¿Cuáles son los obstáculos que frenan la implantación de renovables? Un estudio elaborado por el Institut Ostrom y la fundación Friedrich Naumann pone el foco en el entorno regulatorio de tres territorios --Cataluña, Schleswig-Holstein (Alemania) y Casablanca (Marruecos)-- para explicar los diferentes ritmos de adopción de las fuentes limpias.
Tras analizar la prosperidad económica y la disponibilidad de recursos naturales, el documento presentado ayer concluye que las trabas administrativas están realmente detrás del mal rendimiento de Cataluña en renovables. En definitiva, la burocracia constituye la principal barrera para la instalación de fotovoltaica y eólica.
El ejemplo de Schleswig-Holstein
Como concluye el estudio, "una adecuada política energética puede acelerar la velocidad e intensidad de energías renovables instaladas --y, por ende, de la resiliencia e independencia energéticas, y la competitividad industrial-- incluso si el contexto natural (...) y el contexto socioeconómico (...) no es favorable".
Se trata justamente del caso de Schleswig-Holstein. El land más septentrional de Alemania, limítrofe con Dinamarca, no destaca por su intensidad solar. Pese a ello, ha logrado conectar más fotovoltaica que Cataluña. Aunque conviene subrayar que la región alemana es campeona en eólica, tanto en tierra como marina, que supone más del 80% de su energía verde.
Un empuje relacionado, como reconoció el político liberal alemán Michael Kruse, presente en el acto, con la desconexión del gas ruso y la búsqueda de la independencia energética por parte de Alemania tras la invasión de Ucrania. Destaca en este sentido la apuesta por el hidrógeno verde del gobierno germano.
Participación local y superparques
Más allá del papeleo, el informe de Ostrom y Friedrich Naumann apunta otras fórmulas como la participación local en los proyectos energéticos --varias turbinas instaladas en Schleswig-Holstein tienen capital de agricultores cercanos-- y la priorización de superparques para incentivar la penetración de fuentes alternativas. También se subraya el compromiso de los gobiernos regionales con la estrategia de descarbonización.
En el caso de los macroproyectos, Cataluña ha destacado por el fuerte posicionamiento en contra de agrupaciones vecinales y agrícolas, siempre con veladas adscripciones políticas. En 2021, ocurrió con el parque eólico Serra de la Creu. Recientemente, se ha registrado la misma oposición a la planta de biogás de La Sentiu (Lleida) y la instalación eólica marina Tramuntana en el golfo de Roses.
Renovables, asignatura pendiente
En el conjunto de España, la comunidad catalana ocupa hoy el furgón de cola en este ámbito. Los números hablan por sí mismos. El año pasado, "la cobertura de la demanda eléctrica con renovables cayó más de dos puntos respecto a 2021, y fue solo el 13,1%", según el Observatorio de las Energías Renovables de Cataluña. La primera fue la nuclear, que supuso el 53,3% del total. La segunda, el gas natural, con el 18%.
De hecho, para cumplir los objetivos del Proencat --la hoja de ruta del Govern para una total desvinculación de los hidrocarburos en 2050--, solo en eólica debería multiplicarse por 17,6 la cantidad de megavatios (MW) instalados en el periodo 2021-23. Un cambio de marchas reclamado por las patronales del ramo, Unef y Eoliccat, que no termina de contar con el respaldo decidido de la Administración autonómica.