El fundador de Café del Mar también hunde su propio negocio
Vivero, uno de los restaurantes más 'posh' de Sitges, a concurso de acreedores después de que Nacho Soler fuera condenado, embargado y pusiera a su mujer al frente
4 enero, 2023 00:00El fundador de Café del Mar Barcelona ha terminado hundiendo su propio negocio. El restaurante Vivero, uno de los más posh de la coqueta localidad de Sitges (Barcelona), con unas vistas envidiables, ha terminado en concurso de acreedores de la mano de Nacho Soler, el gran promotor del mayor sunset club del mundo en el Port Fòrum de Sant Adrià de Besòs y que terminó, también, en insolvencia.
Según un auto reciente del Juzgado de lo Mercantil número 10 de Barcelona al que ha accedido este medio, la mercantil Vivero SA se ha declarado en concurso voluntario. Lo ha hecho ante la situación de "insolvencia inminente" en la que se encuentra. Por ello, ha quedado intervenida por el juzgado con la abogada Ana Rossell como intermediaria ante el magistrado.
Su mujer, clave
Preguntados por la cuestión, desde Vivero Sitges no han contestado las preguntas de Crónica Global. Sí lo han hecho otras fuentes del sector, que han alertado de que en este percance empresarial la clave es analizar el cometido de la actual administradora del bufet costero: la mujer de Soler.
"Es evidente que después del fiasco de Café del Mar Barcelona hubo algún tipo de arreglo para que la esposa del directivo, con quien se casó en septiembre de 2018, fuera el frontal del negocio", avanzan. "Vivero funciona solo con la ubicación que tiene en Sitges. Hay que ser muy mal empresario para arruinarlo a deudas", agregan.
"Su familia le salvó de las deudas"
Otras voces de la industria de la noche han aportado más datos. "Soler procede de una familia acomodada de Sitges. Formado en colegios del Opus Dei, se estrenó como disc jockey de bodas y bautizos. Pinchó en, por ejemplo, Villa Bugati [el resort salpicado por la corrupción independentista del caso Voloh]".
Tras ello, el empresario siguió escalando hasta operar negocios en la zona alta de Barcelona. Según una fuente, dirigió un local frente al actual Cinesa Diagonal junto con un socio ruso. Durante otra etapa, fue también director del Palacio de Congresos de Cataluña, vinculado al hotel Fairmont Juan Carlos I, recuerda otra voz de la noche.
A Café con dinero de la familia
Todas las fuentes consultadas coinciden en lo mismo. "Carece de los conocimientos" para dirigir un negocio solvente de hostelería u ocio nocturno. Pese a ello, le pusieron al frente de Café del Mar Barcelona, un ambicioso proyecto abierto en 2017 y que apenas duró un verano. Allí, Soler "entró con dinero de su familia y préstamos de empresas de bebidas que no devolvió".
Así, alguien confió en Soler para el mayor Café del Mar del mundo pese a que en 2010 ya había sido condenado en reclamación judicial de cantidad por un juzgado de Vilanova i la Geltrú (Barcelona). No funcionó.
"Le buscaron por las deudas"
La insolvencia del sunset club del Port Fòrum, que tiene una pieza de culpabilidad aún abierta, le dejó una mochila de deudas que impagó. La autoridad fiscal le condenó por una obligación impagada de dos millones, recuerda un abogado, y le llegaron a inmovilizar el yate de Sitges. Tras ello, siguió con sus empresas, pero camuflado tras su mujer. Es esta directiva la que hasta ahora administraba Vivero Sitges.
La quiebra tuvo más consecuencias. "En los últimos estertores de Café del Mar, Soler pidió dinero a prestamistas de Barcelona de baja reputación y no lo devolvió. Le fueron a buscar a Sitges y le amenazaron", recuerdan desde el sector. De nuevo, fue la acaudalada familia del directivo quien le salvó. Saldaron los compromisos y sacaron al empresario del atolladero.
El club de atardecer, roto en mil pedazos
En los últimos tiempos, Soler se había refugiado en el Vivero, pero el restaurante, "con la mejor ubicación de Sitges", insisten, tampoco le ha funcionado. A su vez, el club de atardeceres del Port Fòrum, operado en concesión de la antigua capitanía, ha terminado en descalabro mayúsculo. La sociedad rectora, Glover Meridian, está en concurso, sí, pero es que los socios terminaron peleados entre sí.
Uno de ellos, el financiero portugués Joao Cohen, llegó a estrellar su coche de alta gama contra el club durante la pugna. En otro compás, alguien asaltó el espacio con la colaboración de los Casuals, que regían la seguridad de una de las fiestas semanales.
Tras ello, un constructor heredó el negocio y lo transformó totalmente. Ahora opera con la marca de Go Beach Club sin relación con la época anterior y anhelado por varios operadores, tanto de la noche como de la hostelería barcelonesa.