Oficinas de la minera Berkeley Energy, en Retortillo (Salamanca) / EP

Oficinas de la minera Berkeley Energy, en Retortillo (Salamanca) / EP

Business

Retortillo, la mina de uranio salmantina que Putin resucita

El proyecto varado por el veto del Gobierno cobra nueva vida por el auge de las nucleares tras la guerra en Ucrania y dispara en bolsa a su promotora, la australiana Berkeley

19 marzo, 2022 00:00

Las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania llegan a rincones insospechados, muchos de ellos alejados a miles de kilómetros de la zona de conflicto. Uno de ellos es la zona oriental de la provincia de Salamanca, alterada desde hace unos años por un proyecto para construir una mina de uranio. Los sucesivos vetos del Gobierno lo habían dejado varado y olvidado. Pero la crisis energética desatada en toda Europa por la guerra impulsada por Vladímir Putin podría modificar radicalmente el escenario.

Por ahora, ha cambiado el de la compañía encargada de promover la que sería la única mina de uranio a cielo abierto de toda Europa. Desde que se inició el conflicto bélico, del que se cumplieron tres semanas este jueves, las acciones de la australiana Berkeley se han disparado un 112%, con volúmenes de contratación por completo disparados.

Disparada en bolsa

El escenario no deja de ser un fiel reflejo de lo sucedido en su mercado bursátil local, la Bolsa de Sydney. La evolución en la plaza oceánica ha superado el 115% en el mencionado periodo. En apenas una semana, el precio de sus acciones se ha duplicado, lo que ha motivado la emisión de un requerimiento de información por parte del supervisor australiano.

Una circunstancia que no se ha dado en España, donde se ha conocido este extremo porque la compañía ha remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) la comunicación mantenida por la empresa con el garante de la transparencia en la bolsa oceánica.

Entrada a la sede de la CNMV en Madrid / EP

Entrada a la sede de la CNMV en Madrid / EP

Cambio de tornas

Sin embargo, lo realmente llamativo es lo sucedido en la bolsa española, que hace tiempo que prácticamente había olvidado la existencia de un valor llamado Berkeley Energy, que inició su andadura en el parquet a mediados de julio de 2018, cuando el proyecto de la mina de uranio había superado los primeros trámites administrativos y los responsables de la compañía decían contar con el apoyo firme de la Junta de Castilla y León para seguir adelante.

Pero las cañas no tardaron en volverse lanzas. Poco más de un mes antes, el Gobierno de la nación había cambiado de manos merced a la exitosa moción de censura contra el Ejecutivo que lideraba Mariano Rajoy. El PSOE tomaba las riendas de Moncloa y entre sus principales apuestas estaba el desarrollo de una transición energética en la que no tenía cabida la tecnología nuclear.

Puertas cerradas

La situación dibujaba un futuro complicado para una instalación destinada a producir el combustible empleado en este tipo de centrales y que, además, había levantado una fuerte polémica por el temor a los posibles efectos contaminantes de la mina, situada en un lugar rodeado de naturaleza y en las cercanías de ríos y hasta de un balneario.

La inversión prevista de 250 millones de euros y la promesa de generar hasta 2.500 puestos de trabajo en la zona habían sido avales suficientes hasta la fecha para que el proyecto avanzara, aun a ritmo lento. Pero el aterrizaje de la hoy vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, en el Ministerio de Trasición Ecológica frustró toda expectativa de seguir adelante para Berkeley, la mina de uranio de Retortillo y el centro de procesamiento de la vecina Villavieja de Yeltes.

La vicepresidenta Teresa Ribera / Efe

La vicepresidenta Teresa Ribera / Efe

Se reabre el debate

Los sucesivos varapalos administrativos cayeron a plomo sobre la empresa y su cotización, que comenzó como un tiro pero que no tardó en cotizar en una zona muy cercana a los cero euros; un título prácticamente abandonado al albur de especuladores debido a su escaso volumen de contratación y su precio de apenas una decena de céntimos que lo hacía especialmente atractivo para este tipo de estrategias.

Sin embargo, la guerra lo ha cambiado todo. Y más que el inicio de maniobras militares en sí, el clima prebélico de los meses anteriores que ha contribuido, junto a la abrupta recuperación de la economía mundial tras la crisis del coronavirus, a abrir el debate sobre el futuro energético de Europa tras la disparatada inflación de los precios de las materias primas y, por ende, de la electricidad.

El auge de las nucleares

Las ataduras del Viejo Continente al gas natural y el petróleo rusos y el hecho de que Putin no haya dudado en jugar la baza en favor de sus intereses personales ha devuelto a primera línea la energía nuclear, no hace mucho denostada por un buen número de gobiernos europeos, que ahora se están planteando volver sobre sus pasos cuando no, directamente, rectificar y apostar por ella, en defensa de una menor dependencia energética del exterior.

Otros como el francés, el máximo exponente de esta tecnología en Europa ha reforzado su apuesta por ella y anunciado inversiones milmillonarias para construir nuevas centrales, como las que ya se levantan en Reino Unido; mientras, Bélgica y Alemania se replantean su estrategia antinuclear, sobre todo esta última que, como España, diseñó un calendario de cierre de plantas y ahora se encuentra en el centro del debate al ser el principal afectado por la crisis bélica como principal cliente energético de Rusia.

El uranio, desbocado: +220%

Si hay más nucleares, hará falta más uranio; los mercados comienzan a vislumbrar un más que probable aumento de la demanda y, como prueba, la evolución de los precios de la libra de uranio en los mercados de materias primas, que deja casi en anécdota al de los precios de los títulos de Berkeley. Desde que empezó el año, el uranio se ha disparado cerca de un 220%.

“La compañía constata que está muy atenta a la invasión rusa de Ucrania y a los actuales precios elevados de la electricidad en Europa, particularmente en España, donde se ha apreciado una subida significativa hasta alcanzar sus récords absolutos durante el mes de marzo”, apunta Berkeley Energy en su respuesta al supervisor australiano sobre el anormal comportamiento de sus acciones.

Explicaciones

La compañía también se refiere en su repuesta al reciente mandato del Gobierno francés a la empresa de capital público EDF para levantar nuevas centrales nucleares, mientras que “otros países europeos empiezan a revisar sus políticas energéticas”, todo en aras de la búsqueda de alternativas para “reducir la dependencia de Europa de la energía rusa”.

Por ahora, España no se incluye en ese grupo de países que ha puesto bajo revisión su estrategia energética; al contrario, Moncloa ha ratificado que seguirá adelante con su programa de cierre de nucleares e, implícitamente, apuesta por el gas como respaldo del desarrollo de las renovables.

Energía eólica, una de las fuentes de electricidad limpias y de lo que se habla en el libro de Jaime Morrón / EP

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Los gobiernos vienen y van

En este contexto, será muy complicado que los planes de Berkeley en la comarca salmantina salgan adelante. Sin embargo, pese a la notable oposición al proyecto, a la que también se ha unido un Consejo de Seguridad Nuclear con un claro sesgo hacia la hoja de ruta gubernamental, el grupo australiano no ha iniciado en ningún momento la retirada.

“Los gobiernos van y vienen; igual que llegó el actual podría haber cambios; el mundo se mueve y la realidad es tozuda. La guerra ha abierto los ojos a mucha gente”, señalan fuentes cercanas al proyecto. El futuro inmediato pasa por que siga encallado y sin obtener los oportunos permisos. Pero hace apenas unos meses nadie imaginaba que Francia hiciera planes para construir 14 nuevos reactores nucleares. Y mucho menos, que Alemania se pensara dar marcha atrás a la, en su día, revolucionaria idea de la entonces canciller Merkel a cerrar los suyos.

“Cuando los inversores se movilizan es por algo. La libra de uranio cotizaba por debajo de 20 dólares en diciembre y ahora va camino de 50. No habrá muchos dispuestos a desaprovechar oportunidades como ésta”.