Telefónica tampoco ha encontrado en la irrupción de Saudi Telecom (STC) como primer accionista el estímulo suficiente para elevar su cotización. Justamente al cumplirse un mes del anuncio por sorpresa de la operación, la operadora vuelve a cotizar en el entorno de 3,75 euros en que lo hacía en la víspera de la comunicación.
Por medio quedan avances progresivos que alcanzaron algo más de un 10%, cuando bajo el influjo de la inversión por parte de la 'teleco' pública saudí, el valor alcanzó máximos anuales en 4,14 euros.
Desinflada
Un precio que no sólo no ha podido sostener sino que se ha ido desinflando conforme el estridente ruido generado en torno a la adquisición, con numerosos rumores y cábalas, se ha ido desvaneciendo.
Poco o nada más se sabe de la operación, salvo la toma de conocimiento por parte de los miembros del consejo de administración, en su reunión de carácter ordinario del pasado 27 de septiembre, y las manifestaciones del Gobierno sobre la inexistencia, por el momento, de interacción oficial alguna con STC con el fin de dar inicio a los trámites para las pertinentes autorizaciones.
Sorprendente ataque
El silencio en torno a una maniobra de tanta trascendencia ha hecho que el interés de los inversores se haya desvanecido y que, incluso, Telefónica haya sufrido los rigores de un ataque bajista a cargo de uno de sus principales accionistas, el gigante estadounidense de la industria de inversión colectiva Blackrock.
Mientras Telefónica vuelve a aterrizar en el mismo lugar desde el que despegó hace cuatro semanas, al mercado regresan las informaciones sobre posibles operaciones con el fin de poner en valor algunos de sus negocios y hacer caja.
Filial tecnológica
En este caso, el escenario, ya recurrente, es el de una posible desinversión en su filial tecnológica Telefónica Tech, a través de la entrada de un socio minoritario. La agencia Bloomberg se hace eco este jueves de que esta opción está incluida en el plan estratégico 2023-2026 que la compañía tiene previsto presentar al mercado el próximo 8 de noviembre.
No es la primera vez que la empresa que preside José María Álvarez-Pallete sondea entre potenciales inversores el interés por este negocio, en el que ha centrado su interés durante los últimos trimestres, con menciones cada vez más destacadas a la hora de presentar las cuentas de resultados.
Una potencial desinversión en Telefónica Tech se sumaría a las efectuadas en los últimos años en los activos de antenas y torres de telecomunicaciones, que aglutinaba en su filial Telxius, y del negocio de extender la fibra a todo el territorio español, especialmente en las zonas rurales.
Incluso, la compañía también se planteó vender el resto de los activos que se encuentran bajo el paraguas de Telxius, en especial la red de fibra submarina, aunque finalmente optó por que siguiera formando parte de su perímetro.
Sin premio en bolsa
La compañía también está pendiente de la paulatina venta de sus negocios en Latinoamérica, después de que desechara la opción de enajenar la división Telefónica Hispam en su totalidad ante la ausencia de ofertas que resultaran de interés para la empresa.
Pese a que la evolución del negocio ha hecho que la compañía revise al alza sus previsiones de resultados para 2023 y su situación financiera sea la menos apalancada de los últimos 15 años, el mercado no termina de apostar por la acción, que cotiza notablemente por debajo del valor en libros, como ha admitido en numerosas ocasiones su presidente.
Expectación
Álvarez-Pallete ha apuntado al actual escenario de atomización del sector que se da en Europa como un elemento que resta atractivo a las empresas de referencia del continente, con cuotas de mercado reducidas y con márgenes bajo presión por las operadoras de bajo coste y los operadores móviles virtuales.
De ahí que, al margen de la llegada del nuevo accionista, el mercado aguarde con expectación los detalles de la hoja de ruta de Telefónica para los próximos años, que debe dar respuesta a estos desafíos.