el inmobiliario, el bodeguero e incluso el deportivo.
Es difícil explicar la trayectoria de los Grifols en el panorama empresarial durante los últimos años sin mencionar la figura de Scranton Enterprises B.V. Considerado como el family office de la saga, la instrumental, domiciliada en Países Bajos, es la encargada de articular una participación de algo más del 8% en los laboratorios y también de realizar las célebres operaciones vinculadas con Grifols, puestas en la picota por el informe de Gotham City.
Los Grifols han invertido cientos de millones a título particular en negocios de plasma por diversas geografías. Operaciones que se han realizado a través de Scranton y de algunas de sus filiales y sobre las que, en ocasiones, se ha cernido la sombra de la falta de transparencia.
Scranton también ha sido testigo de la entrada en el sector inmobiliario, de forma triunfal en un primer momento pero con varios pasos atrás en los últimos tiempos debido al elevado endeudamiento, las exigencias de la banca acreedora y la caída del precio de las acciones. Así, tuvo que desprenderse de la joya de su corona inmobiliaria: el edificio Velázquez 21 ubicado en una de las millas de oro de Madrid.
Pisos de lujo y hoteles
La familia mantiene la socimi Centurion Real Estate, bajo el paraguas del citado family office, así como la promotora inmobiliaria BeCorp, una joint venture para construir pisos de alquiler con mayoría de la sociedad patrimonial, se ha visto a salvo de las desinversiones. Sus planes pasan por levantar 40 pisos de lujo en Sarrià.
En julio de 2021, Scranton también entró en el sector turístico con la adquisición del hotel Hesperia Presidente de Barcelona, ubicado en la avenida Diagonal, por 125 millones de euros.
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