Cuenta atrás en la Costa Brava para un verano que se prevé récord para el turismo. El sector se prepara para una temporada con más visitantes que nunca por la alta demanda de viajes y el regreso de los turistas internacionales, especialmente los británicos: se añaden a los franceses, que junto a los nacionales fueron los más rápidos en reactivarse tras la pandemia.
Jaume Dulsat, vicepresidente del Patronato de Turismo de la Costa Brava, asegura que la cifra de visitantes de este año "superará la de 2019", que ya fue histórico. Recuerda que el litoral gerundense viene de "una Semana Santa altísima". "Tendremos un año excepcional", señala el representante, que detalla que muchos turoperadores y líneas aéreas han vuelto a programar la capacidad previa a la pandemia, mientras que otras, como Jet2, incluso la han incrementado.
Vuelven los británicos
Dulsat apunta que el año pasado hubo "algunos problemas" con los turistas británicos, que "normalmente vienen turoperados y su máxima contratación es en Navidad", cuando todavía había una alta incidencia de la variante ómicron del Covid. Sin embargo, este año "se ha normalizado", por lo que el turismo procedente de Reino Unido se añadirá al que ya se reactivó porque venía en vehículo privado, en particular el francés, el centroeropeo o el de Bélgica, Holanda y Luxemburgo, que es "el cliente estrella en los cámpings", que tienen "reservas elevadísimas".
También se han recuperado a nivel de visitantes destinos del sur de la Costa Brava, que es "la más turoperada, con más volumen y la que ha sufrido más estos dos últimos dos años". Así, en Lloret --"el motor turístico de la Costa Brava"--, en Tossa de Mar o Blanes está llegando turismo "con cifras prepandémicas". Pero no solo los viajes vacacionales se encuentran en buenos niveles, sino que "se ha recuperado también muy bien el turismo deportivo y el de congresos, dos elementos que ayudan muchísimo fuera del pico de la temporada", mientras que "la temporada de verano de golf está funcionando muy bien".
Las playas se llenan...
"Este año recuperamos el turista británico, que no vino demasiado el año pasado, aunque el principal seguirá siendo el francés", coincide en destacar Judit Lloberol, gerente de Costa Brava Centre. Añade que "el americano vuelve y el europeo está ya casi al 100%".
Según Lloberol, ya es "imposible" ir a playas como las de Calella o Llafranc "a menos que vayas a las ocho de la mañana", también por el turismo nacional, de segundas residencias y el que llega en autocares para pasar el día cerca del mar. Según las estadísticas, en el centro de la Costa Brava los visitantes --principalmente parejas, familias y grupos de amigos-- pasan una media de tres noches y media en el destino.
... pero el sector sigue tocado
Esteve Guerra, presidente de Empordà Turisme, asegura que el turista francés "ha entrado muy pronto, en mayor, lo que no se veía desde años ha", lo que significa que probablemente ha sido "un mayo histórico en cuanto a facturación". Además, "el británico ha vuelto, está en plena forma, y los holandeses y belgas están en niveles parecidos a los años anteriores", mientras que el regreso de los británicos es "maravilloso".
A pesar de prepararse para una "buena temporada", Guerra pide "rebajar la euforia": "Debemos ser positivos, pero parece que el sector está atando perros con longanizas y no será así", alerta. Incide en el impacto para las empresas del "proceso inflacionista" de costes como la alimentación o la energía, así como de las subidas de los tipos de interés, que afectarán a un sector que todavía arrastra las deudas del Covid. Por otro lado, subraya que "en temporada alta todo el mundo llena", por lo que durante los mejores meses "no podrá haber más turistas que el año pasado". Es decir, hay margen de crecimiento para junio y septiembre, pero difícilmente en julio o agosto.
Alerta por la sequía
El vicepresidente del Patronato de Turismo de la Costa Brava también indica que, ante unas buenas previsiones de ocupación, "los problemas están más focalizados en que las medidas contra la sequía no nos afecten en la labor turística, que la empleabilidad se pueda cubrir o que no se disparen los costes".
Otro factor a tener en cuenta son las previsiones meteorológicas de un verano de tormentas, aunque no genera excesiva inquietud: "Si tenemos un verano un poco más lluvioso, al turista de playa no le gustará tanto, pero una vez a la semana está bien que se nuble o llueva un poco, porque la gente aprovecha para ir al interior y hacer más comercio", afirma Dulsat. De este modo, un mal tiempo moderado es un impulso para "hacer compras, ir a visitar el Museo Dalí, visitar Figueres, Hostalric, Besalú y pueblos turísticos". En definitiva, "es una manera de reequilibrar".
Rodajes internacionales
Finalmente, otro factor que puede impulsar la Costa Brava como destino en los próximos meses es el rodaje de producciones internacionales". Si Girona se ha visto promocionada por ser escenario de Juego de tronos o de anuncios de ciclismo, Lloret de Mar ha recibido el revulsivo de acoger escenas de su secuela, La casa del dragón. Lo mismo sucedió en el Empordà con la serie de Eva Longoria.
"Durante una semana, tuvimos que cerrar los Jardines de Santa Clotilde por el secretismo que exigía el rodaje", explica Dulsat, también exalcalde de Lloret, que destaca las "localizaciones espectaculares" de la localidad. Un ejemplo de proyección internacional que celebra, ya que "un rodaje de altísimo nivel beneficia y da relato a un destino turístico".