La patronal del ocio nocturno de Barcelona respira aliviada tras conocerse que el nuevo gobierno municipal, liderado por Jaume Collboni (PSC), no se plantea, por el momento, retirar las licencias a las cinco grandes discotecas y restaurantes que operan en el Frente Marítimo. El tema ha levantado ampollas entre los Comunes y ERC, pues el gobierno de Colau trató de clausurarlos hasta en dos ocasiones bajo el pretexto de ampliar las instalaciones del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). No obstante, la última palabra la tendrá el Ministerio de Hacienda, titular de los locales que ocupan en la actualidad Shoko, Carpe Diem, Aqua, Ice Bar y Opium.
Fuentes patronales aseguran que el cerrojazo de estas salas supondría un mazazo para las arcas públicas, pues el conjunto de locales que operan en el Frente Marítimo pagan unos 60 millones de euros anuales en impuestos y estas cinco en concreto están, además, entre las que más facturan de la zona, junto con Pachá.
Sólo Shoko paga 1,1 millones
Un buen ejemplo de ello es el Grupo Operocio, que opera Shoko. En 2021, el último año con las cuentras presentadas ante el Registro Mercantil, devengó ante el fisco 1,1 millones en gastos de personal, entre nóminas y seguros sociales, a los que habría que sumar otros impuestos y un canon al Estado por hacer uso del bajo del local ante la playa de la Barceloneta.
En 2019, el año anterior a la pandemia, aportó más de 2,2 millones al erario público. “Nos costaría creer que el Ministerio de Hacienda decida que no continúen con su actividad cuando vea lo que el ocio nocturno ha aportado este año 2022 --del que todavía no se han depositado las cuentas-- con cifras récord”, apuntan las voces consultadas.
1.500 empleos directos
Además, remarcan el impacto laboral. Solo siete de las grandes salas que operan en el Frente Marítimo, entre las que se incluyen las cinco de la discordia, generan 1.500 puestos de trabajo directos que ascienden hasta los 5.000 indirectos.
El sector del ocio nocturno emplea desde DJs y artistas -nombres internacionales vienen a las salas de la playa de Barcelona por su relevancia en el circuito- hasta el personal de limpieza y mantenimiento, entre otros.
El cierre tensionará otras zonas
Más allá de la recaudación impositiva, la patronal del ocio nocturno recuerda que el cierre de estas salas, que tienen capacidad para unas 8.000 personas en total, tensionará zonas de la capital catalana que ya están muy colapsadas, como la calle Tuset -que concentra grandes discotecas como Bling Bling, Sutton y Gatsby- y el llamado Triángulo Lúdico en Poblenou, que cuenta con salas de gran capacidad y que ha cosechado un aluvión de críticas por parte de los vecinos, hartos del ruido, los botellones y la masificación.
El cierre de las discotecas del Frente Marítimo vendría a agravar el problema de Barcelona con la escasez de licencias de locales de ocio nocturno, como ya explicó este medio. Los empresarios aseguran que, en la actualidad, operan en la capital catalana “más clubes cannábicos que centros de actividades recreativas musicales, apenas un centenar”.
Si las salas de primera línea de mar bajan la persiana, parte de los usuarios se quedarán en la calle. “Y en las playas”, advierten fuentes del sector, con escenas similares a las que se vivieron en la época de la pandemia. “Habrá problemas de orden público, de suciedad, falta de vigilancia y control de drogas”, enumeran.
“Oferta de calidad” para el turismo
El empresariado del sector del ocio nocturno defiende que los locales del Frente Marítimo son una buena tarjeta de presentación de Barcelona, dado que entre las discotecas que operan allí se encuentran las premiadas Opium y Shoko, salas de renombre a nivel europeo.
Por eso, subrayan, si el Ayuntamiento de Barcelona quiere promocionar el turismo, según ellos, debe mantener una “oferta de calidad”. “Ahora que llega la Copa América de Vela es el momento de mostrar que tenemos buenos locales y clubes nocturnos”, reivindican.
ERC pide explicaciones a Collboni
En contraposición, Barcelona en Comú y ERC, partidarios de no renovar las licencias a Opium, Shoko, Pachá y Carpe Diem Lounge Club (CDLC), han puesto el grito en el cielo al enterarse de que el PSC pretende enterrar el proyecto del anterior gobierno municipal, que preveía ampliar el Centro Mediterráneo de Investigaciones Marinas y Ambientales (CMIMA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en estos locales.
De hecho, los republicanos han solicitado formalmente al consistorio que aclare si tiene la intención de mantener las licencias, una decisión que pondría en riesgo el proyecto de reconversión de la zona. “Hace un año el Ayuntamiento de Barcelona y el CSIC firmaron un acuerdo para impulsar nuevos usos de divulgación científica” en el lugar que ocupan estas discotecas, recuerdan. “Un acuerdo que preveía que la administración General del Estado cediese un local de 2.565 metros cuadrados -el de Opium- y en una fase posterior se cedieran también los dos contiguos -Shoko y CDLC, que ocupan 690 y 1.075 metros cuadrados, respectivamente-. Cabe destacar que el protocolo se hizo de espaldas al Ministerio de Hacienda, que zanjó la polémica al acordar prorrogar un año más de alquiler a Opium.
También durante el anterior mandato, ERC insistió en paralizar la subasta pública de otros 26 locales de la zona, entre los que se incluyó Pachá. Un hecho que, según los republicanos, demostraba la “connivencia y sumisión del gobierno municipal en relación al Gobierno del Estado”.