Francesc Rubiralta Rubió, presidente del grupo Celsa / CG

Francesc Rubiralta Rubió, presidente del grupo Celsa / CG

Business

La batalla por el control de Celsa se inclina a favor de los fondos

La nueva ley concursal deja a la familia Rubiralta sin el relato de la relación con el territorio y el empleo que esgrime para mantener la empresa pese a su elevada deuda

15 octubre, 2022 00:00

La batalla por el control de Celsa se complica por momentos para la familia Rubiralta, actual propietaria del grupo siderúrgico, que ha visto cómo el grueso de sus acreedores, en su mayor parte fondos de inversión, ganan la partida apoyados en una nueva ley concursal. La norma privilegia mantener la empresa, aun a costa de una notable transformación, frente a la supervivencia de un modelo improductivo. 

El nuevo texto apenas lleva vigente tres semanas pero su primera prueba de fuego le ha llegado muy pronto, apenas unas horas después de su estreno. Y ha sido nada menos que con un gran grupo industrial, con una facturación anual que supera los 4.800 millones de euros y una fuerza laboral de más de 9.000 personas en centros de producción repartidos por siete comunidades autónomas españolas. Además, tiene presencia en países como Francia, Reino Unido y Polonia.

Espíritu liberal 

Ante la reciente entrada en vigor de la normativa remozada y la previsión de una nueva oleada de procesos concursales como consecuencia de la delicada situación económica actual, con notables riesgos de recesión, los jueces de lo mercantil de Barcelona han empezado a impartir formación al respecto a los administradores, para aclarar varios aspectos del texto legal. Pero, sobre todo, la doctrina y el espíritu que persigue. 

Fuentes de este gremio señalan que uno de los aspectos más destacados de la Ley es que presenta una visión del proceso concursal más enfocado a asegurar la viabilidad de la empresa, aunque eso suponga acabar con el entorno y las circunstancias que la rodean, tanto desde el punto de vista productivo como laboral. 

Como punto de partida y referencia de la formación, se menciona el concepto de la “destrucción creadora”, desarrollado en los años 40 por el economista Joseph Schumpeter bajo la idea de que, en un entorno capitalista, la quiebra de una empresa es un factor más de dinamización, dado que los recursos empleados en ella y que se han revelado como ineficientes pueden ser destinados a modelos más productivos. Incluso sin necesidad de tener que trasladarse a otra compañía, sino a través de su propia transformación

Una idea que parece chocar con la que tradicionalmente ha sostenido la familia Rubiralta, en defensa de su gestión y también de la ligazón de la compañía con los territorios en los que desarrolla su actividad, especialmente Cataluña

Lobis en Bruselas

Fuentes del sector financiero recuerdan a Crónica Global que la nueva ley concursal procede de la transposición de normativas comunitarias y que en el seno de la Unión Europa los lobis han desarrollado durante largo tiempo un trabajo conducente a que los procesos concursales estén más enfocados a que las compañías puedan mantenerse en condiciones de rentabilidad.

Todo esto pese a que la opción elegida suponga llevar a cabo cambios estructurales notables. Pero, en cualquier caso, se prioriza a que el proceso se limite a facilitar una liquidación más o menos ordenada.

Evitar la liquidación

Las estadísticas de los últimos años apuntan a que nueve de cada diez concursos de acreedores en España finalizan con la liquidación y extinción de la empresa, sin una mínima posibilidad de alternativa. 

Edificio de la Ciutat de la Justicia / EUROPA PRESS

Edificio de la Ciutat de la Justicia / EUROPA PRESS

“La iniciativa que ahora se le da a los acreedores de presentar un plan de reestructuración abre esa vía para que un proceso de este tipo no termine con la actividad sino que la haga eficiente y productiva”, apuntan.

Juez especializado

El caso de Celsa, primera piedra de toque para el nuevo texto legal, ha recaído además en el juzgado de lo Mercantil número 2 de Barcelona, en el que se encuentra el magistrado Álvaro Lobato. El juez cuenta con una amplia experiencia en asuntos del sector financiero, fruto de los más de 20 años que ha ejercido la abogacía en ámbitos como los litigios concursales y empresariales.

Además de fundar su propio despacho junto a Bermúdez de Castro, Lobato ha trabajado como socio responsable del departamento de litigios de DLA Piper, uno de los grandes despachos internacionales con sede en España y de referencia para la gran empresa. 

Estrategia defensiva

Después de que el juzgado de lo Mercantil haya rechazado el recurso de los Rubiralta contra el plan de reestructuración de los fondos y la designación de una firma que actúe de experto independiente para evaluarlo, las opciones de los propietarios de Celsa para mantener el control es tratar de impugnar esa hoja de ruta que contempla, entre otros factores, la capitalización de la deuda. Esto haría que los acreedores tomaran el control de la empresa.

Oficinas del grupo Celsa / CELSA GROUP

Oficinas del grupo Celsa / CELSA GROUP

Dado lo proceloso del caso, no se espera una resolución precisamente temprana. Pero la expectación levantada en el ámbito concursal es máxima dado que pocos esperaban que el estreno de la nueva ley fuera a ser una prueba de fuego tan severa como la del gigante siderúrgico catalán.