Vender la piel del oso antes de cazarlo. El Ayuntamiento de Barcelona está vendiendo la toma de los locales de ocio del frente marítimo para su transformación en dependencias del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) sin que el Ministerio de Hacienda, que es el propietario, ni siquiera los haya cedido. 

Lo ha admitido a este medio Josep Lluís Pelegrí, hasta ahora director del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC, que es la institución que se hará con las sedes de Opium, Pachá y Shoko, según sostiene el gobierno municipal. El científico ha reconocido que Patrimonio del Estado "no ha adscrito" los bienes al Consejo, por lo que estos quedan fuera de su alcance. Eso sí, espera que "no haya ningún problema" para hacerlo. 

"El protocolo es laxo"

El también profesor ha admitido que el protocolo firmado por el ayuntamiento y el CSIC es "laxo". Ello es así necesariamente, porque habla de bienes que no son de ninguna de las dos partes. De hecho, en 2019 Administración local y la institución ya miraban con codicia los bienes situados en primera línea de mar, pero Hacienda prorrogó la explotación a los actuales adjudicatarios. El resto del frente marítimo se lo quedaron los dueños del Hotel Arts sin que la ciudad pudiera participar en la subasta. 

Imagen de Opium, discoteca que quiere desalojar el ayuntamiento para el CSIC / CG

En cualquier caso, Pelegrí espera que "no haya ningún problema", pues "el Ministerio de Ciencia e Innovación está muy entusiasmado con el proyecto", como lo están el propio ayuntamiento y el CSIC. Es por ello que cree que la cesión temporal será "un mero formalismo".

"El 1 de enero queremos estar en Opium"

De hecho, el centro investigador está tan convencido del éxito del proyecto que anticipa que a partir del 1 de enero de 2023 podrán comenzar a hacer actividades en el primero de los locales, uno de 2.565 metros cuadrados que ahora ocupa Opium, del Grupo Costa Este. Antes, sin embargo, tendrán que darse algunos pasos. 

"La concesión especial --de Opium-- vencerá el 15 de octubre. En aquel momento y después de 27 años, el Estado podrá volver a entrar en los locales. Piensa que no hay ni planos actualizados, pero confiamos en que con una adecuación menor se pueda comenzar a hacer actividades", detalla. Según Pelegrí, en Año Nuevo de 2023 el CSIC ya podría empezar a celebrar actos en las instalaciones en primera línea de mar. 

Sin presupuesto

Sea como fuere, el protocolo firmado por el Ayuntamiento de Barcelona y la agencia estatal carece de presupuesto. Desde la plaza Sant Jaume solo se pagará la redacción del proyecto básico y ejecutivo de las obras, pero no los trabajos. Pero será el Consejo quien "se cuide de la transferencia de los locales y de su adecuación y el mantenimiento", reconoce el profesor. 

Será en una primera fase, cuando la institución ocupe el local que ahora tiene Opium. En la segunda, en 2025, el CSIC se movería también a los espacios que tienen Shoko y CDLC, y que ocupan 690 y 1.075 metros cuadrados, respectivamente. 

"Es un proyecto que ansiamos"

Por el momento, todo ello son futuribles, máxime cuando el principal afectado, Opium, ya ha comunicado que se opondrá al plan y lo recurrirá judicialmente. Y sobre todo cuando el Estado ya confirmó en 2020 el uso económico en la zona, como avanzó este medio, que ya no es de Dominio Público Marítimo y Terrestre (DPMT). Sea como fuere, el CSIC ansía ocupar la zona: "Empleamos a 325 personas y tenemos dificultades de espacio". 

Si ello ocurre, el Consejo ampliaría un centro que "es único en la cuenca Mediterráneo y casi en toda Europa". Lograría "espacio adicional para la divulgación e investigación", entroncando el Instituto de Ciencias del Mar con "los polos de economía azul e investigación de la Ciutadella y el Puerto Olímpico, donde ya se cambió el uso". 

"Electoralismo"

Quizá por todo ello, desde el sector del ocio nocturno se desconfía del gran anuncio de que Barcelona vaciará las discotecas que quedan en el frente marítimo para transformarlas en una nueva subsede del CSIC. De hecho, un anuncio similar ya lo hizo el gobierno municipal en 2019 en la carrera preelectoral previa a los comicios locales de aquel año. En paralelo a ello, el consistorio abrió expediente a los clubes por deficiencia en la prevención de incendios. 

Finalmente, el Estado desoyó aquellas intenciones y blindó el uso económico de los espacios. Las actuaciones sancionadoras tampoco significaron el cierre durante largo tiempo de la zona. Ahora, pues, desde la noche catalana se cree que la nueva noticia tiene un claro sabor preelectoral, como el de hace tres años.