Naufragio de los pisos sociales de Jaume Roures, cofundador y presidente ejecutivo de Mediapro. El empresario del audiovisual ha visto como la primera promoción de vivienda protegida que tenía que entregar al Ayuntamiento de Barcelona en 2022, anunciada como pionera, no tiene por ahora ni un ladrillo puesto, ni plan urbanístico ni presupuesto.
Es lo que ha pasado en Illa Sibèria, una pastilla de terreno del distrito 22@ de la Ciudad Condal en la que Roures tenía que ayudar al Ayuntamiento a elevar 47 pisos sociales con alquileres asequibles por medio de Mediaurban, una participada de Mediapro. El proyecto, anunciado para estrenarse este año, ha encallado. La promoción se ha empezado --el resto de la pastilla, la obra privada que desarrolla Meridia Capital, sí está en marcha--, ni siquiera cuenta con el Plan de Mejora Urbana (PMU) aprobado y, lo más preocupante, la financiación se fía ahora a los fondos europeos Next Generation, que se adjudicarán a final de año si se cumple el calendario. ¿El final de obras? Ya se verá.
Sin un ladrillo
Por partes. En Illa Sibèria no hay ni rastro de los pisos que una sociedad vinculada a Mediapro, Coyoacan Invest SL, tenía que haber entregado en 2022. En este chaflán situado al este del distrito 22@ de Barcelona, Roures y su sociedad se ofrecieron al ayuntamiento para elevar una promoción de vivienda social y, así, aliviar la crisis de los alquileres en la Ciudad Condal, que suman años de alza sin control. El proyecto lo presentó el gobierno municipal en 2019. Aseguró que se estrenaría en "tres años" con 47 viviendas construidas por Coyoacan y gestionadas por la veterana Fundació Habitat 3.
Lo precios de los apartamentos de entre 40 y 80 metros cuadrados rondarían los 600 euros, la mitad de lo que se paga de media en la zona. Pero todo ha quedado en un solar vacío. Es lo que se percibe en Illa Sibèria tres años después del gran anuncio de alianza de Barcelona con Roures. A pie de obra no se observan movimientos. Sí se trabaja a destajo en la parte privada de la parcela que adquirió Meridia Capital y que acogerá usos mixtos de oficinas y residencial. De hecho, el fondo ha desinvertido de los dos primeros activos que ha completado en esta zona, muy cerca de la playa del Bogatell. Allianz compró las llamadas Sea Towers por 160 millones de euros
Pugna por los balcones
¿Por qué no han comenzado las obras? El Ayuntamiento de Barcelona no ha contestado a Crónica Global. Desde Mediapro, a su vez, han recordado que se trata de un proyecto privado "de Jaume Roures" por lo que "no pueden ayudar". En 2021, este medio ya explicó que la iniciativa se había retrasado. El Ejecutivo local lo atribuyó entonces al impacto de la "pandemia" y aseguró que el redactado del proyecto ejecutivo estaba en marcha.
Ha pasado casi un año, y la iniciativa sigue sin ver la luz. Fuentes cercanas a la obra confirman que no hay plan urbanístico y que el armazón legal de los pisos de Jaume Roures podría haberse demorado por una discrepancia con el consistorio. Según estas fuentes, Mediaurban propuso pisos sociales con balcones y el departamento de Urbanismo municipal se negó a las aperturas por un tema de salubridad, lo que obligó a reformular los diseños. Sin ese PMU no habrá proyecto, porque no tiene encaje legal, por ahora. Y cuando concluya su redacción, se deberá aprobar en comisión de gobierno, exponerlo y aprobarlo de forma definitiva. Es decir, un trámite burocrático que dilatará el principio de la obra.
Habitat 3: "Fondos y a final de año"
Preguntado por la cuestión, Xavier Mauri, director general de Habitat 3, que gestionará la promoción, corrobora que el plan urbanístico no está aprobado, aunque ha restado importancia a la demora. "Calculamos que lo estará a finales de año", ha anticipado. Asegura que el proyecto de viviendas sociales de Illa Sibèria intentará captar fondos europeos Next Generation para financiarse. "La mayoría del dinero comunitario para vivienda está pensada para reformas hacia la sostenibilidad, pero hay una pequeña parte para promoción verde. Esta es la que nos encaja", manifiesta.
Cabe recordar que Mediaurban se presentó al concurso del Ayuntamiento para elevar vivienda social sin la financiación garantizada, pues en 2019 no existían los Next Generation. Una vez se cuente con la financiación comunitaria, si la consigue, podrá comenzar las obras. Antes, los promotores se conjuran para "avanzar procesos de forma conjunta para no perder tiempo". ¿Cuándo empezarán los trabajos en la parte social de Illa Sibèria? "A final de año o principios de 2023. Luego, cuenten con unos tres años de obras", ha avanzado Mauri.
Pinchazo de la promoción delegada
Este cambio de planes implica que la primera experiencia del gobierno de Ada Colau de impulsar la promoción delegada de vivienda social no ha sido precisamente un éxito. Es decir, encargar al sector privado que levante pisos protegidos para ampliar el escaso parque barcelonés. La entente con Mediaurban se presentó en 2019 como innovadora, aunque el Ejecutivo local soslayó uno de los puntos incómodos del pacto: la cabecera de Mediapro ha reconocido el uso de al menos un paraíso fiscal, Panamá, en su entramado societario. Esto chocaría con el código ético vigente de compra municipal.
El otro gran proyecto de vivienda pública durante el mandato de los Comunes también acumula un gran retraso. Es la joint venture entre el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) y las empresas Cevasa y Neinor para elevar pisos sociales llamada Habitatge Metròpolis Barcelona. Tras acumular años de retraso, la reactivación de la iniciativa está pendiente ahora de un recurso en los tribunales presentado por uno de los perdedores de la licitación que busca conseguir relevar al actual socio inmobiliario de la administración supramunicipal.
Roures: mala suerte en el 22@
El escaso éxito --al menos en materia de calendario-- de la primera promoción de vivienda social de Jaume Roures añade otra mácula en su currículum urbanístico en la zona. La propia sede de Mediapro al oeste del 22@ se ha visto envuelta en polémica por el canon impagado por la firma audiovisual durante años al Ayuntamiento de Barcelona, como ha denunciado el PP en múltiples ocasiones. Finalmente, el consistorio liquidó una empresa mixta que mantenía con la compañía de Roures y Tatxo Benet tras perder unos 20 millones de euros, como explicó este medio.
Hubo más. A renglón seguido, el ayuntamiento activó la venta de la sede y la compró una filial de Hines en Luxemburgo. Con lo que el código de compra ética del Ayuntamiento quedó de nuevo en agua de borrajas. El nuevo propietario tuvo que enjugar la deuda en la que incurrió la compañía de Roures y abonó 3,5 millones. Ahora, la sede central de la firma en el 22@ se venderá por unos 120 millones de euros. Con ello, la Administración local habrá dejado de ingresar otros 33,7 millones en pocos años, la diferencia entre ambas operaciones inmobiliarias.